Belinda denuncia ante la Fiscalía de Ciudad de México a Lupillo Rivera y obtiene medidas de protección
La cantante interpuso una demanda el pasado 2 de octubre por violencia digital y violencia mediática


La firma que representa a la cantante mexicana Belinda ha informado que el pasado 2 de octubre la actriz presentó formalmente una demanda contra el músico de regional mexicano Lupillo Rivera ante la Fiscalía General de Justicia de Ciudad de México por violencia digital y violencia mediática, dos conceptos integrados en Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. La Fiscalía le ha otorgado medidas de protección, entre las que figuran la prohibición al cantante de referirse o acercarse a Belinda.
“Ser figura pública no legitima la utilización de su imagen ni la revelación de su vida íntima sin consentimiento expreso. Tales actos constituyen violencia de género y una violación a los derechos humanos”, ha dicho la firma de abogados que representa a la mexicana, en un comunicado publicado este jueves. La demanda se ha hecho tras la publicación de un libro autobiográfico de Rivera —hermano de Jenni Rivera, La Diva de la Banda— en el que revela detalles personales e íntimos de la supuesta relación que sostuvo con la actriz, un tema del que ella se ha negado a hablar desde que comenzaron a circular rumores sobre el vínculo entre ambos, en 2019.
El libro del cantante mexicano, que se ha publicado el pasado 16 de septiembre con el sello Vintage Español de Penguin Random House, ha sido una de las plataformas que el músico ha aprovechado para decir que tuvo una relación con Belinda que nunca fue formalizada por ninguna de las dos partes.

En declaraciones en un programa de espectáculos, el pasado 8 de octubre, Rivera insistió en dar detalles de lo que publica en su libro y agregó todavía más detalles, como que había perdido un teléfono móvil en el que tenía material “muy fuerte” de la cantante que podría dañar su imagen.
Las declaraciones de Rivera no han hecho más que avivar la polémica que Belinda ha tratado de esquivar durante muchos años. Sin embargo, la violencia digital en contra de las mujeres en México es un tema que rebasa la esfera de los espectáculos y que vuelve a poner el foco en el derecho de las mujeres a no ser violentadas a través de su imagen y sin su consentimiento expreso, aunque se trate de figuras públicas.
“La Violencia Digital es real y no es tu culpa”, ha publicado en apoyo a la cantante en sus redes la activista Olimpia Coral Melo, impulsora de la Ley que lleva su nombre y que pretende legislar y castigar la violencia a la que millones de mujeres en el mundo están expuestas gracias al alcance y a la facilidad que da, para este tipo de delitos, internet y las nuevas tecnologías.
#BeliLaLeyOlimpiaTeRespalda
— Olimpia (@OlimpiaCMujer) October 10, 2025
¡No Estás sola!
La #ViolenciaDigital es real y no es tu culpa. pic.twitter.com/umLqidYTLf
“El artículo 6 Constitucional reconoce la libertad de expresión, pero establece límites frente a derechos como la dignidad, el honor y la vida privada. Por su parte, el artículo 16 protege la inviolabilidad de la vida privada”, concluyen en el comunicado los abogados de Belinda, con respecto a las declaraciones que ha hecho Rivera a lo largo de estos años.
En los primeros días de octubre, la ONU y la Secretaría de las Mujeres, encabezada por Citlalli Hernández Mora, advirtieron en una mesa de trabajo sobre la urgencia de que se frene la violencia virtual contra mujeres en México: “Las violencias que vivimos en la calle, en la familia, en los distintos espacios donde convivimos, no deben trasladarse al espacio digital”, dijo Hernández. Que llamó a las plataformas digitales a asumir su responsabilidad y a disponer “sanciones claras” contras quienes difundan, agredan o exhiban información privada sin consentimiento.
ONU Mujeres ha hecho un señalamiento preocupante: los espacios digitales, que ya tienen la presencia de más de 5.500 millones de personas en el mundo, son lugares en los que se motivan discursos de odio, acoso y misoginia hacia las mujeres, y donde otros tantos millones de personas se sienten libres e impunes para violentar a sus víctimas reiteradamente y con pocas o nulas legislaciones que les castiguen.
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