Formar para el futuro: educación, empresas y el reto de las vocaciones STEM

El mercado laboral se encuentra ante una encrucijada: cada vez hay una mayor demanda de perfiles técnicos, claves para el desarrollo económico y los grandes proyectos tecnológicos y científicos que ya se están desarrollando y que marcarán las próximas décadas; pero las carreras que se perfilan como esenciales para ello, las relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés), arrastran en España una carencia de vocación, especialmente entre las mujeres.

¿Cómo motivar a las nuevas generaciones, sobre todo a las niñas, para superar la brecha de género en sectores como la aeronáutica, la inteligencia artificial o la ingeniería industrial? ¿Es posible equilibrar las necesidades reales del mercado laboral con la oferta en formación disponible? ¿Qué papel pueden jugar las familias en las decisiones profesionales de sus hijos? Todas estas preguntas se plantean en el segundo desayuno del Proyecto Tendencias, moderado por el periodista Daniel Alonso Viña, y que reúne a las expertas en formación y sector STEM Silvia Pareja, senior manager de Talento y Cultura de Iberia, Ainara Zubillaga, directora de Educación y Formación de la Fundación Cotec, y Eva María Méndez Rodríguez, directora del grupo de investigación OpenScienceLab de la Universidad Carlos III de Madrid.

En España, el 22% de los titulados universitarios elige estudios relacionados con la ciencia, las matemáticas, la informática o la ingeniería, según datos de Eurostat. Y el porcentaje de mujeres que trabaja en estos sectores no supera el 30%. Esto choca con las conclusiones del informe Future of Jobs, elaborado por el Foro Económico Mundial: para 2027 se crearán 69 millones de nuevos empleos relacionados con habilidades tecnológicas y científicas. Además, recoge el análisis, 83 millones de empleos existentes desaparecerán debido a la automatización.

“Hacen falta universitarios, pero también profesionales de carreras técnicas, de FP. Estamos construyendo una infraestructura humana [para el futuro] y eso se nos olvida. Sí, se construyen aviones, drones, pero lo que tenemos es que construir es la infraestructura humana que vaya a llevar a cabo todo lo demás” apunta Méndez. La investigadora opina que parte del reto para incentivar las carreras STEM es entender que las nuevas generaciones se están formando para un futuro desconocido y que enseñar a los alumnos a ser competitivos en algo por ahora incierto es lo que entraña una mayor dificultad.

Otro punto clave en el impulso de las carreras técnico-científicas, coinciden las tres expertas, es el papel de las familias. “Las familias tienen mayores expectativas, tanto en capacidades como resultados, con los niños que con las niñas y esto es muy relevante en el futuro de los hijos. Y no todas las familias tienen capacidad para mandar a sus hijos a estudiar determinadas titulaciones fuera de su entorno, por esto se necesita también una política de becas”, defiende Zubillaga.

“El científico no nace, se hace, y tiene que haber una participación de las familias. La motivación no es solamente decir: `Vas a conseguir un trabajo, vas a tener un buen sueldo`, la motivación es decirles que van a tener un proyecto compartido con la sociedad, que van a contribuir con la transición ecológica y ser un activo social”, expone Méndez. Para ello, dice, es necesario un diálogo en las familias y también entre la universidad y las empresas: “Transmitir que lo que queremos de los profesionales es que cambien el mundo, no que aprueben exámenes”.

Parte del papel de las empresas en motivar a los alumnos, comenta Pareja, es darles espacios para descubrir. En su caso, organizan con estudiantes de sectores como ingeniería, no necesariamente aeronáutica, visitas a los hangares donde se realiza el mantenimiento de aviones. “Cada vez que sacamos y publicitamos una visita a nuestras instalaciones, se inscriben unas 200 personas en 10 horas. Pero cuando vamos a dar una charla con nuestros ingenieros, no vienen 200, vienen 30 o 40. Todo lo que sea dar visibilidad a lo que es de verdad tocar la profesión, funciona”, detalla. Entre el 50 y el 60% de las personas que pasan por sus programas de prácticas, añade, se incorporan con ellos a trabajar.

Pareja indica que las empresas “se mueven muy rápido” porque así lo exigen el mercado y su competitividad, y que esa velocidad no es la misma que la del mundo académico. Ambos mundos, dice, deben ser conscientes de ese desequilibrio e intentar paliarlo, con la motivación del alumnado siempre en mente: “Lo tienen que ver desde pequeñitos e ir poco a poco soñando con la profesión que les gustaría tener”.

Tendencias es un proyecto de EL PAÍS, con el que el diario aspira a abrir una conversación permanente sobre los grandes retos de futuro que afronta nuestra sociedad. La iniciativa está patrocinada por Abertis, Enagás, EY, GroupM, Iberdrola, Iberia, Mapfre, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Redeia, y Santander y el partner estratégico Oliver Wyman.

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