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El México-Sudáfrica erigirá al Azteca en el templo absoluto de los Mundiales

El estadio se convertirá en el único del planeta que haya acogido tres partidos de inauguración y México, en el anfitrión favorito de la Copa del Mundo

Estadio Azteca
Diego Mancera

Al Estadio Azteca le sobran anécdotas para contar. El recinto puede decir que ha soportado dos de los peores terremotos en el mundo; que por él han pasado desde Michael Jackson a Shakira; celebró un evento de Juan Pablo II y vio la mano de Dios. El próximo año, cuando celebre 60, ostentará un nuevo récord. El 11 de junio se convertirá en el único estadio del planeta que haya albergado tres inauguraciones de la Copa del Mundo. Ese día México se enfrentará a Sudáfrica para celebrar el hito en un nuevo estadio, ya reformado, que acogerá cuatro partidos más en su césped en el Mundial más grande de la historia.

Para la FIFA era casi obvio que el partido inaugural se debía realizar en el Azteca por el simbolismo y la mística que le acompaña, por haber visto a los dos reyes del fútbol coronarse: Pelé en 1970 y Maradona en 1986. No obstante, la decisión oficial se tomó en febrero de 2024 y ha sido vista por los mexicanos como un gran consuelo ante el reparto de partidos: 13 para México; 13 para Canadá y 78 para Estados Unidos. De esos encuentros en suelo mexicano, cinco serán en el Azteca, cuatro en Guadalajara y otros cuatro en Monterrey. “Lamentablemente, estamos en un Mundial prestado porque prácticamente todo se va a jugar en Estados Unidos. Nos dieron limosnas en México y Canadá. Lo entiendo. México no tiene la infraestructura para organizar un Mundial solo. Deberíamos sentirnos afortunados de tener unos cuantos partidos”, considera Carlos Calderón, historiador del fútbol mexicano.

En junio de 2018, la FIFA otorgó a México, Estados Unidos y Canadá la oportunidad de ser anfitriones de la Copa del Mundo de 2026. Desde ese entonces, ya se redujo el espectro a que los mexicanos solo podrían tener tres sedes: su capital, Guadalajara y Monterrey. El reparto de partidos (104 en total) sería desigual con una preferencia mayor a Estados Unidos, país que vivía la primera presidencia de Donald Trump. Había cierta zozobra porque la cruzada migratoria del republicano ponía en alerta a México y contrastaba con el lema de la campaña norteamericana de unidad.

“Las diferencias se arreglarán en su momento, dijimos que el fútbol iba a mandar un mensaje importante al mundo”, comentó Decio de María, entonces presidente de la Federación Mexicana de Fútbol, en 2018. Siete años más tarde, las diferencias no se han arreglado, sino todo lo contrario. La ofensiva migratoria se ha intensificado en Estados Unidos a través del ICE, el servicio de control de aduanas, y sus redadas antiinmigrantes. También las presiones arancelarias han martirizado a los Gobiernos de México y Canadá en el último año.

El primer partido que el Estadio Azteca vivió en un Mundial fue en 1970, cuando los locales se enfrentaron a la extinta Unión Soviética (0-0). Esa edición fue la primera que se transmitió por televisión en color; se inició la tradición de las tarjetas de amonestación y el uso de jugadores suplentes. Dieciséis años después, el primer encuentro enfrentó a Bulgaria contra Italia (1-1). Ambos partidos se jugaron un 31 de mayo. “Para los mexicanos el Azteca es la catedral del fútbol, es un icono, como si habláramos de la Basílica de Guadalupe o del Palacio de Bellas Artes”, dice Calderón. “El Azteca es una maravilla, es un estadio imponente. Pude jugar el partido inaugural, pude anotar mi único gol en el Mundial contra Bélgica. Como mexicanos debemos sentirnos orgullosos de ser organizadores por tercera ocasión”, contó Hugo Sánchez durante el sorteo de este viernes. México y Sudáfrica volverán a cruzarse en un partido inaugural tras el empate 1-1 en 2010.

Un agitado cambio de piel

En marzo pasado, los dueños del estadio, Grupo Ollamani, una sociedad anónima bursátil que nació del Grupo Televisa, anunciaron que cambiarían el nombre de su mítico campo para darle el de su socio comercial, el banco Banorte, quien aportó más de 11.000 millones de dólares para las obras de remodelación. La FIFA impidió, de inmediato y por reglamento, el nuevo nombre debido a que los recintos deportivos no pueden tener una denominación comercial. Eso orilló a los dueños a buscar otro nombre: Estadio Ciudad de México, al menos durante la Copa del Mundo. El nuevo bautizo tampoco sentó bien entre los aficionados que ven en el nombre de Estadio Azteca una parte de su cultura. “No me gusta el cambio. Nunca le diré Estadio Banorte, siempre será el Azteca. Entiendo por qué lo hicieron, pero solo le llamarán como el banco a quienes les paguen, como a los comentaristas de fútbol. Dudo mucho que los aficionados le llamemos así“, opina Calderón, autor de Anecdotario mundialista: México en las Copas del Mundo.

Las obras para renovar el Estadio Azteca empezaron en mayo de 2024, a menos de dos años del inicio del Mundial. Todos los trabajos fueron en el interior del recinto con cambio en la estructura de los asientos y las tribunas. La fecha de finalización está prevista para el 28 de febrero, un mes antes de su partido de reinauguración: México contra la Portugal de Cristiano Ronaldo el 28 de marzo. Durante todo este tiempo, los vecinos del barrio de Santa Úrsula han protestado contra la organización del Mundial, porque el evento ha provocado la gentrificación del lugar, la subida de los alquileres, problemas con el desabastecimiento de agua y con el trajín de problemas diarios que se han enfrentado con las obras públicas como las nuevas vías de transporte.

Otra de las quejas provino de los dueños de los palcos del estadio, quienes tienen la propiedad de usarlos en todo tipo de evento con un contrato de 99 años entre 1960 y 1966, fecha en que se estrenó el mayor campo de fútbol de México. Los propietarios demandaron a la FIFA porque el organismo internacional quería tener el control absoluto de todos los lugares para ellos gestionar los palcos. En septiembre pasado, ambas partes llegaron a un acuerdo en el que los dueños podrán usar sus habituales lugares con la condición de no llevar bebidas ni alimentos, un negocio del cual se hará cargo la FIFA.

En sus casi 60 años, el césped del Azteca lo han pisado Pelé, Beckenbauer, Lev Yashin, Paolo Rossi, Ronaldinho, Iker Casillas, Carles Puyol, Giacinto Facchetti, Jorge Valdano, Gary Lineker o Maradona. Ahora aguarda por crecer la lista de grandes futbolistas dentro de sus vestidores y del césped. El verano de 2026 marcará un hito en la historia, porque el Azteca se consolidará como el templo absoluto de los Mundiales y México como el anfitrión favorito del fútbol.

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Sobre la firma

Diego Mancera
Es coordinador de las portadas digitales de la edición América, que incluyen México, US, Colombia, Chile y Argentina. Empezó a trabajar en la edición de México en 2016 escribiendo historias deportivas. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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