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Los condenados por el atentado contra Ciro Gómez Leyva: “Yo le doy. Pero no tengo muchos tiros”

Las declaraciones del autor material y el operador logístico del ataque, a las que ha tenido acceso EL PAÍS, muestran los preparativos, las improvisaciones y algunas inconsistencias en el proceso criminal

Ciro Gómez Leyva
Pablo Ferri

Estaban todos en la “casa rústica de Vallejo”, un inmueble “elegante”, en una “callecita fresa”, propiedad del Patrón, en Ciudad de México. Era el 13 de diciembre de 2022, por la tarde. Pool Pedro Gómez, que entonces tenía unos 30 años, tomó la palabra. “Hay un wey de Imagen [Televisión] que se está pasando de verga, hay que encargarnos de él. ¿Quién le va a dar?”, preguntó. El Bart, que acabada de volver de un adiestramiento en armas de fuego de 26 días entre Jalisco y Colima, contestó: “Yo le doy (...) Pero no tengo muchos tiros”. Pool fue entonces a buscar unas “17 o 18” balas “expansivas” y se las dio.

Así se gestaba el atentado contra Ciro Gómez Leyva, uno de los periodistas más reconocidos de México, que salvó la vida gracias al blindaje de su camioneta. Bart, Pool y otros tres compinches perpetraron el ataque dos días más tarde, el 15 de diciembre, cuando Gómez Leyva volvía a su casa, después de presentar su noticiero en Imagen Televisión, uno de los más populares de la franja nocturna. Desde el asiento trasero de una moto, Bart tiró contra el reportero, que manejaba su propia camioneta, mientras Pool le cerraba el paso con su vehículo, evitando así que escapara. Acto seguido, los criminales huyeron.

Las condenas esta semana contra Bart y Pool han devuelto actualidad al caso. Un juez ha sentenciado a 14 años de prisión a Héctor Eduardo Martínez, alias Bart, por disparar contra Gómez Leyva, y a 12 años a Pool, por organizar el ataque y apoyar al Bart en su ejecución. Detenidos en enero de 2023, los dos aceptaron su culpa. Hay otras cinco personas condenadas, cuya participación fue menor. Cinco más, compinches de Pool y Bart, parece que aceptarán finalmente su culpabilidad. Y queda el enigma del jefe de todos ellos, Armando Escárcega, alias El Patrón, que quiere llegar a un acuerdo, que, de momento, Gómez Leyva rechaza.

Héctor Eduardo, alias "El Bart".

EL PAÍS ha tenido acceso a las declaraciones de Pool y Bart, rendidas en abril de 2024 ante la Fiscalía General de la República, que atrajo el caso, dada su notoriedad. Los testimonios de los criminales iluminan la preparación del atentado, un presunto “encargo” del líder del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Nemesio Oseguera, alias Mencho, y muestran también cantidad de inconsistencias, que ponen en duda el relato. El mismo Gómez Leyva decía este miércoles en una entrevista: “Probablemente, vía un abogado, orquestaron esta historia, esta narrativa. Es lo que hay”.

La gente del Pool

Pool conoció a Armando Escárcega, alias El Patrón, en el reclusorio Oriente de la capital, en 2018. El joven cumplía una condena por robo y ambos fueron compañeros de dormitorio durante un año y tres meses, según su relato. Se encontraron de nuevo fuera del penal, en agosto de 2022, en un centro comercial del norte de la ciudad. Los negocios se dieron solos. Pool empezó a comprarle droga a Escárcega, sobre todo cocaína y marihuana. También algunas armas, que luego revendía. Para entonces, el joven tenía un equipo de menudistas. Se apoyaba principalmente en Yeyé, el alias de Israel Jiménez, un taxista que conocía de hacia seis años, porque había apoyado a su familia en los traslados a prisión, los días de visita. A su vez, Yeyé tenía dos vendedores de planta, Antonio Cisneros, alias El Dedotes y Héctor Martínez, El Bart.

Bart había conocido a Yeyé poco antes de la pandemia. Le compraba cocaína y así, entre venta y venta, hicieron amistad. A Bart, adicto además al pegamento y el clonazepam, según cuenta, se le hizo fácil pedirle trabajo. Empezó a vender “mota, perico, piedra y activo” para Yeyé, acuerdo más o menos irregular, por sus idas y venidas. Tras un periodo de ocho meses en que apenas se vieron, ambos se encontraron de nuevo entre finales de agosto y principios de septiembre de 2022. Bart volvió a vender las mismas drogas, además de cristal.

Mientras tanto, Pool trataba de crecer su empresa criminal. Dice que, más o menos por entonces, alineó a tres narcomenudistas de su zona de acción, los límites de las alcaldías Iztacalco y Gustavo A. Madero. Entre ellos figuraba Erick Hazael Ramos, alias El Gordo, importante para esta historia. El Gordo sería el conductor de la moto desde la que Bart dispararía contra Gómez Leyva en diciembre. Se configuraba así uno de tantos grupos pequeños dedicados al crimen en la capital, “la gente del Pool”, como dice él en su declaración. Vendían droga, tenían conexiones con extorsionadores, comerciaban armas… Todos se comunicaban por Threema, una aplicacion de mensajería ajena al número celular. Todos cambiaban de chip cada pocos días.

Domicilio del periodista mexicano, Ciro Gómez Leyva un día después del atentado que sufrió en la colonia Florida de Ciudad de México

La diestra

El 10 de noviembre de 2022, Escárcega convocó a Pool a una reunión. “Me dijo que tenía un trabajo grande y que necesitaba gente preparada. Yo le dije que la gente que tenía no estaba preparada”, relata el condenado. El Patrón le comentó entonces que había un curso de adiestramiento en unos días, que por qué no los mandaba. Así lo hicieron. Pool coordinó con Yeyé el viaje de los menudistas a los límites entre Jalisco y Colima, no lejos de Ciudad Guzmán. Irían el mismo Yeyé, El Dedotes y El Bart. Por algún motivo, Hazael no fue. Tampoco el resto de menudistas que había aliniado.

Los tres se subieron a un autobús una noche de mediados de noviembre. Salieron de la terminal del norte de la capital y, después de 12 horas, llegaron a Ciudad Guzmán. Varios traslados después, arribaron a “un lugar de puro monte”, dice Bart, en compañía de otros 30 hombres, todos de El Salvador y Honduras. “Ahí nos recibió El Primo, un señor de más de 50, chaparrito, de acento colombiano, pantalón militar color verde camuflaje, botas tácticas y playera negra”, narra Bart. Según el condenado, el comandante les dijo: “Soy el Primo, encargado de darles la diestra, les voy a enseñar a armar y desarmar”.

Aunque Bart no da detalles de las reacciones de los demás, seguramente algunos de los presentes se sorprendieron con todo aquello. “El Primo dijo, ‘alcen la mano los que vinieron por engaño’, y varios la alzaron, esto porque en Instagram hacen una publicación para que personas se dedicaran a cuidar un ganado”, cuenta. “Luego nos dijo que nos sintiéramos como en casa”. El Bart dice que El Primo añadió: “Pónganse avispados porque a partir de este momento pertenecen al CJNG”. Fuera como fuera, allí pasaron 26 días. Volvieron a la capital el 13 de diciembre de 2022.

RIP Penetra

La cuenta de Pool difiere de la de Bart en muchos detalles de lo que ocurrió ese día. Aunque ambos coinciden, al menos, en que la vuelta de “la diestra” fue el 13 de diciembre. Pool cuenta que Escárcega lo cito ese mismo día a las 16.00 en su casa, la “casa rústica de Vallejo”, como la llama Bart. Allá fue, según Pool, con sus tres menudistas recién llegados de las montañas del occidente. En la casa, El Patrón dijo a Pool y Yeyé: “Quiero ese encargo ya”. Escárcega quería que mataran a Gómez Leyva de una vez, sin esperar más tiempo.

Había un problema: pese a las idas de Pool a Imagen Televisión en las semanas en que los otros habían estado en la diestra, todavía no había ubicado al reportero. El 27 de noviembre, Escárcega le había dado a su secuaz una copia de la identificación del periodista. Ahí venía su dirección. En internet, había visto además que Gómez Leyva trabajaba en las noches en Imagen Televisión. Pool había ido varias veces a la zona, en el sur de la capital, entre Coyoacán y el campus de la UNAM. Se había apostado en la puerta de la televisora, pero nada.

Dos de los implicados en el atentado en contra de Ciro Gómez Leyva conversan tras el ataque, en una captura de un video difundido por el periodista.

Así que aquel día, 13 de diciembre, tras la reunión con El Patrón, fue de nuevo a Imagen Televisión, en avenida Universidad, con Yeyé, Dedotes y Bart. De manera un tanto extraña, Pool relata que esa vez sí lo encontraron. “Nos detuvimos en una parada de camiones (...) tuvimos que darle seguimiento a tres carros hasta ubicar el vehículo en el que se transportaba el periodista, un jeep color gris. En un semáforo nos emparejamos de su lado izquierdo. Al ver la foto que me había entregado Escárcega, nos percatamos de que era la persona que buscábamos”, cuenta Pool. Luego le siguieron hasta su casa y tomaron foto del carro y las placas.

Después de aquello, todos volvieron a casa del Patrón. Pool le mostró las fotos y le dijo que “la camioneta es blindada”. ¿Cómo pudo saber que era blindada? Misterio. ¿Cómo pudo, además, ubicar el carro tan rápido, si cada noche decenas de carros salen de la televisora? En todo caso, Pool dice que Escárcega le dio una “caja de balas RIP penetra, especiales para el blindaje”, algo absurdo en realidad, porque esas balas no atraviesan el blindaje de una camioneta, hecho comprobable en una sencilla búsqueda en internet. También le preguntó que si, en vez del 14, podían cometer el atentado el 15 de diciembre, porque “ todavía” no se sentía “preparado”.

Fue después de aquella conversación con El Patrón, cuando Pool se dirigió a sus secuaces y les preguntó que quién se iba a encargar de disparar contra Gómez Leyva. Para entonces, según él, había otra persona en la casa, Erick Hazael Ramos, El Gordo, uno de los menudistas que había alineado meses atrás. Cuando Bart dijo, “yo le doy”, Pool señaló a Hazael y le dijo, “tú lo sacas”, es decir, que él, Hazael, debía llevárselo del lugar del atentado, en moto, vehículo que dominaba bien. Pool les dijo además que él mismo “frenaría” al reportero en el momento del ataque, deteniendo su coche delante del suyo. El Dedotes y Yeyé irían con Pool en el carro.

Inconsistencias

El recuento del Bart empieza más temprano ese día, 13 de diciembre. Para empezar, menciona un “desayuno” en casa del Patrón, recién vuelto de la diestra, donde lo conoce finalmente en persona. “Mucho gusto, ojalá hayas aprovechado la diestra”, le dice el Patrón. Luego, cada quien se va a su casa. Pool no menciona este episodio. Por la tarde vuelven los tres de la diestra, Yeyé, Dedotes y Bart, con Pool, a la casa del Patrón. Escárcega y Pool se meten en un despacho y hablan con alguien más por teléfono. Al rato salen y Pool pregunta quién va a disparar. Bart accede pero dice que no tiene balas. Es entonces cuando Pool le da las balas, que Bart llama expansivas.

Según la cuenta de Bart, Erick Hazael, el conductor de la moto que le ayudará a huir tras el atentado, no aparece ese día por la casa. Es más, luego cuenta que apenas lo conoce el 15 de diciembre, horas antes del ataque. Además, según Bart, ese 13 de diciembre no van, como dice Pool, a Imagen Televisión. Ese episodio solo figura en la cuenta de Pool. Luego está el asunto de las balas. Bart dice que el mismo día del ataque, el 15 de diciembre, acude a la colonia Guerrero y le entrega las balas que le ha dado Pool a “una persona a la que le debía dinero”. Por las balas recibe además 1.500 pesos.

Ficha de búsqueda de Pool.

Por ese motivo, cuenta Bart, cuando Yeyé le convoca a las 18.00 del 15 de diciembre en la casa del Patrón para iniciar el operativo criminal, él prefiere citarse directamente con su conductor en la avenida Universidad. “Tenía miedo de que se dieran cuenta de que ya no tenía las balas que me habían dado para la chamba”, explica. Yeyé no pone problemas y le manda a Bart el número de Hazael. Ambos se verán por primera vez, horas más tarde, en un supermercado de Universidad, punto central de la ruta que Gómez Leyva tomaba para volver a casa en las noches.

En la reunión de las 18.00 en casa del Patrón, Pool dice que cenan todos juntos, él, Yeyé, Dedotes, Hazael y El Patrón. Dice que luego, se queda a solas con El Patrón y Yeyé, y que, entonces, El Patrón les dice que el operativo para matar a Gómez Leyva es “un encargo del señor Mencho” y que “por ese encargo nos iba a pagar a todos 500.000 pesos”, alrededor de 28.000 dólares. Minutos después, el operativo se pone en marcha. Hazael se va en moto a encontrarse con Bart. Pool, Yeyé y El Dedotes se suben a su carro y van a la puerta de Imagen Televisión, a esperar al reportero.

Poco después de las 11.00, cuando el periodista se dirige a su casa, el grupo criminal se pone en marcha. Pool, Yeyé y El Dedotes siguen a Gómez Leyva y poco después se ponen por delante. Al llegar al Walmart, la moto los sigue. Gómez Leyva se dirige entonces a la colonia Florida, donde vivía. En una de las calles de la colonia, la moto se empareja del lado izquierdo, Hazael toca la pierna derecha del Bart y este toma con su mano izquierda la pistola, una baby glock 9 milímetros que le había comprado a un entrenador de gallos en Puerto Vallarta, y dispara. Luego huyen.

Suena extraño, pero, por su relato, la huida resulta un poco caótica. Hazael deja a Bart en la calle Amores y eje ocho y se marcha. Bart llama a Yeyé y Pool, pero no contestan. Entonces contacta a uno de sus clientes, desesperado. “Sácame de aquí porque me acabo de aventar un chacalazo”, le dice. El cliente, un taxista, va y le lleva hasta su casa. Al cabo del rato, llegan Yeyé y Pool. Este último dice que le da 10.000 pesos a Bart para que se marche de la ciudad. Bart dice, sin embargo, que Pool no le da nada y que le manda en los días siguientes dos retiros sin tarjeta de 5.000 pesos cada uno.

Tangancicuaro y las detenciones

Las inconsistencias crecen. Pool dice que el 17 de diciembre sale de la ciudad y se va con su familia a Tangancicuaro, en Michoacán. “Ahí me encontré a Bart, ya que yo le había dicho que me iría para allá, por lo que pensé que lo habían mandado por mí y me dijo que no, que él estaba en un hotel, por lo que al otro día decidí cambiarme de hotel por mi seguridad”, dice Pool. En su cuenta, Bart narra su huída en el coche de su amigo, su estancia de una noche en Los Reyes La Paz, su espera –se mete en un cine a ver Wakanda–, la huida a Pachuca con un primo de Escárcega, que le recoge del cine, y de ahí a Tangancicuaro. En ningún momento menciona un encuentro con Pool en Michoacán.

El final es más bien patético. Pool cuenta que vuelve de Michoacán el 23 de diciembre y que se muda de casa. Sigue con la venta de droga. El día 30, El Patrón los cita en un restaurante en la salida norte de la capital. Parece una reunión rutinaria, para repasar las cuentas de la venta de drogas. Escárcega aún no les ha pagado el “encargo” de Gómez Leyva y les ha pedido algo de paciencia.

En ninguna de las declaraciones figura comentario alguno sobre el fracaso de la misión, más aún visto el conocimiento previo que tenían sobre el blindaje de la camioneta del reportero. Estando en el restaurante, Pool sale un momento al carro por una libreta. Dice que entonces se percata de que, en un carro, hay unos hombres grabándole. De vuelta al local, El Patrón, alertado por Pool, le dice que se coman unas páginas del cuaderno.

El viaje alucinado del grupo criminal acabaría semanas más tarde. Las autoridades detuvieron a la mayoría en enero. Escárcega caería en octubre, en Estados Unidos, y viajaría a México poco después, extradición de por medio. En los meses que han pasado desde entonces, los procesos han avanzado con rapidez. Las declaraciones de Yeyé, Dedotes y Hazael podrían arrojar algo de luz a las inconsistencias en las declaraciones de sus compinches. O, en caso contrario, alimentar las dudas.

Sobre todos ellos sobrevuela, sin embargo, El Patrón. La información que pueda dar Escárcega resulta clave para Gómez Leyva, que quiere llegar al fondo del asunto, saber realmente quién ordenó su asesinato y por qué. “Dudo por distintas razones de que fuera el CJNG”, decía el periodista el miércoles en una entrevista. “Pero si lo acepto, estoy perdido, ¿cuándo sabré si el CJNG cumplió su objetivo, tratándome de matar, o si lo va a volver a intentar?, añadió.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).
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