Desolación
Mi conclusión, después de darle vueltas al asunto, es que vamos hacia el modelo de república bananera o filipina, en la que los parlamentarios acaban dándose de puñetazos a plena cámara


Nada se puede añadir a lo publicado sobre la ridícula sesión parlamentaria del pobre gañán del PP que confundió a su mujer con un sombrero. Sólo algunos detalles laterales aún llaman la atención. Así, en algún lugar he leído que el tal diputado de dedo tonto es hijo de pastores. No da el personaje. Yo veo a un hombre en perpetua perplejidad, que gasta jerséis de firma y tiene cara de haber sufrido acoso en el colegio. Es una figura curiosa, pero, ¡vaya equipo el de Teodoro! No se concibe nada más inútil. ¡Y el sanchismo aplaudiendo furioso! ¿A quién? ¿A ellos mismos? ¿Al error?
También me sorprende que todo el adelanto que supone la votación telemática y demás zarandajas técnicas no conduzca a una mayor seriedad sino a todo lo contrario. Hay todavía muy poca información sobre los procesos de pirateo y conspiración telemática, seguramente porque todas las cloacas de la política, los medios y las finanzas usan procedimientos y estrategias de astroturfing que falsean votaciones, deciden elecciones e inducen el odio necesario para que todo acabe como una reyerta de tasca. No hay, en efecto, apenas documentación sobre esta guerra canallesca. Acabo de leer Confesiones de un bot ruso (Debate) que poco dice, está mal escrito, no llega a donde debería, pero por algo se comienza.
Mi conclusión, después de darle vueltas al asunto, es que vamos hacia el modelo de república bananera o filipina, en la que los parlamentarios acaban dándose de puñetazos a plena cámara y en abierto. No parece que cargarse la democracia española sea la voluntad del PSOE o del PP, aunque sí lo es, desde luego, de Bildu y los separatistas catalanes, ambos simpatizantes de Putin. ¿Y no habrá fuerzas oscuras atacando ya el blando vientre de Europa? ¿Intoxicadores con bots profesionales? Si les dicen que no, denlo por seguro.
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