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Shell reduce al mínimo sus negocios en México con la venta de sus gasolineras a la firma mexicana Iconn

El gigante europeo venderá este brazo del negocio a la empresa dueña de las marcas 7-Eleven y Petro Seven

Una gasolinera Royal Dutch Shell Plc en Nayarit, México, en 2020.
Karina Suárez

El sueño del gigante europeo Shell de hacer negocios en México se desvanece poco a poco. A siete años de distancia desde que la empresa anglo-holandesa instaló su primera estación de gasolinas en el país, en el Estado de México, la compañía ha decidido vender sus estaciones de servicio propias y concesionadas a la mexicana Iconn. “Una vez completada la transacción, los clientes seguirán teniendo acceso a los combustibles y lubricantes premium de Shell mediante un acuerdo de licencia de marca a largo plazo entre Shell e Iconn”, indicó la empresa a EL PAÍS, por escrito. El acuerdo incluye 47 estaciones propias, 92 operadas bajo el esquema de franquicia y 11 tiendas de conveniencia de la marca Shell Select. El convenio aún está sujeto a la aprobación de autoridades de competencia y la empresa declinó dar detalles sobre el monto de la transacción.

Bajo el amparo de la reforma energética del Gobierno de Enrique Peña Nieto, Shell desembarcó en México con gasolineras propias, en 2017. Su primera estación fue ubicada en Tlanepantla, Estado de México. La apuesta de la empresa era elevada, a la altura de las expectativas del negocio. En ese entonces, los directivos de la empresa presumían a México como el quinto consumidor mundial de gasolinas, un mercado tan grande, requería de un desembolso de mil millones de dólares en estaciones de servicio e infraestructura, un plan de inversión que se iría desarrollando acorde al avance de la apertura del mercado. Ahora, la empresa ha decidido dar un paso de costado y enfocar sus negocios mercados en otras trincheras, pese a que tiene dos permisos de importación de combustibles por más de 83.000 millones de litros hasta 2038, según datos oficiales.

El deslinde de Shell de la venta directa de gasolinas en el país ocurre en paralelo al control de precios que el Gobierno de Claudia Sheinbaum ha pactado recientemente con los gasolineros un tope “voluntario” en el precio de la gasolina regular. El Ejecutivo acordó en febrero pasado con los empresarios un precio máximo por litro de 24 pesos, en apoyo a las economías familiares, una medida que puso en el centro de la implementación a la paraestatal Pemex.

La salida de Shell de la venta directa de gasolinas en México sigue la pauta de su retirada de los campos ganados en las rondas petroleras del país. En 2018, la firma se coronó como la gran ganadora de la ronda de licitación en aguas profundas, al llevarse nueve de los 19 bloques adjudicados. Sin embargo, un lustro después, en 2023, la firma comenzó a deslindarse de los proyectos con menos oportunidades.

A la fecha, la compañía, que fungía como operador o socio financiero en 12 contratos petroleros —derivados de la reforma energética de Enrique Peña Nieto— ha cedido y renunciado a estos proyectos. En algunos casos, la declinación de estos yacimientos ha implicado sendas multas para la petrolera. En junio pasado, la autoridad ordenó el pago de 3,8 millones de dólares de Shell tras resolver que no había cumplido con el programa mínimo de trabajos en un yacimiento localizado en las costas de Veracruz y Tabasco. Shell no es la única privada que ha renunciado a los yacimientos de ‘oro negro’. Otras empresas como BP o Repsol también han determinado abandonar los yacimientos que habían obtenido en las primeras rondas petroleras en México.

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Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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