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El último rastro de Ana Ameli García, la senderista desaparecida en el Ajusco de Ciudad de México

La joven, de 19 años, subió el sábado al Pico del Águila, una de las cimas del parque nacional. En su búsqueda están participando drones y helicópteros

Ana Ameli, joven senderista desaparecida en el Ajusco, el pasado 13 de julio.
Beatriz Guillén

Ana Ameli García empezó a estudiar el año pasado Biología en la universidad, pero después de un curso decidió cambiar de carrera. “Va a aplicar al examen para entrar en Fisioterapia”, cuenta por teléfono su madre, Vanessa Gámez. En el intermedio, entre la espera, la joven, de 19 años, comenzó a trabajar en un gimnasio de escalada, a estudiar francés y a practicar senderismo. Estaba aprendiendo los caminos. El sábado, en una de esas rutas, García llegó hasta el Ajusco, el parque nacional de Ciudad de México. Desde ahí se decidió a subir al Pico del Águila, una de las cimas. La joven todavía no ha vuelto de esta última caminata.

La alarma corrió rapídisima. Ya en la noche del sábado, cuando Ameli no había regresado, su hermano Leonardo avisó a su madre, que estaba en ese momento fuera de México. La familia hizo la denuncia, las publicaciones en Facebook, contactó también a los grupos de socorro alpino en el Ajusco. “A partir de ese momento, dejé de dormir”, cuenta Gámez varios días más tarde. En México hay más de 130.000 personas desaparecidas, de las cuales casi 30.000 son mujeres.

Ficha de búsqueda de Ana Ameli.

Hay algunas cosas confirmadas hasta el momento: los guardias vieron a Ameli entrar en el parque a medio día; allí se unió a un grupo —que no conocía hasta ese entonces— para subir juntos hasta el Pico del Águila; después de alcanzar la cima, los otros senderistas consideraron que era momento de bajar; el pico está a 3.900 metros, por lo que el regreso puede tardar varias horas. “Ella les dijo: ‘En un momentito bajo, pero adelántense, no se preocupen, conozco la zona”, relata su madre sobre lo que ya confirmaron las autoridades: “Ahí se pierde la pista”.

Su familia logró acceder, a través del sistema de geolocalización de Apple, a la última ubicación del celular de Ameli, que marca justamente el Pico del Águila. “Desde ahí había varias pistas”, cuenta Gámez: “Se ha hecho un recorrido más amplio y especializado, con helicópteros y drones que cuentan con sensores térmicos, con perros, pero falta por llegar hasta un punto, de muy difícil acceso. Se ha pedido a las autoridades que soliciten apoyo donde sea, de maquinaria y equipos de rapel, para que puedan acceder a esa zona y se pudiera encontrar un rastro”.

El Ajusco es una zona montañosa al sur de la mancha urbana de Ciudad de México. Su orografía está atravesada por senderos y casetas con guardabosques; pero en el Parque Nacional caben tanto las zonas de actividades como las barrancas, las cabañas y las pendientes escarpadas. La Comisión de Búsqueda de Ciudad de México, junto a las secretarías de Gobierno y la Fiscalía de la capital, ha anunciado que se realizaron recorrido en los puntos denominados El Abrevadero, y en el trayecto de La Cantimplora-Cerro La Cruz del Márquez. “Se contó con el apoyo de una aeronave cóndor de la Secretaría de Seguridad Ciudadana”, señala el comunicado de las dependencias.

Vanessa Gámez afirma que hasta el momento se ha sentido “acompañadísima” por todos los grupos de la sociedad civil que están participando en la búsqueda de su hija y también por la actitud de las autoridades: “Lo único que puedo pedir es que lo hagamos más rápido, que el tiempo apremia, el tiempo se agota”. Mientras, Gámez recuerda a su hija, una joven inteligente, sutil, que casi no utilizaba las redes sociales, espiritual, amable en casa, en definitiva: “Comprometida con la vida”.

Hace apenas unos meses que Jaqueline Palmeros, fundadora del colectivo Una luz en el camino, pudo encontrar los restos de su hija, Montserrat Uribe, en el Ajusco. La mujer peinó durante más de cuatro años esta zona boscosa, a donde se dirigía el automóvil que se llevó a su hija. Esta recepcionista, de 20 años, salió en julio de 2020 de la alcaldía Iztapalapa para ir a una entrevista de trabajo. En el bosque se han instalado unos buzones, llamados buzones de la paz, donde cualquiera puede dejar pistas para el hallazgo de personas desaparecidas. Es gracias a una de estas indicaciones anónimas que Palmeros pudo encontrar algunos restos de Montse. Mientras, igual que ahora Vanessa, sigue en la búsqueda María del Carmen Volante, madre de Pamela Gallardo, desaparecida en 2017. La joven, que tenía entonces 23 años, fue al festival de música electrónica Soul Fest en el Ajusco y nunca regresó a casa. Los rastreos continúan.

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Sobre la firma

Beatriz Guillén
Reportera de EL PAÍS en México. Cubre temas sociales, con especial atención en derechos humanos, justicia, migración y violencia contra las mujeres. Graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo en EL PAÍS.
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