El Zócalo grita con voz de mujer: “Esta presidenta sí me representa”
Las mexicanas abrazan a Claudia Sheinbaum en su primer Grito de la Independencia


Por primera vez en más de dos siglos, los mexicanos escucharon la arenga de Independencia en la voz de una mujer. Eran las 23.00 horas con un cielo despejado y una lluvia que dio tregua, cuando Claudia Sheinbaum, la primera presidenta del país, salió al balcón central del Palacio Nacional teñido de verde, blanco y rojo frente a una Plaza de la Constitución a reventar y las miradas de todo el país puestas en ella. Portando la banda presidencial confeccionada durante 10 días por cuatro mujeres del Ejército mexicano, agitó la bandera y recreó los vivas con los que Miguel Hidalgo y Costilla llamó al pueblo a levantarse en armas contra el dominio español hace 215 años. A su lado, su esposo, Jesús María Tarriba.
Para algunos, asistir al Grito de Independencia en el Zócalo es una tradición que han repetido por años, viendo pasar a un presidente tras otro desde el balcón de Palacio Nacional. Para muchos otros, en cambio, fue la primera vez que pasaron un 15 de septiembre en esta plancha. Familias, grupos de amigos y turistas se mezclaron entre vendedores de banderas y las matracas que los niños hacían sonar esperando lo mismo: presenciar el Grito de Independencia de una mujer en la presidencia. Sheinbaum llegó a su primer Grito cerca de cumplir el primer año en el gobierno, respaldada por una altísima aprobación del 79%, según una encuesta de Enkoll para EL PAÍS, que se ha manifestado con fuerza esta noche en el Zócalo capitalino.

“Esta presidenta sí me representa” y “Claudia, México está contigo” son algunos de los cantos que se han escuchado entre la emoción cuando la mandataria ha aparecido en el balcón. Una imagen habitual en esta fecha es la de los paraguas e impermeables, pero este año la lluvia dio tregua al festejo y el clima fue ideal. El ambiente ha sido alegre, festivo y familiar, con grupos de jóvenes bromeando, parejas bailando y niños jugando a tirarse espuma. Detrás de algunos rostros pintados con banderas mexicanas y bigotes postizos, había turistas de diferentes nacionalidades que asistieron a la ceremonia.
En este Grito la presidenta, vestida de morado, color que representa la lucha feminista, dio un lugar destacado a las mujeres, algo inédito en un evento que tradicionalmente centraba la memoria en los héroes masculinos. Sheinbaum mencionó a Josefa Ortiz (a quien nombró por sus apellidos de soltera), Leona Vicario, Gertrudis Bocanegra, Manuela Molina, las heroínas anónimas y las mujeres indígenas, además de los migrantes. Su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, ya había incluido a Leona Vicario, el heroico pueblo de México, a la libertad, la justicia, la soberanía y la grandeza cultural de México.
Sheinbaum hizo sonar la campana y lanzó el último “¡Viva México!” y el Zócalo capitalino estalló. Voló espuma, cerveza y cayeron algunas lágrimas. Lorena, nacida en la capital cuenta emocionada: “Tengo 50 años y nunca antes fui a un grito, pero esta es mi presidenta, que nos representa a mí, a mi hija y a todos los pobres”. Junto a ella, miles de voces corearon mientras el cielo se iluminaba con los fuegos artificiales: “Presidenta, presidenta”.

Pero el festejo en el Zócalo había comenzado mucho antes de que la presidenta se asomara por el balcón. Cumpliendo con el horario anunciado, en punto de las 20.00 horas, la música llenó la plancha con el colectivo Legado de Grandeza, integrado por 18 músicos de regional mexicana seguidos de la cantante Alejandra Ávalos y la música de banda de la Arrolladora Banda El Limón, que puso a bailar a los asistentes. Conforme avanzaba la noche, la plaza se convirtió en una marea tricolor de sombreros y vestidos coloridos mientras el público esperaba la aparición de Sheinbaum.
Antes de la ceremonia, un grupo de seis amigas de entre 39 y 62 años se tomaba fotos con la iluminación de los edificios de Gobierno. Son de Jalisco, Oaxaca, Guerrero o Sinaloa y pertenecen a un colectivo de cocineras tradicionales migrantes en San Diego, California. Icónico, histórico y motivador son las palabras que usan para describir este Día de la Independencia que encabeza Sheinbaum y por el que viajaron desde el país vecino. Dicen simpatizar con el proyecto de Morena y sentir el apoyo de la presidenta ante las duras políticas antimigrantes de Donald Trump. Cerca de ellas, una familia que acostumbra ir al Zócalo asegura que el de este año es el más importante al que han asistido. “Queríamos estar aquí para verla hacer historia, no por la tele”, comenta Jesús, el más joven de los siete integrantes de los Hernández.






Los peluches, las calcetas y los recuerdos que se venden en los puestos callejeros de la Plaza de la Constitución reflejan una realidad que persigue desde el inicio a la jefa del Ejecutivo: el recuerdo de la figura de Andrés Manuel López Obrador. Sheinbaum asumió la presidencia junto a la titánica tarea de continuar el proyecto de su antecesor, a quien le caracterizaba el carisma y el cariño de la gente. Al principio parecía que sería difícil alejarse de esa sombra y las comparaciones, pero el apoyo mostrado esta noche en su primer Día de Independencia refleja que Sheinbaum ha ganado popularidad a su propia manera.
Esa diferencia es palpable entre los asistentes que dicen apoyar a Sheinbaum más de lo que hicieron con López Obrador. Alondra y Ángel, de 23 y 28 años viajaron desde Tabasco sólo para ver a la presidenta. No hicieron lo propio con su antecesor oriundo de su mismo estado hacia quien se mantenían “más neutrales”. Otros asistentes han coincidido en un apoyo al proyecto de Morena, pero con especial énfasis en el mandato actual.
La expectativa entre niñas, jóvenes y adultas se convirtió en realidad. No solo fue la celebración patria más importante del calendario, sino también un momento que marcó un cambio simbólico en la representación política de las mujeres en México.
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