Ir al contenido
_
_
_
_

México, en vilo por el arancel del 17% de Estados Unidos a las exportaciones del tomate: “Es muy grave no tener un socio confiable”

Los productores mexicanos abastecen el 90% de la demanda de esta fruta en el mercado estadounidense con ventas anuales que superan los 2.800 millones de dólares. El gravamén entrará en vigor este lunes

Productores de tomate en Azinyahualco, Guerrero.
Karina Suárez

Estados Unidos está a punto de asestar un golpe al campo mexicano, a través del impuesto del 17% a las exportaciones de tomate mexicano, una medida que afectará a un mercado valuado en más de 2.800 millones de dólares al año. En abril pasado, el Departamento de Comercio de EE UU anunció que retiraba un acuerdo de 2019 con México que dejaba en suspenso estos aranceles. Así, a partir de este lunes, todos los cargamentos del fruto mexicano a Estados Unidos tendrán una nueva carga fiscal. Aunque en un inicio, el Gobierno de Donald Trump indicó que la cuota sería del 20,91%, semanas más tarde, esta se ajustó al 17%. “Esta medida permitirá a los productores de tomate estadounidenses competir en igualdad de condiciones en el mercado”, declararon hace tres meses las autoridades comerciales de EE UU.

El gravamen del 17% está al margen de los recientes aranceles que EE UU ha impuesto a México. Este fin de semana, Washington ha vuelto a sacudir el tablero comercial con su principal importador al anunciar que elevará el arancel sobre las exportaciones mexicanas fuera del TMEC del 25% al 30%, a partir de agosto. El Gobierno de Trump justifica el alza a los pobres resultados que el país latinoamericano ha logrado en el combate al narcotráfico. Además, están los aranceles del 50% al acero y el aluminio, así como un impuesto de menos del 25% sobre autopartes y vehículos foráneos.

En el caso del tomate, el Departamento de Comercio de EE UU ha reactivado una vieja guerra comercial entre los productores de tomate de México y de Florida, que data de 1996, fecha en que se estableció por primera vez una cuota compensatoria sobre el fruto. Con el objetivo de desactivar esta nueva granada, una comitiva del gobierno de Claudia Sheinbaum viajó esta semana a Washington para reunirse con las autoridades estadounidenses. A horas de que venza el plazo fatal aún no hay humo blanco.

Con ventas por más de 2.800 millones de dólares al año, Estados Unidos es el mercado foráneo más importante para el tomate mexicano fresco y refrigerado. Un negocio boyante que en las últimas tres décadas ha llevado a un enfrentamiento directo entre los productores mexicanos y los productores estadounidenses, principalmente de Florida. Los agricultores de EE UU han acusado, en más de una ocasión, a sus homólogos mexicanos de vender a precios más bajos. El señalamiento de supuestas prácticas dumping no ha logrado detener, hasta el momento, el flujo de exportaciones de este fruto a Estados Unidos. Solo el año pasado se enviaron casi dos millones de toneladas al vecino país del Norte.

La demanda creciente del tomate en EE UU supone, hasta ahora, una fuente de empleo para más de 500.000 personas en México. Uno de ellos, es Enrique Riveros, quien por más de dos décadas se ha dedicado a la siembra y cosecha del tomate rojo en el Estado de Sinaloa, la entidad líder en producción con más de 712.000 toneladas por año. El productor lamenta que, una vez más, el campo en Sinaloa esté de capa caída, ahora por un tema de impuestos. “Desde que se dio la noticia, se vive aquí en la incertidumbre, hay un nerviosismo total, venimos pasando por varias situaciones muy graves, por la violencia, por el clima y esto es ponerle un peso más a una mula que ya está muy cargada. Es muy grave no tener un socio confiable”, acusa.

El productor, de 42 años, afirma que contrario a las acusaciones de dumping de EE UU, las empresas mexicanas han cumplido con las normas de su socio comercial. “El productor mexicano ha estado cumpliendo las reglas de en EE UU, entonces, te ponen más reglas de precios, sistemas de revisión. Cumples esas nuevas reglas y luego te quieren castigar porque sigues ganando en un juego con las reglas que ellos pusieron. Aquí, todo se ha logrado con trabajo, con inversiones y sudor, no llegamos aquí de a gratis y al crecer, pues, también comenzaron a crecer más empresas, más comercializadoras que dependen de esta producción”, indica.

La consultora Grupo Consultor de Mercados Agrícolas prevé que la producción nacional de tomate rojo alcanzará este año 3,6 millones de toneladas, un crecimiento de 1,1%, respecto a 2024. Este aumento se atribuye a mejoras en el rendimiento por mayor adopción tecnológica, especialmente en cultivos bajo invernadero. Durante el primer trimestre de este año, el precio promedio de exportación fue de 1,17 dólares por kilo, lo que supuso un 6% más barato respecto al mismo periodo del año anterior. Juan Carlos Anaya, director de la consultora, advirtió que de entrar en vigor este impuesto se afectaría tanto al consumidor de EE UU como a los miles de trabajadores mexicanos, principalmente de Sinaloa, principal estado exportador de tomate. Le siguen, en importancia, los Estados de San Luis Potosí, Michoacán y Jalisco.

Juan Cortina Gallardo, expresidente del Consejo Nacional Agropecuario, asegura que este impuesto obedece a razones políticas y a presiones de los productores de Florida, por lo que confía en que el Gobierno de Sheinbaum alcance un acuerdo de último minuto con EE UU. El líder agropecuario advirtió de que los consumidores estadounidenses serán los más perjudicados si llega a concretarse este impuesto porque los precios del tomate se encarecerán. “Al único que van a estar impactando es al consumidor americano con un tomate más caro, este es un impuesto al consumidor. No pueden sustituirnos porque no hay muchos otros países que puedan enviar a Estados Unidos tomate fresco”, comentó. Según las cifras del sector, la imposición de este arancel también impactará a distribuidores y comercializadores en EE UU, una cadena valuada en 8.000 millones de dólares.

El tiempo se agota y aún no hay una certeza de que México pueda esquivar este arancel, pese a ello, los productores confían en que EE UU desactive una vez más esta granada tras evaluar la realidad comercial: un mercado doméstico que requiere un abasto de millones de toneladas al año, una producción doméstica que no alcanza a cubrir la demanda interna y un vecino líder en cosechas. Del lado sur de la frontera, en tanto, más de 500.000 trabajadores agrícolas aguardan el éxito o fracaso de las negociaciones del gobierno mexicano en Washington.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_