Ir al contenido
_
_
_
_

Los últimos hospitales de Gaza se enfrentan al cierre por las órdenes de evacuación israelíes: “Está conectado a un respirador. Si nos obligan a salir, es una sentencia de muerte”

Nasser, el mayor centro médico del sur de la Franja y el único con capacidad para tratar pacientes críticos, está rodeado por “zonas rojas” y cada vez más aislado de la población

Hospitales Gaza

Cuando Nader al Farrani sostiene la mano flácida de su sobrino Azeddine, de 17 años, no solo reza por un milagro. También teme el próximo movimiento del ejército israelí. Azeddine está en coma desde que un misil impactó en una tienda de campaña cerca del refugio de su familia, desplazada en la zona de Al Mawasi durante el Eid el Adha o fiesta del cordero, a principios de este mes. Es uno de los muchos pacientes que luchan por su vida en el Complejo Médico Nasser, el hospital más grande que sigue en funcionamiento en el sur de Gaza y que ahora se encuentra al borde del cierre.

“No podemos pensar en trasladarlo. Está conectado a un respirador artificial. Si nos obligan a salir, es una sentencia de muerte”, sostiene Al Farrani, cuya familia tuvo que desplazarse de Rafah, al sur de la Franja, a principios de mayo.

El Complejo Médico Nasser, un hospital vital del sur de Gaza, es uno de los pocos que funcionan parcialmente de los 36 hospitales de la Franja.

El hospital Nasser, situado en la ciudad de Jan Yunis, se ha convertido en el último con un servicio de cuidados intensivos (UCI) que presta servicios en la parte sur de la Franja tras el colapso de los servicios médicos en Rafah y los repetidos ataques contra las instalaciones sanitarias en todo el territorio.

Pero este centro médico está rodeado ahora de las llamadas “zonas rojas”, es decir, las áreas en las que Israel ordena a todos los habitantes que se marchen porque van a realizar operaciones militares de envergadura. El personal médico, las organizaciones humanitarias y las familias de los pacientes advierten de que estas órdenes de evacuación y los cierres de carreteras, cada vez más frecuentes, están aislando al hospital de la población a la que debe atender.

En febrero, los soldados israelíes irrumpieron en el hospital Nasser. Durante la operación militar, varios pacientes murieron tras cortarse el suministro de oxígeno y electricidad y el personal médico fue detenido. En las últimas semanas, el ejército israelí también ha emitido nuevas órdenes de evacuación para las zonas circundantes al Hospital Nasser y ha reducido la denominada zona segura a un área que abarca un perímetro apenas superior al del centro médico.

Según la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), que sigue presente en la Franja, el acceso al hospital Nasser se ha vuelto cada vez más difícil debido a los ataques aéreos, los combates y las nuevas zonas rojas. Los desplazamientos de población decretados por Israel “han obligado a MSF a ajustar sus operaciones en el Nasser y a trasladar parte de sus servicios de quemados y ortopedia al hospital de campaña en Deir el Balah”, en el centro de la Franja, declaró Pascale Coissard, coordinadora de emergencias de MSF en Gaza, en un comunicado hace una semana. La ONG solo presta ahora servicios de maternidad y pediatría dentro del Nasser, al que califica de “la única esperanza que les queda a los palestinos del sur de Gaza”.

No es un caso aislado y otras organizaciones humanitarias internacionales también han reducido su presencia en el hospital y se han instalado en otros lugares situados algo más al norte. “Si el hospital vuelve a ser atacado, no quieren quedarse atrapados”, dice Ayman al Astal, subdirector del hospital.

Sin morfina

El personal médico palestino que sigue trabajando en el centro médico recuerda que en este momento el Nasser es el único centro que recibe a pacientes críticos y que las ampliaciones de las zonas rojas por parte de Israel podrían implicar su cierre.

“No es una amenaza. Sería una sentencia de muerte para decenas de pacientes”, afirmó el doctor Abdelrabbu al Atrash, jefe de la unidad de cuidados intensivos. Este médico explica que el centro médico está rodeado por el este, oeste y norte y el único acceso es desde el sur, pero sigue siendo un camino muy peligroso. “Tememos que en cuestión de días quede completamente inaccesible”, previó.

Según Al Atrash, los 47 pacientes que en este momento están en cuidados intensivos no pueden ser trasladados. “La mayoría están conectados a respiradores. Muchos son casos de traumatismo cerebral. No hay ningún centro alternativo donde poder llevarlos”, recalca. “Si atacan este hospital, todo el sistema sanitario colapsará”, insiste el médico.

Si atacan este hospital, todo el sistema sanitario colapsará
Abdelrabbu al Atrash, jefe de la unidad de cuidados intensivos del hospital Nasser

Paralelamente, el centro médico está luchando por mantener las operaciones básicas. El agua y la electricidad son escasas y las reservas de antibióticos, morfina y nutrición intravenosa están a punto de agotarse. Los médicos ya están sedando a los pacientes con tranquilizantes básicos. “No hay morfina. Estamos utilizando sedantes que adormecen la mente, pero no alivian el dolor”, afirma Al Atrash.

El Hospital Nasser también está tratando a decenas de pacientes desplazados desde hospitales de Rafah, todos ellos cerrados tras las operaciones militares israelíes de mayo. A pesar de no estar incluido en la última orden de evacuación emitida la semana pasada, el personal médico teme que el hospital sea el siguiente. “Ya hemos visto este patrón antes. Una vez que rodean un hospital, es solo cuestión de tiempo”, explica Al Astal.

El subdirector del hospital también advierte de que el acceso de las ambulancias se ha vuelto casi imposible. “No quedan carreteras seguras”, afirma. “Incluso llegar al hospital es un riesgo para nuestro personal. Muchos han tenido que abandonar sus hogares bajo el fuego y no tienen ningún lugar estable donde quedarse”, explica.

En una cama cercana, Mohammad Abu Hadaid, de 19 años, que recibió un disparo en el abdomen por el fuego de un tanque israelí cerca de Rafah occidental a finales de mayo, yace débil pero consciente. Cuando sus médicos mencionan la posibilidad de una evacuación, levanta una mano temblorosa y susurra: “Por favor, no quiero morir. No hay ningún otro lugar adonde ir. Fuera de este hospital nos espera la muerte”.

Los médicos se hacen eco de ese temor. “Si nos obligan a evacuar de nuevo, estos pacientes morirán”, afirma el doctor Al Atrash. “No se les puede trasladar. No hay un plan B”.

Un sistema sanitario estrangulado

El cercano hospital Al Amal, gestionado por la Media Luna Roja Palestina, también está amenazado. Aunque no se incluyó en la última orden de evacuación, todas las carreteras de acceso han sido declaradas zonas de combate peligrosas.

El portavoz, Raed al Nims, dijo que ahora se requiere coordinación con el ejército israelí, incluso para los movimientos más simples. “Hemos tenido que trasladar las ambulancias a Al Mawasi por seguridad. Trasladar a los pacientes es casi imposible”, explica.

Al Amal, al igual que Nasser, funciona con capacidad reducida. Se ha planteado la posibilidad de establecer un nuevo hospital de campaña en la zona, pero los médicos advierten de que esto no será suficiente. “Los hospitales de campaña no pueden sustituir a los quirófanos, las unidades de ciudados intensivos o las salas de pediatría”, afirma Al Astal. “Y si no se puede llegar hasta ellos, no sirven de nada”, agrega.

Estamos asistiendo al lento estrangulamiento del sistema sanitario en Gaza. Y estamos a punto de dar el último suspiro
Ayman al Astal, subdirector del hospital Nasser

La Organización Mundial de la Salud y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA) informan de que solo 17 de los 36 hospitales de Gaza siguen parcialmente operativos. Y casi todos están en peligro debido a los bombardeos, la escasez de combustible o la proximidad de la actividad militar. Desde octubre de 2023, los ataques israelíes sobre Gaza se han cobrado la vida de al menos 55.000 palestinos y han herido a más del doble.

La tendencia a asfixiar los hospitales ha sido constante durante toda la guerra. En el norte de Gaza, Al Awda, Kamal Adwan y el Hospital Indonesio se vieron obligados a cerrar tras sufrir ataques directos y redadas militares. Ahora, el mismo patrón se está repitiendo en el sur.

“Estamos asistiendo al lento estrangulamiento del sistema sanitario en Gaza”, afirma Al Astal. “Y estamos a punto de dar el último suspiro”.

En la unidad de cuidados intensivos del Nasser, Al Farrani suspira, impotente e insiste, mirando a su sobrino Azeddine: “Su vida depende de esas máquinas. Si se detienen, él se detiene”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_