Luces de Esperanza llega a Guanajuato: cuando la electricidad alcanzó al Cerrito de la Garza
La Fundación Iberdrola México lleva energía solar a comunidades de difícil acceso desde 2019 a través de paneles solares, un programa social que da atención y seguimiento año con año, beneficiando a distintas generaciones de centenares de familias

Es un día caluroso en el Cerrito de la Garza, un pequeño caserío cercano al pueblo de Ocampo, en el estado de Guanajuato. Para llegar, pasamos por caminos de asfalto que se convierten en tierra y a veces no se distinguen del naranja de los tabiques, que se ven tirados por las calles, casi como si sobraran.
Nos recibe José Juan Manuel García Martínez (41 años) en el patio de su casa, que es un patio, pero también una fábrica de ladrillos y tabiques, algo a lo que tiene más de 20 años dedicándose y que heredó de sus padres. “Ahí está el material, que es la tierra, y allá el abono”, señala Manuel, como le dicen en casa. “Acá más arribita está la Presa de la Garza. De ahí nos traen el material, que viene siendo la tierra lama y de barranco, que es tierra bruta de cerro, entonces se revuelve tierra lama y tierra de barranco con el abono y ya así se produce tabique y ladrillo”, explica.
Para hacer estos materiales de construcción, Manuel y su ayudante utilizan un horno de gas grande donde entran 15.000 piezas de tabiques o 17.000 de ladrillos. Manuel se ha acostumbrado a hacer sus labores en el día, porque hasta hace muy poco no contaba con luz eléctrica en su hogar. Y es que al caserío del Cerrito de la Garza llegaron las casas antes que los servicios básicos.
Entendiendo esta problemática en comunidades rurales alrededor del país, la Fundación Iberdrola México ha implementado desde 2019 el programa Luces de Esperanza en localidades vecinas de sus plantas, apoyando a centenares de familias con energía solar fotovoltaica y con una inversión acumulada de más de 60 millones de pesos y beneficiando a cerca de 9,500 personas.
Primero inició en la Huasteca Potosina, en San Luis Potosí, y luego esta iniciativa social se extendió a municipios de Oaxaca, Puebla, Nuevo León y Guanajuato. En este estado del centro de México es donde llegó el programa este 2025, con 437 personas beneficiadas con la iluminación de 105 viviendas y un centro comunitario.
“Con Luces de Esperanza llevamos más que energía: llevamos oportunidades. Este programa refleja el compromiso de Iberdrola México con las comunidades más remotas, iluminando hogares y transformando vidas con energía limpia y sostenible. Y dando siempre el seguimiento oportuno para garantizar su continuidad y escalabilidad”, afirma Erika Fernández, coordinadora de la Fundación Iberdrola México, durante su visita a la comunidad para revisar el proceso de instalación de los paneles en viviendas.
Continuidad y seguimiento
“Acá, el principal uso que le dan las personas a los paneles solares es para conectar lo básico, como la licuadora, un pequeño refrigerador, o para cargar celulares y lámparas portátiles”, dice José Rivera Carrillo, que es instalador de celdas solares por parte del equipo de Iluméxico, empresa que colabora a nivel técnico en la implementación de Luces de Esperanza.
“Nos hemos encontrado en algunas comunidades que ya cuentan con alguna celda solar, pero ¿cuál es el problema?, que se la instalan y ahí terminó todo”, cuenta Rivera. “Nosotros tenemos el mecanismo de comunicación entre usuario y equipo. El medidor les va marcando el error, y si no lo podemos atender vía telefónica, nosotros acudimos como personal técnico para darle solución al problema y así darle continuidad a los equipos”.
Sobre el mantenimiento de los equipos, Rivera sostiene que los paneles tienen una vida útil de hasta 20 años. Las baterías, por su lado, durarán de cuatro a seis años dependiendo del uso. Con el programa, se mantiene el compromiso de ofrecer el mantenimiento necesario para estas comunidades.
Educación energética
Además de la instalación de los equipos, Iberdrola México también impulsa, a través de la asociación Concentrarte, que las comunidades reciban un taller en el que se explica cómo funcionan los paneles y qué equipos son óptimos para funcionar adecuadamente en casa.
La esposa de Manuel, Olivia, cuenta ante la atenta mirada de varias personas de su localidad sus primeros días con luz. “Ha sido útil para los celulares, porque antes usábamos las motos para alumbrar y estas se descargaban”, cuenta. Hoy, está contenta porque le dijeron que el servicio cuesta apenas 50 pesos al mes -el resto de la mensualidad corre a cargo de Iberdrola México- aunque hay que hacer el depósito en Telégrafos, en el municipio de Ocampo.
En ese patio grande y lleno de materiales, Olivia hace balance de la llegada Luces de Esperanza a su humilde comunidad. Entre las muchas ventajas, piensa que es buena idea ver las herramientas de trabajo para que no las roben. “Con todo oscuro, uno no mira nada”.
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