El peligro de la popular ‘dieta de las princesas’: cómo la presión estética afecta a las niñas
Más del 84 % de las películas infantiles representan estereotipos negativos asociados a personajes con sobrepeso u obesidad


Las consumidoras del universo Disney son niñas pequeñas, así que la nueva moda viral de ‘la dieta de las princesas’ emplea sus modélicos cuerpos para inspirar una dieta que las acerque a ser princesas, a ser halagadas por su belleza y, de manera indirecta —o muy directa—, decirles que la delgadez las hace ser protagonistas, amadas y dignas de éxito. Por otro lado, las villanas de Disney son gordas, como Úrsula o la Reina de Corazones, y con características en su forma de ser no tan deseables: son autoritarias, caprichosas. Las villanas suelen ser de más peso y representan las conductas moralmente negativas.
En este estudio, donde se analizaron 31 películas infantiles, se encontró que en más del 84 % de ellas se representaban estereotipos negativos asociados a personajes con sobrepeso u obesidad: asociados a pereza, poca inteligencia o rasgos negativos en general. Estos patrones no solo quieren disciplinar el cuerpo, sino que siguen reforzando los estereotipos y el estigma asociados al peso. Lo hacen para no perder tiempo: desde la primera infancia, un buen adoctrinamiento vestido de magia y fantasía, como un cuento, pero basado en hechos reales.
Por si has tenido la suerte de no saber sobre este plan macabro, son dietas que tienen como protagonistas a las princesas de Disney, y no suponen una ingesta superior a las 600 kcal. Sí, has leído bien: 600 kcal. Una cantidad ridícula de calorías en niñas que están en pleno crecimiento. Pero no se busca su desarrollo y su salud: se busca la delgadez. Así que plantear que se alimenten a base de 600 kcal se puede ver hasta generoso por su parte.
Esta dieta promete perder diez kilos en dos semanas y ha encontrado en la plataforma TikTok un medio para difundirse a la velocidad de la luz. En este medio se promueven estrategias de pérdida de peso y foros como los antiguos Pro-Ana y Pro-Mia: comunidades, trucos y estrategias peligrosas, propias de anorexia y bulimia.
Blancanieves, por ejemplo, solo come cinco manzanas al día. Una fruta limpia, bonita, perfecta y muy asociada a la saciedad, con mucha literatura en los trastornos de la conducta alimentaria. Ariel, como vive en el mar, hace ayuno total. Solo puede beber agua. Muy considerado por su parte; así las niñas no se deshidratan.
Y la Bella Durmiente… bueno, ya os imagináis cómo pasa el día: duerme. Y de esta manera también se enseña que dormir puede ser una estrategia para no ingerir calorías. Si estoy durmiendo, no estoy comiendo. Otro de esos comportamientos comunes en trastornos de la conducta alimentaria: usar el sueño como una manera de restringir la comida.
Los efectos que causa este tipo de dieta en niñas son muy amplios y graves. Por la baja ingesta calórica, provocan fatiga, mareos, irritabilidad, pérdida de masa muscular, caída del pelo, problemas digestivos y retraso en el desarrollo puberal.
En adolescentes, además de todo lo citado, puede provocar la falta del período si la restricción es prolongada, causando amenorrea y problemas hormonales derivados de la baja ingesta calórica y del estrés al que se somete al cuerpo. Esto, a su vez, afecta al crecimiento óseo, dañando los huesos y alterando el sistema inmune.
En ambos casos, tanto en niñas como en adolescentes, puede detonar o reforzar conductas complicadas con la comida, el deporte y su imagen corporal. Son claramente un riesgo para el desarrollo de los trastornos de la conducta alimentaria.
Suponen una presión en las niñas y adolescentes sobre su apariencia física. Refuerzan todos los mandatos de la presión estética, y las niñas aprenden a ser validadas en función del tamaño de su cuerpo. Olvidan que su cuerpo es su casa, donde viven, y lo aprenden a poner en el escaparate de los mandatos de la belleza y los estereotipos.
Parece una broma, pero no lo es. Este tipo de ideas —a veces disfrazadas de juego o fantasía— forman parte de los discursos que van calando desde la infancia. Se transmiten valores como la restricción, el control, la culpa por comer. Y se normalizan conductas que, en muchos casos, son las mismas que encontramos en los trastornos de la conducta alimentaria.
Porque no es solo un cuento. Es cultura de dieta.
Y nos la cuentan desde niñas.
NUTRIR CON CIENCIA es una sección sobre alimentación basada en evidencias científicas y en el conocimiento contrastado por especialistas. Comer es mucho más que un placer y una necesidad: la dieta y los hábitos alimenticios son ahora mismo el factor de salud pública que más puede ayudarnos a prevenir numerosas enfermedades, desde muchos tipos de cáncer hasta la diabetes. Un equipo de dietistas-nutricionistas nos ayudará a conocer mejor la importancia de la alimentación y a derribar, gracias a la ciencia, los mitos que nos llevan a comer mal.
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