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ELECCIONES MÉXICO 2025
Columna
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La elección en Durango es un microcosmos del país

El Estado refleja todas las tensiones políticas que vemos a nivel nacional. Está la incapacidad de Morena para moderar sus peores impulsos y la de los partidos opositores para mejorar su imagen

Jornada electoral en Durango, el 5 de junio de 2016.
Javier Garza Ramos

Durango no es un estado que tenga un gran peso político o electoral. Es el número 25 de 32 en población y también en el tamaño de su economía. Está entre los estados que tiene mayor dependencia del gobierno federal para su presupuesto. Con cuatro diputaciones federales de mayoría, solamente seis estados del país tienen menos representación en el Congreso.

Por lo mismo, se entiende que las elecciones para renovar ayuntamientos en los 39 municipios de Durango pasen desapercibidas. Pero un vistazo a lo que ha pasado en selección de candidatos y la campaña revela un pequeño microcosmos de los dilemas que tienen las fuerzas políticas que gobiernan el país, tanto Morena como la oposición.

Desde la selección de candidaturas quedaron en evidencia las tensiones que caracterizan el actual sistema de partidos. Por un lado, las fricciones dentro de Morena, y cómo su estatus de nuevo partido único aumenta la avidez de sus distintos grupos para dominar posiciones. Por el otro, lo que queda de la alianza opositora entre PRI y PAN, sostenida sólo por la certeza de que si van separados la derrota es segura.

Para Morena, Durango aparece como una cereza en el pastel. Uno de solo dos estados todavía gobernados por un priista (el otro es el vecino Coahuila), aunque el gobernador Esteban Villegas se ha cuidado de no confrontarse con la presidenta Claudia Sheinbaum, dada la gran dependencia que tiene el presupuesto estatal del dinero federal.

La seguridad en el estado pende de un hilo, pues la disputa dentro del Cártel de Sinaloa puede derramarse en cualquier momento, debido a la fuerte presencia de sus células en el Estado. Al mismo tiempo, los gobiernos federal y estatal están rebasados ante las denuncias de extorsiones que han hecho empresarios de la zona de La Laguna, señalando a dirigentes locales de la CATEM, la organización sindical comandada por el diputado morenista Pedro Haces, como los operadores del cobro de piso.

La noción de una red criminal con protección política refuerza la idea de que Morena busca dominar Durango. El avance electoral ya lo tiene: el año pasado arrasó en las elecciones federales, al ganar las dos senadurías, tres de cuatro diputaciones federales y la mayoría del congreso local.

Sin embargo, el optimismo ha sido sofocado por la soberbia y divisiones. Hace unos días, Viri Ríos escribió aquí sobre esa soberbia, personificada por Andrés López Beltrán, el hijo del expresidente, y su distante y negligente operación política en Durango. Pero los problemas de Morena en el estado vienen de más atrás, desde que empezaron a probar las mieles del poder y sus figuras se avorazaron.

La primera victoria significativa de Morena en Durango fue la alcaldía de Gómez Palacio, el segundo municipio más importante del Estado. Pero la alcaldesa Marina Vitela hizo una gestión desastrosa y provocó una fractura con el grupo de la izquierda histórica, el que fundó Morena en el municipio y se aguantó cuando una expriista llegó de candidata. Aun así, en 2022 ganó la postulación a la gubernatura y dilapidó una ventaja de 15 puntos que marcaban las encuestas al inicio de la campaña. Vitela no hizo nada por reparar las fracturas que dejó el proceso de selección. Perdió por 100 mil votos y 14 puntos frente a Villegas, postulado por una alianza del PRI, PAN y PRD. Aparte, Gómez Palacio, el municipio que había gobernado antes de brincar a la candidatura estatal, regresó a manos del PRI.

Vitela intentó ser candidata de nueva cuenta a la alcaldía, pero la dirigencia de Morena le frenó las aspiraciones y apostó por un cuadro nuevo, la diputada federal Betzabé Martínez. Pero la hoy candidata enfrenta las consecuencias de la fractura que provocó Vitela: Omar Castañeda, fundador de Morena en Gómez Palacio ahora compite por Movimiento Ciudadano.

Si con Martínez parecía que Morena aprendió los riesgos una candidatura polémica, esa lección no hizo efecto en la capital, Durango, donde postularon a José Ramón Enríquez, uno de sus cuadros más desprestigiados, que pasó por tres partidos (PRI, PAN y MC) antes de aterrizar en Morena, a donde brincó en el Senado en 2019 luego de ser electo por Movimiento Ciudadano. Parecía que su carrera se truncó cuando perdió la candidatura a gobernador hace tres años, pero ha resurgido.

Enríquez enfrenta al actual alcalde de Durango, Antonio Ochoa, postulado por el PRI y el PAN pero de una forma que demuestra la tensa unión de los dos partidos opositores y las vacilaciones a la hora de decidir si iban en alianza de nuevo después de los malos resultados en la elección de 2024. Se tardaron tanto en decidir que se les venció el plazo para registrar alianza o coalición, de modo que tuvieron que irse con la figura de candidaturas comunes.

Pero esta alianza tampoco está exenta de candidaturas polémicas, como el caso de Ciudad Lerdo, en la zona de La Laguna, donde postularon a la priista Susy Torrecillas, esposa del actual alcalde Homero Martínez, a pesar de que perdió la diputación local el año pasado ante la hoy candidata de Morena a la presidencia municipal, Flora Leal.

Y en Gómez Palacio, a la alianza PRI-PAN les pesa el lastre de la actual administración, encabezada por la alcaldesa Leticia Herrera, cuyo sobrino Carlos Ernesto Herrera Reza está involucrado en el fraude de Segalmex y estuvo a punto de ir a la cárcel de no ser porque negoció un acuerdo para colaborar con la Fiscalía General de la República.

En Gómez Palacio, el PRI postuló a Raúl Meraz, un colaborador de Villegas, que tiene en su contra los reclamos generalizados sobre la falta de atención y el desdén que el gobernador tiene hacia La Laguna y que Morena busca capitalizar.

A una semana de las elecciones, en Durango se reflejan todas las tensiones políticas que vemos a nivel nacional. Está la incapacidad de Morena para moderar sus peores impulsos y la de los partidos opositores para mejorar su imagen. Está el avance de la 4T sobre los territorios que no ha conquistado y la difícil posición de un gobierno estatal de oposición para no enfrentarse al gobierno federal. A pesar de su bajo peso electoral, Durango es uno de las ultimas vallas para el creciente control de Morena.

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