México quiere albergar la nube, pero sus centros de datos necesitan energía y mano de obra
El país latinoamericano apuesta su futuro al giro tecnológico global y hace de Querétaro el próximo ‘hub’ de la inteligencia artificial

A unos kilómetros del aeropuerto de Querétaro se están construyendo las inmensas naves industriales que albergarán, en los próximos años, los centros de datos que las grandes firmas tecnológicas necesitan para sostener la nube y la inteligencia artificial. La bonanza de la llanura queretana, en el centro de México, es el reflejo de la atracción que el país latinoamericano está logrando entre las compañías transnacionales dispuestas a invertir en el crecimiento tecnológico global. Este desarrollo acompasado, sin embargo, está acompañado de una serie de dudas sobre si México posee los recursos y la mano de obra que se requiere para sostener estos centros de datos.
La apuesta más alta por el centro tecnológico de México la ha hecho la firma estadounidense CloudHQ. En septiembre, la empresa anunció la construcción de un centro de datos compuesto por seis edificios y una subestación eléctrica. Todo el proyecto tendrá una inversión de 4.800 millones de dólares y, según el plan de la compañía, estará funcionando en el primer semestre de 2027. “No estaríamos invirtiendo este monto si hubiera riesgo de invertir en México”, comentó entonces Keith Harney, director de Operaciones de la compañía. A CloudHQ le acompañan, de momento, empresas como Microsoft, Amazon Web Services, KIO, Equinix y Ascenty, que también han desarrollado instalaciones en la región o tienen planes de hacerlo.
No es un secreto que la operación de los centros de datos requiere de una importante cantidad de energía eléctrica. México ha batallado en los últimos años —ante el auge del nearshoring— en asegurar la generación y distribución de electricidad para el sector industrial del país. La alta demanda de estos nuevos centros pone el foco en la interrogante sobre si el país, y su compañía estatal —la Comisión Federal de Electricidad (CFE)—, podrán proporcionar la energía necesaria de esta naciente industria. La Asociación Mexicana de Data Centers estima que en los próximos cinco años México necesitará cinco veces mayor capacidad eléctrica para abastecer a estos centros. Además, señala que para 2030 las inversiones podrían alcanzar los 18.000 millones de dólares e impactar en el crecimiento del PIB en un 5%. Todo esto, si México consigue resolver la ecuación sobre la generación de electricidad.
Para sostener el constante consumo de energía de los centros de datos, esa electricidad deberá ser producida con gas, explica Oscar Ocampo, director de Desarrollo Económico del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO). “Para Querétaro no solo será necesaria una capacidad de generación de energía, todavía falta la transmisión de esta y la infraestructura para bajar la potencia”, señala el especialista, que estima que es viable la construcción de centrales de ciclo combinado, pero advierte de que la industria eléctrica tendrá que dar pasos acelerados para lograrlo. “Venimos de seis años en los que prácticamente no se invirtió en electricidad”, apunta.
La política energética de México ha virado en los últimos siete años hacia la “autosuficiencia”, lo que ha inclinado la balanza hacia las dos empresas estatales de energía: Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). El 54% de la electricidad en el país debe ser generada por el Estado, a través de la CFE, lo que ha comenzado a levantar cejas en el sector privado interesado en la expansión de la industria tecnológica y en Washington. “El Gobierno sí quiere hacer un cambio hacia la economía digital, pero nos enfrentamos al muro de la realidad que es la insuficiencia energética”, señala Sofía Ramírez, directora de la ONG México ¿cómo vamos? “El Gobierno está apostando a que hay proyectos de generación de energía que estaban construyéndose desde la iniciativa privada y que por alguna razón se pararon”, añade.

La visión de que México debe poner sus esfuerzos sobre la nueva economía digital también está respaldada por los directores ejecutivos del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), quienes en octubre visitaron a la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, para conocer de primera mano las ambiciones de su Plan México. Entonces la mandataria y los ejecutivos señalaron que era fundamental el bono demográfico con el que todavía cuenta el país, así como sus planes de mejorar la generación y distribución de electricidad. Tras ese encuentro, el director de Salesforce, Marc Benioff, anunció una inversión de un billón de dólares para desarrollar inteligencia artificial en México durante los próximos cinco años. La firma estadounidense no abrirá un centro de datos, pero esta semana inauguró su Global Delivery Center —un centro para desarrollar software para empresas de otras regiones— en Ciudad de México.
Un análisis global de Salesforce sobre el futuro de la economía digital en el sector de la inteligencia artificial reconoce el potencial de México en la nueva industria. Sin embargo, también advierte de que el país “continúa lidiando con problemas fundamentales como la conectividad, la capacidad institucional y la preparación de la fuerza laboral”. “Hay una brecha importante sobre lo que demanda el mercado laboral de la mano de obra que existe”, coincide Ramírez, de México ¿cómo vamos? Ante la escasa mano de obra especializada en tecnología, el Estado ya apuesta por la educación en ese sector. Esta misma semana, la Administración de Sheinbaum ha echado a andar el Centro Público de Formación en Inteligencia Artificial, una escuela pública en el sur de Ciudad de México en la que los estudiantes estudiarán sobre Inteligencia Artificial, análisis de datos, nube, Java y ciberseguridad. La estimación inicial es que cada año 25.000 alumnos egresen con un potencial trabajo en la nueva industria.
El impacto del giro de México hacia la economía digital se reflejará en los años por venir, primero a través del sector industrial, con la construcción de los centros de datos, y luego, en los servicios, con la puesta en marcha de su tecnología. Mientras la moneda gira en el aire, en la carretera 100 de Querétaro continúa la construcción de los centros con piscinas para almacenar el agua del que depende su enfriamiento —uno de los señalamientos que los grupos ambientalistas han denunciado ante la inminente llegada de las tecnológicas— y Estados como Nuevo León, Guanajuato y el Estado de México ojean la posibilidad de sumarse a Querétaro en el emprendimiento. “Es una apuesta de futuro que asegura que México no se quede fuera de la revolución digital que definirá las próximas décadas”, ha mencionado el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ante el acercamiento de los inversionistas al país.
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