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COLUMNA
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El legado de Pedro Sánchez

Los indicios de cambio de ciclo y la bunkerización del presidente permiten enumerar algunos elementos de su balance

Los autores de los obituarios de Elizabeth Taylor, Harold Pinter y Lillian Ross en The New York Times murieron antes que los protagonistas de sus necrológicas, y Pedro Sánchez ha vuelto varias veces después de que lo dieran por acabado. La brigada de control de daños se afana en imponer la idea de que el desastre del PSOE en Extremadura es culpa del candidato, pero el candidato, procesado, nefasto por méritos propios, también lo era porque estaba inevitablemente asociado a problemas del líder del partido: el cesarismo y la corrupción en su entorno.

Los indicios de cambio de ciclo y la bunkerización de Sánchez permiten enumerar algunos elementos de su legado. Uno de ellos es la polarización, cultivada con entusiasmo. Entre los síntomas de esa dedicación se encuentra no felicitar al ganador de las elecciones. Ha dilapidado el crédito que le otorgaban causas como la regeneración y la igualdad: las causas han sido traicionadas, las personas usadas. Además de los casos de corrupción por los que tiene una responsabilidad política, ha habido una apropiación de lo público: transformación del CIS en un órgano de propaganda; conversión de RTVE en un aquelarre de cheerleaders. Ha atacado a los jueces y a los medios. La situación en Cataluña está más calmada, pero el Estado ha perdido instrumentos para defenderse de otra intentona secesionista: para empezar, el respeto a sí mismo. Hay buenos datos macroeconómicos, pero también problemas: la pobreza infantil se consideró importante en otro tiempo; tras siete años tenemos la tasa más alta de la UE. El porcentaje de los españoles en riesgo de exclusión social supera el 25%. Se ha gastado, pero no invertido: los fallos se perciben en las emergencias y en la vida cotidiana. Aumenta el salario mínimo, pero el salario mediano lleva un tiempo estancado. La economía crece por volumen, impulsada por la inmigración. La situación de la vivienda es dramática y muchos jóvenes no pueden desarrollar un proyecto de vida. Las pensiones son un problema para la sostenibilidad del país. Se defienden políticas que favorecen a los ricos a costa de los pobres y a veces ponen en peligro la viabilidad del Estado: la condonación de la deuda, el cupo catalán.

El partido se ha descapitalizado y ha alienado a votantes en territorios históricamente favorables. El PSOE de Sánchez no es un partido federal, sino un proyecto de salvación personal que depende de los resultados de una fuerza que, como recuerda Salvador Illa, es otro partido. En este tiempo Sánchez ha dicho muchas veces que quería “frenar a la ultraderecha”, pero nadie ha hecho tanto como él para que crezca.

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Sobre la firma

Daniel Gascón
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) estudió Filología Inglesa y Filología Hispánica. Es editor responsable de Letras Libres España. Ha publicado el ensayo 'El golpe posmoderno' (Debate) y las novelas 'Un hipster en la España vacía' y 'La muerte del hipster' (Literatura Random House).
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