Por si no se han dado cuenta
Que el escándalo se cierre con la mera dimisión de Cerdán no basta. Buen momento para ver ‘Todos los hombres del presidente’


Es difícil imaginar a Robert Redford y Dustin Hoffman en el papel de agentes de la UCO desencriptando audios de seres tan casposos y cinematográficos como Koldo García, José Luis Ábalos y Santos Cerdán. Ambos actores pusieron rostro a Carl Bernstein y Bob Woodward, los dos periodistas que hicieron historia al descubrir verdades, una misión que no por obvia ocurre siempre. Fue en Todos los hombres del presidente, gran película de época, de política y de periodismo en mayúsculas, cuando este sirve para fiscalizar al poder. Aquí y ahora, nos sirve de ejemplo.
¿La recuerdan? Los dos periodistas investigaban el robo de documentos en la sede del Partido Demócrata en un suceso de apariencia inane que acabó tumbando al presidente de EE UU. El caso Watergate.
Hoy, el Trío Maravilla que son estos tres hombres del presidente Sánchez no nos brinda un ritmo tropical como el de ese grupo mítico, precisamente, sino un reguetón cutre de corruptelas para reír y llorar. Gracias a la obsesión de Koldo por registrarlo todo, podemos contemplar la rutina más íntima de la corrupción: unos miles acá, unas adjudicaciones allá, unas papeletas a la saca, un par de obras de 35, con eso me apaño, a que se lo digo a Pedro, todo aderezado de quejas porque no tenían un duro. Solo demasiados gastos. Pobrecillos, que necesitaban tanto.
Que esto ocurriera tan cerca de Sánchez, de su equipo y su gobierno sin que nadie se enterara no es creíble: ya sabemos que el oficio político atrae a los corruptos como el trabajo con niños a los pederastas o la miel a las abejas. Evitarlo a tal escala también es responsabilidad de un presidente.
Que el escándalo se cierre con la mera dimisión de Santos Cerdán no es suficiente. Se huele un fin de etapa que puede alargarse mucho porque media España sigue sin querer al Dúo Dinámico de PP y Vox, pero el aura de Sánchez se esfuma por momentos. El hombre que supo vencer todas las dificultades lo tendrá prácticamente imposible esta vez. Lo apunto por si no se han dado cuenta.
Los tres presuntos corruptos fueron clave en su ascenso al poder. Y su caída estrepitosa le mancha. En Todos los hombres del presidente y en la realidad, Nixon acaba dimitiendo. Y de la película que hoy vivimos podemos intuir el final, aunque no sus ritmos.
Nixon no pasó a la historia por retirar a su país de Vietnam, por iniciar relaciones con China o por políticas que gustaran a los suyos, sino por un escándalo de corrupción que provocó la única dimisión de un presidente de EE UU. Tristísimo final que duele.
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