El asesinato de un testigo colaborador de la Fiscalía cierra otra puerta en el caso Ayotzinapa
Pato Reyes Landa, uno de los presuntos responsables de la desaparición de los estudiantes, fue supuestamente torturado por los investigadores durante los años de Peña Nieto, hechos que llevaron al exfiscal Murillo a prisión


Patricio Reyes Landa, alias Pato, fue asesinado el sábado en su casa en Jilotepec, en el norte del Estado de México, según ha confirmado la fiscalía estatal a EL PAÍS. Testigo colaborador de la Fiscalía General de la República (FGR) para el caso Ayotzinapa, fue uno de los criminales que participó supuestamente en la desaparición de los 43 estudiantes normalistas, parte presuntamente del grupo de sicarios a la orden de Gildardo López Astudillo, alias Gil, integrantes ambos del grupo criminal Guerreros Unidos.

Pato fue también uno de tantos torturados presuntamente por los primeros investigadores del caso, durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018). Entonces, las pesquisas estaban a cargo del procurador, Jesús Murillo Karam, y de su mano derecha sobre el terreno, Tomás Zerón. Por ese y otros delitos, Murillo, en prisión domiciliaria, enfrenta varios procesos judiciales. Lo mismo ocurre con el prófugo Tomás Zerón, que huyó de México hace años y se refugia en Israel.
“Llegaron unos sujetos [a la casa de Reyes Landa], quienes permitieron a su pareja sentimental que se saliera del lugar y, horas más tarde, cuando ella decide regresar, encuentra a ese sujeto sin vida”, ha detallado a este diario una fuente cercana a las pesquisas. De momento, la Fiscalía del Estado de México no ha dado información sobre el caso de manera oficial. Tampoco la FGR o la Unidad Especial de Investigación y Litigio para el caso Ayotzinapa (UEILCA), parte de la dependencia.
El asesinato de Reyes Landa cierra otro posible canal de información para alcanzar la verdad en el caso Ayotzinapa. Sus primeras declaraciones, de 2014, muy controvertidas, detallan cómo él y otros de su grupo –El Cepillo, El Jona, El Duva y El Chereje– asesinaron a los estudiantes en el basurero del municipio de Cocula, y luego quemaron sus restos. Ocurre, sin embargo, que el equipo de Murillo y Zerón supuestamente torturó a Pato y los de su grupo, precisamente para cuadrar la versión del basurero, que sus sucesores luego desecharon.
Superada esta situación, la esperanza de los equipos de investigación estos años ha sido que Pato y otros como Chereje o Cepillo explicaran qué pasó realmente con los estudiantes. Desde el ataque en su contra, perpetrado por policías y criminales, principalmente, la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, no se ha tenido noticias de ellos. Las autoridades solo han encontrado restos de tres en dos parajes distintos, Alexander Mora, Christian Rodríguez y Jhosivani Guerrero.
En el caso de Mora, el hallazgo de sus restos estuvo igualmente envuelto en polémica. Ocurrió en 2014, después de una polémica visita de Zerón con uno de los secuaces de Pato, Chereje, al lugar del hallazgo, un río cercano al basurero de Cocula, donde ellos mismos tiraron los restos quemados de los muchachos, según sus declaraciones de entonces. Zerón nunca informó de esa visita al lugar, la diligencia no quedó asentada en el expediente, prueba, para sus sucesores, de que el objetivo aquel día era preparar el montaje de los huesos de Mora en el río, un días después.
El papel de Reyes Landa para aclarar lo ocurrido entonces, tanto en el ataque contra los muchachos, como en el presunto montaje posterior, era importante. Prueba de ello es que la FGR no había construido nuevas acusaciones en su contra, como si lo hizo contra viejos compinches de Pato, principalmente El Gil y El Cepillo, que durante años colaboraron con la UEILCA, sobre todo el primero.
Su asesinato cierra así una ventana a la verdad e ilumina una de tantas tragedias colindantes al caso Ayotzinapa, la cantidad de testigos, sobre todo presuntos criminales, antiguos integrantes de Guerreros Unidos, asesinados estos años. Solo hasta mediados de 2022, eran ya 26, algunos tan importantes como Juan Salgado, uno de los líderes de Guerreros Unidos en la región de Iguala, lugar del ataque
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