Los Reyes Magos Punk, unos rebeldes que llevan regalos a los niños de la calle: “Queremos ver a los que nadie quiere ver”
El proyecto, una iniciativa de un adolescente de 16 años en 1990, lleva más de tres décadas repartiendo cientos de regalos a menores vulnerables de Ciudad de México


La historia de los Reyes Magos Punk comenzó en 1990, cuando la madre de José Luis Escobar, un alocado adolescente de 16 años, le quiso cortar “los pelos” y le tiró su ropa a la basura. “Por esos tiempos, el punk era muy cuestionado. Sacaban muchas cosas en contra porque el sistema no quiere que nos escuchen”, sostiene ahora. Escobar, El Pikos (Ciudad de México, 51 años), comenzó entonces a recolectar algo de ropa y juguetes para los niños de su barrio, en la colonia Guerrero de la capital. Eso, dice, cambió la forma en que su mamá los veía: “Ahora todos los punks pueden caer a mi casa sin pedos. Mi jefa es chida”. Fue el movimiento que desencadenó todo esto. Desde hace ahora 35 años, un grupo de punks se reúne a finales de cada año para recolectar ropa y juguetes que entregan a los niños sin casa de la Ciudad de México el 5 de enero. Pero el círculo se ha ido ampliando. “La ideología demuestra lo que es. El apoyo y la solidaridad son las bases principales del punk y, sobre todo, ver a los invisibles del sistema: a esos que nadie quiere ver, nosotros, sí”, cuenta.
En el Chopo, un tianguis al norte de la capital nacido como punto de encuentro de los rockeros a finales de los 80, una lona resalta sobre un pequeño escenario: “Navidad Metalera”. La tarde ha dado tiempo para mucho, varias bandas han pasado por la tarima y decenas de muchachos —y no tan muchachos— con crestas de color y pantalones ajustados han llegado al lugar. Pero nadie ha visto al Pikos. “El Pikos es El Pikos”, “es muy informal”, dicen los que lo conocen. Él dirá un rato después que ha tenido un lío “inevitable” en su barrio. El precursor de todo esto saca una pequeña lona de una bolsa, en la que aparece el logo de los Reyes y el llamamiento a participar en la colecta.

Es uno de los tres sábados en los que los Reyes Magos Punk se reunirán para recolectar regalos en el Chopo. Está feliz. Por la iniciativa nacida hace ya 36 años han pasado decenas y decenas de Reyes Punk. “Cuando yo inicié, éramos como cuatro o cinco. Poco a poco se juntaron más banda, colectivos y la pandilla. Ahorita ya somos como cerca de 80 Reyes Magos Punk y un buen de centro de acopio”, afirma. No lleva la cuenta del número de centros, pero la lista es abultada. Han diversificado los lugares de acopio, pero también las formas para recolectar regalos. Algunos de los negocios que les apoyan cobran la entrada a los eventos con acopio, uno de sus compañeros es quiropráctico e intercambiará masajes por regalos en el Chopo, una señora cristiana de Tampico les manda dinero, piñatas y dulces. “¡La señora es cristiana! ¡Y no me importa, es bien chida! Busquemos los puntos que nos unen y no los que nos dividen”, resalta.
Un camión y una máscara
Una de sus bolsas deja ver algo de la ropa donada. “Lo que decimos a la banda es que los chavos no son botes de basura, que lo que traigan esté en buen estado. La cosa es hacerle la vida más feliz, que por menos se olviden de todos los desmadres que tienen en la vida, que de un día sean bien felices”, subraya. Dice que alguna vez le han echado en cara la acción bajo el argumento de que los muchachos venderían esos regalos o los cambiarían por drogas. “¿Y? A mí me vale madre. Yo tan solo con el hecho de dárselo y ver su sonrisa, cómo se ponen, digo: ‘Lo que hagas es tu pedo, carnal. A mí me importa que tú seas feliz”. El año pasado llenaron un camión de 3,5 toneladas y este año prevé que sea mayor. Dice que la pasada noche conoció al dueño de una destilería en una cafetería del centro y les ha ofrecido más ayuda con el transporte.







Frente al escenario del Chopo hay una pequeña carpa. Un hombre fuerte cubre su cabeza con una llamativa máscara con una cresta. Es Peter Punk (Estado de México, 44 años), luchador independiente (“un rudo chido”) y Rey Mago Punk. Hace unos 12 años empezó a viajar por estas fechas a las comunidades de Chiapas para llevar ropa y calzado a los niños. “Recuerdo una canción de [Enrique] Bunbury que dice que de pequeño le enseñaron a ser mayor. Ellos nacen casi trabajando, poco es la oportunidad que creo que disfrutan su niñez”, cuenta. El alza de los pasajes y el aumento del precio de la gasolina cortaron la posibilidad de que siguiera viajando. Dice que hace unos años se topó con videos del Pikos en Youtube y quiso echar una mano. El enmascarado dice que comenzó a interesarse en este tema porque es “una persona rota”. “De niño sufrí muchas situaciones difíciles. Creo que haciendo esa labor, me sano. Es como una cosa espiritual. He encontrado que la alegría de los niños es una motivación muy grande”.
El momento de unión llegó en un concierto en Ecatepec. El Pikos camina tranquilo y, en un momento de despiste, Peter Punk le hace un candado (“un abrazo del oso”, concreta). No se conocen, y El Pikos se voltea para ver quién es. El pánico dura tan solo unos segundos. Peter Punk le dice que quiere ayudar a la iniciativa: “Tengo algunas cosillas para los niños que no pude llevar allá [a Chiapas] y quiero llevarlos contigo, pero aparte, quiero llevarle lucha libre a los niños”.

Peter Punk ha tratado de llevar el espectáculo a los niños. Ya que ellos no pueden entrar a algunas de esas luchas, pensó que sería buena idea salir a las calles. “La máscara para los niños es como un ídolo, como un superhéroe de Marvel, pero en carne y hueso”, dice. Mientras camina, una señora le pide una fotografía para subirla a redes sociales. Es el segundo año que entra en las filas de los Reyes y nota como cada vez se va haciendo más grande. El 6 de enero también quiere que los regalos lleguen a su municipio, San Sebastián Xhala, al norte de Estado de México.
No ha habido un solo año que hayan frenado la iniciativa, ni durante los cinco años en los que El Pikos estuvo en el Reclusorio Norte (“el centro vacacional norte”, bromea), entre 2006 y 2011. Cada 5 de diciembre salen de un local del centro de Ciudad de México, recopilan grandes anécdotas. Una de ellas, cuenta, fue algo así. Los Reyes llevan un vestido a una muchacha que vive en la calle. Es reacia: “¿Por qué hacen esto?”. “Porque te queremos”, le dice El Pikos. La muchacha comienza a llorar y se lanzó a abrazarles. “Fue algo muy mamón, porque ese día se convirtió en Rey Mago Punk y nos acompañó a repartir cosas. Fue algo muy chido”.
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