Kya Loum, cantante: “Todavía hay tabúes que impiden a algunas mujeres alcanzar sus sueños”
La mujer que empezó en el hip hop en su barrio de Dakar llega a escenarios de Europa y África, con un potente ‘afroblues’, en wolof, bambara, francés e inglés


En sus redes, Kya Loum, nacida con el nombre de Rokhaya Loum, en Dakar (Senegal) se prodiga con su música, pero también muestra sus encuentros con otros compatriotas en las calles de las ciudades por las que gira. Con la guitarra a la espalda, como aquella trovadora que se reveló al público hace unos 15 años, se la ve en Instagram, por ejemplo, charlar en wolof con un conductor de taxi, en París, donde a finales de julio ha presentado las canciones de su último álbum, Tukki, en un concierto intimista.
Una sonrisa indeleble exhibe, también, cuando se cruza con sus “hermanas” senegalesas que se ganan la vida trenzando el cabellos de los viandantes en las calles marroquíes. Entonces, se la ve detenerse en la peatonal de Esauira y conversar con ellas. Precisamente en el paisaje veraniego de esa pequeña villa de pescadores, la artista charló con este diario, tras su actuación en la 26ª edición del multitudinario Festival de Esauira. Gnawa y Músicas del Mundo, a principios de verano.
La música gnawa forma parte de la cultura marroquí y mezcla composiciones de carácter religioso con ritmos ancestrales de distintas poblaciones del continente africano. Al tener un carácter ritual y de sanación, este tipo de música puede estar acompañada de trances hipnóticos.
Kya no para de tocar y de experimentar con la música con la que creció y con los sonidos de otros países del continente, desde que, en 2017, comenzó su colaboración con la plataforma Afrikayna, un fondo de movilidad para artistas con sede en Casablanca. Su primer trabajo discográfico, Niit, de 2022, comenzó a perfilarla como una referencia entre las músicas de África occidental, haciendo un afrosoul muy personal, con una de esas voces potentes que no se olvidan, que rozan lo inesperado.
Pregunta. Usted es autora y compositora, pero, ¿su música vira más hacia el blues y lo internacional que hacia el mbalax, que es la melodía tradicional senegalesa?
Respuesta. La música tradicional senegalesa también tiene influencias del blues, que viene de África, y de los ritmos de Casamance [una región al sur de Senegal]. No me planteo límites: el arroz blanco soy yo, es África, es Senegal, y se le puede poner otras salsas, una de Mali o una marroquí. Así es como me gusta.
P. ¿Cuáles son sus raíces?
R. Yo hacía hip hop y eso me influyó mucho. También hay que decir que mi madre quería ser cantante, pero no pudo, y nos ponía mucha música india y otros sonidos tradicionales. En el barrio donde crecí [Gueule Tapée] había mucha cultura. Es realmente el centro de Dakar, donde están los lébous [una comunidad pesquera senegalesa] y se celebran rituales con cierto parecido con los de la música gnawa, porque son ritmos con los que la gente entra en trance, parece irse. Me crie con eso, al principio me daba miedo, no lo comprendía, pero luego me encantó escucharlos, porque era algo excepcional.
No me planteo límites: el arroz blanco soy yo, es África, es Senegal, y se le puede poner otras otras salsas, una de Mali o una marroquí. Así es como me gusta
P. ¿Las lenguas en las que canta tienen que ver con sus etnias de origen?
R. Soy un poco mestiza, porque mis padres provienen de diferentes etnias africanas. En primer lugar, por parte de mi padre, hay sereres y, por parte de mi madre, son mauritanos y bambara. Yo canto principalmente en wolof, también un poco en francés y en inglés, y, a veces, utilizo el serer. El bambara me encanta para cantar.
En Senegal, hay muchos otros obstáculos, por ejemplo, los artistas no tienen jubilación, no tienen seguridad social, no pueden disfrutar de vacaciones, hay mucho por hacer
P. Decía que su madre, nacida en los años 60, no pudo dedicarse a la música, ¿cuáles cree que son los obstáculos hoy para las mujeres en Senegal?
R. Todavía existen muchos tabúes que impiden a algunas mujeres alcanzar sus sueños. Porque suelen estar sometidas al deber de quedarse en casa y cuidar de la familia, pero no hay que limitarlas a eso. No os limitéis a eso. Tenéis mente, tenéis vuestra parte que traer a esta Tierra. Tenéis amor y mucho talento, así que no os detengáis. Dejemos de decir que las mujeres tienen derecho a esto y los hombres, a aquello. En realidad, el ser humano es solo uno.
Como mujer-artista, es difícil lograrlo todo siendo madre, y madre divorciada, como es mi caso. Afortunadamente, yo tengo a mi propia madre, que me ayuda a cuidar de mi hija. Pero, en Senegal, hay muchos otros obstáculos, por ejemplo, los artistas no tienen jubilación, no tienen seguridad social, no pueden disfrutar de vacaciones, hay mucho por hacer. Tendríamos que empezar a considerar la profesión artística como cualquier otra, y contar con protección para nuestro futuro.
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