La Universidad española, a examen

Las clasificaciones como la de la Universidad Jiao Tong de Shanghái, copada por los campus estadounidenses, se han convertido en un azote para la imagen de las universidades españolas —solo la de Barcelona figura entre las 200 primeras del mundo este año—. Además, han enconado más aún debates nunca resueltos: una escasa financiación —siempre por debajo del resto de países con los que se quiere comparar a España, tanto en lo que aporta el Estado como en lo que pagan los estudiantes—; graves problemas de ineficiencia; una endogamia sistémica y falta de rendición de cuentas en un gigantesco ecosistema con miles de microorganismos autónomos —en una misma facultad pueden convivir un departamento de élite con otro desastroso—.

EL PAÍS abordará estos problemas durante las próximas semanas, intentando arrojar algo de luz sobre una discusión muchas veces encarnizada, plagada de tópicos y de contradicciones, en la que se acusa a los campus a la vez de vivir de espaldas a la empresa y de haberse echado en manos de las empresas; de estar anclados en el pasado y de haber abrazado de forma irresponsable todo tipo de modas pedagógicas…

No hay soluciones mágicas ni completamente redondas a los problemas de la enseñanza superior. Por ello, la aspiración de este despliegue, lejos de ofrecer respuestas cerradas, es incluir todas las voces posibles. Así, junto a los reportajes que se publicarán cada lunes, se abrirá a los lectores un debate en Elpais.com. La discusión irá acompañada de artículos de dos especialistas con puntos de vista diferentes. La relación entre endogamia y calidad es el punto de partida para el debate que se inicia hoy.

La endogamia alcanza al 73% de los docentes

Educación calcula por primera vez el número de profesores que se formaron en el centro en el que están contratados.