Los recortes en Cultura impactan en los museos del INAH

Un pequeño grupo de personas paseaba la tarde del jueves entre los pasillos abovedados del Museo del Carmen, en Ciudad de México. El recinto, bajo custodia del Instituto Nacional de Historia y Antropología (INAH) reabría sus puertas tras días de cierre por la carencia de personal de seguridad que garantizara la protección del lugar y las obras que resguarda. La gente visitaba los salones con piezas de arte virreinal, las imponentes capillas del edificio que data de 1638 y su mayor atracción: 12 cuerpos momificados que siguen sorprendiendo a los investigadores. El museo pudo abrir porque un personal con uniformes azules se paseaba en su interior, después de que se revelara que varios recintos del INAH habían echado el cierre por problemas en las licitaciones a empresas privadas de vigilancia, un capítulo más que muestra el impacto que han dejado los recortes presupuestarios. Las carencias en Cultura golpean a los museos de México, guardianes de su patrimonio artístico e histórico.

Como este museo también abrieron otros recintos bajo la protección del INAH, como la Zona Arqueológica del Templo Mayor o el que es considerado la joya de la corona: el Museo Nacional de Antropología, galardonado el miércoles con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025. Los visitantes que llegaron al lugar el miércoles para recorrer su patrimonio atraído por la noticia del premio se toparon con un fiasco: el museo estaba cerrado porque no contaba con personal de vigilancia. El hecho generó una ola de indignación y críticas y una intensa cobertura de los medios, por la sorpresa de que no abriera el día que fue reconocido con un galardón de importancia internacional. La ola de reproches movilizó al Gobierno, que ordenó la reapertura de los museos. La presidenta Claudia Sheinbaum informó el jueves durante su conferencia de prensa matutina que había ordenado que la Policía Auxiliar de Ciudad de México se encargara de la seguridad. “Hubo un problema en el tiempo de adjudicación de la licitación en el INAH, pero ayer [por el miércoles] que vimos el tema de inmediato se abrieron”, aseguró la mandataria.

Este jueves también reaccionó la secretaria de Cultura, Claudia Curiel, quien el miércoles había celebrado el premio, pero que no se pronunció sobre el cierre. “Las y los esperamos en el Museo Nacional de Antropología, así como en toda la red de museos del INAH. Ya están abiertos en su horario regular. Gracias por su comprensión”, dijo Curiel, quien no dio más detalles sobre los problemas en las licitaciones para garantizar los servicios de vigilancia. “He dado instrucciones al director general del INAH, Diego Prieto, para que realice las gestiones necesarias ante las corporaciones responsables de la seguridad en los museos de este instituto. El objetivo es que, a la brevedad posible, todos los recintos puedan reabrir sus puertas al público. Nuestra prioridad es, y seguirá siendo, la protección del patrimonio y la seguridad de las y los trabajadores que lo resguardan”, escribió la secretaria en su perfil de X.

Desde la mañana del jueves todas las redes sociales de las organizaciones relacionadas con Cultura comenzaron a informar de la apertura, comenzando con Antropología, pero hasta ahora ninguna de las autoridades ha dado una explicación certera de que ha ocurrido. Desde el INAH no han respondido a las diversas solicitudes de información y entrevista hechas por este periódico. El director del Museo de Antropología, Antonio Saborit, y su directiva se confinaron la tarde del miércoles puertas adentro para negociar con los trabajadores y hallar una solución a la falta de seguridad. Saborit no informó sobre si hubo acuerdo con los trabajadores. Y mientras las solicitudes de información llenaban los buzones de los ministerios, la gente de prensa de la Secretaría de Cultura informaba de la importancia de la Feria del Nopal, a realizarse el próximo fin de semana.

Francisco Escalante, consultor independiente y estratega de inversiones productivas en educación y cultura, critica que sin la entrega del premio a Antropología posiblemente las autoridades no se hubieran movilizado para resolver el problema. “Para mala suerte del Gobierno, la coyuntura sobre el premio fue problemática, porque deja ver las carencias en el INAH. Si no mediara el premio y el foco de atención que generó, es posible que hubiera tardado más tiempo el instituto en resolverlo”, dice Escalante, quien ha estudiado durante años las reducciones presupuestarias a la cultura. “Es evidente que los recortes han afectado. El Museo de Antropología tenía hasta hace poco problemas de goteras. Estos recortes han puesto en riesgo cuestiones elementales de la infraestructura cultural”, advierte. “El premio nos hace voltear nuestra atención sobre nuestra inmensa riqueza cultural y, por otro, revela los problemas a los que se enfrentan las instituciones que la resguardan en el día a día”, hace notar este experto.

El INAH, la institución encargada de la gestión de numerosos museos y zonas arqueológicas, ha sufrido recortes que han afectado gravemente su operatividad. En 2023, trabajadores del INAH denunciaron retrasos en los pagos a proveedores y falta de recursos para mantenimiento y conservación de museos. El Templo Mayor, por ejemplo, uno de los lugares que más hinchan el pecho de las autoridades, cuenta con un presupuesto de más de medio millón de pesos, lo que los trabajadores han denunciado como un monto insuficiente para garantizar su conservación y buen mantenimiento. El tijeretazo también ha afectado a otras instituciones, como las relacionadas con el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). Alejandra de la Paz, directora de esa institución, informó en una entrevista con este periódico que ha propuesto un diálogo con la comunidad artística y una inversión de 1.500 millones de pesos para mejorar la infraestructura y equipamiento de las escuelas de arte, muchas con edificios que se caen a pedazos. Y aunque tanto Curiel como de la Paz han hablado de diálogo para cerrar las heridas por los tijeretazos, sus críticos afirman que el Gobierno debe reconsiderar las políticas de austeridad.

Los problemas de dinero comenzaron cuando recién inició la Administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien llegó al poder con una tijera nombrada austeridad republicana. El primer año de su mandato recortó en más de 1000 millones el presupuesto a Cultura y los tijeretazos han continuado durante el Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum. Este año la Secretaría de Cultura recibirá 12.081 millones de pesos, es decir que registra una reducción de 4.673 millones en comparación con los 16.754 de 2024. El mayor golpe en el sector se lo ha llevado el INAH, con el 45% del recorte, es decir, que pasó de ocho mil millones de pesos a apenas 4.4 mil millones este año.

Trabajadores de esa institución, que han conversado en condición de anonimato, han afirmado que las carencias son tales que en algunas dependencias falta hasta equipo de limpieza. Se quejan, además, de maltratos de los superiores y de incumplimientos en los pagos. El malestar ha degenerado en protestas y la permanente presencia de pancartas en los museos en las que los trabajadores sindicalizados reclaman el respeto de sus derechos. Acusan que las respuestas como la anunciada este jueves por Sheinbaum son apenas “paliativos” frente a los graves problemas que sufren las instituciones culturales, pero mientras las tensiones entre trabajadores y autoridades continúan, los museos pudieron abrir sus puertas el jueves, como ocurrió con el Museo del Carmen, donde un grupo de jóvenes se reía nervioso al observar las 12 momias exhibidas en sus frías bóvedas. “Lo peor es que estos problemas pueden continuar, porque en el momento que se hacen los recortes parece que no tienen claridad de las consecuencias que puede tener halar la sábana y dejar sin cobertura a un servicio particular”, dice Escalante. Lo malo es que nos enteramos cuando las cosas suenan, en este caso por la concesión del premio Princesa de Asturias. Seguramente hay otros problemas que no conocemos”, asegura.