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Columna
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La selva navega rumbo a la COP30

Indígenas y poblaciones tradicionales, médicos, abogados, artistas y científicos zarpan para disputar la primera cumbre del clima en la Amazonia

Eliane Brum

Escribo a bordo de un barco que se dirige a Belém, donde se celebrará la 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, la primera en la Amazonia. Voy con casi cien líderes indígenas y de otros pueblos tradicionales, científicos de la selva y del mundo académico, médicos, abogados, artistas. Navegamos contra el fin del mundo: este es el nombre de nuestra jornada. Y navegar contra el fin del mundo es renunciar a la vista de dron, desde arriba. Miramos desde el suelo y las aguas: por eso somos testigos de cómo las empresas transnacionales, en su mayoría del Norte Global, los monocultivos de soja, la ganadería y la minería están llevando a la mayor selva tropical del planeta a un punto sin retorno. Navegar contra el fin del mundo es resistir a pesar de ver que el mundo se acaba por debajo y por encima de nosotros, de ver que el mundo se acaba por todos lados.

En las márgenes del río Tapajós, que era el más azul que había antes de que llegaran las dragas mineras, lo que era selva se está convirtiendo en tierra desnuda. Morada de los Mundurukú y otros pueblos, el cuerpo del río Tapajós y todos los que lo habitan han sido envenenados por el mercurio de la minería ilegal de oro. Las investigaciones han revelado que parte de la población originaria tiene niveles de contaminación muy altos: las enfermedades ya les carcomen el cerebro a algunos, y los niños ya nacen con malformaciones a causa del veneno que circula por el cuerpo de sus madres.

¿Qué puede ser más terrible que contaminar a tu hijo cuando aún está en el útero? ¿Qué puede ser más enloquecedor que la leche de tu pecho condene a tu hijo a la enfermedad y quizá a la muerte? ¿Qué tortura podría ser mayor? Esto es lo indecible que viven las mujeres del pueblo Mundurukú. Y, aun así, se levantan y luchan.

Mucha gente dice que las COP no sirven para nada, pero, por muy frustrantes que sean (y lo son), por muy asimétricas que sean (y lo son), si no fuera por este esfuerzo, socavado repetidamente por los grupos de interés, estaríamos a merced de las corporaciones de energías fósiles y de los gobiernos y parlamentos que les sirven. Si los pueblos que no se han separado de la naturaleza van a Belém por los ríos con sus cuerpos heridos, algunos desde los Andes, para disputar esta COP, que nadie se atreva a sentirse cómodo siendo un mero espectador mientras se mata a los que resisten por proteger la naturaleza de la que depende la vida de todos.

Wajã Xipai, indígena de la Amazonia, periodista-selva, representa al Irirí, el río que baña su aldea, el río que no es otro ser, sino la continuación de su cuerpo. Cuenta que ha reflexionado mucho sobre por qué los blancos se han separado de la naturaleza, una condición estructural para que el capitalismo infecte el planeta y nos lleve al colapso climático. Para los pueblos originarios y tradicionales, el río, la selva, las montañas, los animales, las plantas y los hongos son sus parientes. El joven de 19 años ha concluido que los blancos se han separado de la naturaleza porque solo así pueden destruir la selva y convertir todo lo vivo en objeto, en mercancía. Solo así pueden envenenar a su familia, solo así pueden matar a su propia madre.

Esta primera COP en la Amazonia puede ser la última oportunidad de hacer un esfuerzo mundial para detener el calentamiento global. Y su anfitrión, el gobierno brasileño de Luiz Inácio Lula da Silva, 21 días antes del inicio de la COP, autorizó nuevas prospecciones de petróleo en la Amazonia, y las perforaciones ya han comenzado. Y, aun así, los pueblos originarios y tradicionales no han renunciado a disputar este otro frente de la guerra contra la naturaleza y se han puesto en marcha. Los barcos los llevan los ríos amazónicos, que también alcanzan la ciudad que ha dado la espalda a sus aguas. Esta COP solo será efectiva si se escucha a los que ahora navegan hacia Belém para luchar en nombre de la vida.

La selva hablará. Solo viviremos si se la escucha.

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Sobre la firma

Eliane Brum
Autora de 'La Amazonia, viaje al centro del mundo' (Salamandra). Una de las periodistas brasileñas más galardonadas, en 2021 recibió el Premio Maria Moors Cabot por su carrera. La revista británica Prospect la eligió la pensadora más influyente del mundo de 2025. Es fundadora y directora de la plataforma trilingüe Sumaúma, con sede en la Amazonia.
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