Sheinbaum, sobre la trifulca en el Senado: “Muestra lo que es el PRIAN, su enorme autoritarismo”
La presidenta mexicana denuncia la “hipocresía” del priista Alito Moreno tras su agresión a Fernández Noroña, y evita posicionarse sobre su desafuero


La trifulca en el Senado de este miércoles es, para la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, una muestra de “lo que es el PRIAN: un autoritarismo enorme y la resolución a los golpes de lo que podría haberse dialogado”. “¿No les parece muy autoritaria la actitud de ayer del presidente del PRI y de sus diputados?”, ha lanzado retóricamente este jueves, durante su conferencia mañanera, a la prensa, preguntada por la agresión del dirigente priista Alejando Alito Moreno el día anterior al presidente del Senado, el morenista Gerardo Fernández Noroña. El fuerte enfrentamiento entre los dos senadores por un desacuerdo en los tiempos de intervención durante la sesión en la Cámara acabó con uno de los trabajadores del Senado en el suelo, desde donde sufrió varios golpes más de otros dos diputados priistas. Los empujones llevaron casi hasta la puerta de salida a Fernández Noroña, que ya ha denunciado los hechos ante la Fiscalía.
La mandataria mexicana ha evitado, sin embargo, posicionarse sobre el posible desafuero del dirigente del PRI, sobre el que penden numerosas acusaciones de distinta índole. Hasta ahora, Alito Moreno había sorteado ese destino, pero la agresión a Fernández Noroña puede hacer que finalmente pierda la protección del fuero que impide que sea investigado. “No me voy a meter al tema, lo importante aquí es que se muestra quiénes son y la hipocresía en sus palabras y en sus hechos”, ha referido Sheinbaum sobre la cuestión.
La presidenta, además, ha calificado de “lamentable” lo ocurrido y ha metido en el mismo saco a los dos partidos de la coalición opositora, el PAN y el PRI. “Cómo es que llaman autoritario al Gobierno cuando nosotros lo que promovemos son libertades y democracia y, de su parte, hay esta actitud, ya sea para ir a denunciar a Estados Unidos algo, porque también lo ha hecho el presidente del PRI, de una manera muy poco nacionalista, o estas actitudes que son condenables”, ha espetado.
La relación con Estados Unidos es uno de las cuestiones que había caldeado el ambiente de la última semana. Las declaraciones de la senadora panista Lilly Téllez en la cadena Fox News del país vecino, en las que solicitaba el “apoyo” del Gobierno de Donald Trump en la lucha contra el narcotráfico, habían sentado como una patada en el estómago en el interior del oficialismo, que la ha acusado de “traicionar a la patria”. Alito Moreno, al igual que el PAN, respaldó a la senadora y acusó al Gobierno de querer silenciar a la oposición, lo que les ha valido el mismo calificativo de “vendepatrias” que a la panista.
En la sesión que terminó con el lamentable incidente se discutía, precisamente, el rechazo a una intervención militar extranjera. Gerardo Fernández Noroña había forzado la lectura de un pronunciamiento de la Cámara en este sentido para el que se necesitaba unanimidad. Todos los grupos lo firmaron, más por evitar que se cargara de razones que por un acuerdo previo. A partir de ahí, el debate parlamentario fue cargándose de fuertes acusaciones cruzadas que dejaban poco espacio para la conversación.
Las palabras de Téllez en la televisión estadounidense, en la que calificó a México de “narcoestado” y acusó al Gobierno de Sheinbaum de proteger a narcotraficantes, fueron interpretadas como un refuerzo al discurso con el que Trump justifica su afán intervencionista en México y en el resto del subcontinente. La senadora, experta polarizadora, consiguió exactamente eso, conducir al oficialismo y a la oposición hacia sus respectivos extremos en un momento en el que los ánimos están muy agitados por las declaraciones del capo Ismael El Mayo Zambada en una corte federal de Estados Unidos. En su aceptación de culpabilidad, el histórico líder del Cartel de Sinaloa reconoció haber sobornado a policías, militares y políticos, y la clase política mexicana se ha puesto en guardia.
A todo ello se suma la necesidad de la tan desdibujada oposición de encontrar cualquier forma de hacerse ver en un Congreso donde su voto no cuenta, y un oficialismo que no teme aplicar su mayoría como una apisonadora cada vez que se le presenta la ocasión.
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