Por favor, deja de conectar con tus hijos: lo fundamental es estar
Pasar tiempo de calidad o sintonizar son conceptos que parten de un juicio de valor culpabilizando de manera injusta a quien, según algunos gurús de la crianza, no es un padre o una madre presente


Qué nos ha pasado para que, en pleno siglo XXI, tengamos que escuchar un día sí y otro también que debes conectar como padre o madre con tus hijos. O que tienes que sintonizar con ellos y sus emociones. O que tienes que comprenderlos y acompañarlos en sus procesos como si cuando los recogieses del colegio te dedicaras a todo lo contrario.
¿Qué procesos hay que sintonizar o conectar? ¿Una rabieta? Ahora resulta que hay que “conectar y sintonizar” con la rabieta de tu hijo mirándole a los ojos mientras parece que está poseído por el demonio. Pero vamos a ver, si en una rabieta lo más adecuado es una extinción, que se define como dejar de reforzar una conducta que previamente era reforzada, siendo un proceso de modificación de conducta eficaz y con evidencia, que funciona, que no es irrespetuoso y hace que quien tiene la rabieta vea que no va a conseguir lo que busca. Pero no, tienes que conectar y sintonizar, alcanzar el nirvana en plena explosión de pataleta infantil sin sentido. ¿Alguien me puede explicar qué significa esto de conectar y sintonizar, y durante cuánto tiempo hay que hacerlo, cuando un niño o una niña está pataleando, insultando o simplemente tiene un capricho y se pone insoportable? Sí, he escrito insoportable.
Porque claro, tiene que venir el psicólogo de turno a explicarte a ti, que te desvives por tus hijos cada día, que lo relevante es “la conexión”. ¿Se referirán a entender una emoción? ¡Anda! Que los padres no saben cuándo su hijo está triste, alegre o enfadado. Cómo no se me había ocurrido. A ver si me saben explicar esto: ¿cómo se sintoniza a las diez de la noche cuándo un niño de 5 años no se duerme y está dando vueltas por la habitación gritando como un poseso? ¿De verdad hay que sintonizar y entender su emoción para que se vaya a la cama? Te van a dar las dos de la mañana. Garantizado. Y vas a acabar frustrado. Garantizado. Eso sí, autocomplaciente y realizado contigo mismo porque has conectado con su emoción y le has permitido a tu hijo expresarla sin impedimentos como un padre guay y no tóxico. Por supuesto, lo has subido a tu feed de Instagram como ejemplo de crianza consciente y respetuosa (aunque nadie sabe qué significa realmente esto) para dar ejemplo.
¿Por qué partimos de un juicio de valor como profesionales diciendo a padres y madres que lo más importante es conectar como si no lo hicieran? ¿Es que en los años ochenta no nos enseñaron a hacerlo? Porque la mayoría de los que hablan de conectar vienen de esa época. ¿No conectaban las madres con sus hijos entonces? ¿De verdad quienes nos criamos en esa época no vimos cómo se dejaban la vida para sacarnos adelante? ¿De verdad que estamos con este cuento de la conexión en 2025?

¿Qué hay detrás de todo esto? Pues detrás de todo esto no hay nada. Solo hay juicios de valor hacia padres y madres. Es cierto que hay casos de negligencia, de abandono o de violencia, pero da la sensación que cuando hablan de conectar y sintonizar todos estos gurús de la crianza moderna no se refieren precisamente a los menores que viven en centros de acogida o centros de protección.
Y espera, que el siguiente consejo es que tienes que estar presente. Conectar, sintonizar y estar presente. Pero, de nuevo, ¿qué padre o madre no está presente? Entiendo que otra vez volvemos a hablar de niños y niñas maltratados porque si no, no entiendo que se cuestione también la presencialidad. De hecho, esto recuerda a aquello de que tienes que pasar con tus hijos “horas de calidad”. Otra falacia posmoderna porque lo importante no es la calidad, o conectar. Lo fundamental es estar. Más cansado, menos cansado, más harto o harta, o más feliz, o más estresado, pero que estés. Porque cuando adornamos el estar con palabras como “estar conectado” o “estar sintonizando” lo que hacemos es adjetivar un rol crucial que es único y extraordinario: ser padre o madre. Punto. El tiempo de calidad, el conectar, el sintonizar son calificativos que parten de un juicio de valor culpabilizando de manera injusta a quien, según estos gurús, “no conecta”, “no sintoniza” o no “está presente” con sus hijos.
Por sí solo estar es conectar. Eso tienes que hacer. Estar y ser. Estos dos verbos tan importantes. Nada más. Olvida los enchufes, no eres un conector de niños. No eres la radio, como cuando sintonizas una emisora en el coche. Porque si hablan de conectar lo hacen también de lo contrario, que es desconectar. Y para desconectar hay que hacerlo aposta: hay que dejar de cuidar, hay que despreocuparse y desatender.
¿No podrían estos gurús ser más realistas y decir a padres y madres que simplemente sean padres y madres con lo intenso y lo agradecido que es? Pero claro, eso no vende. Vende más la conexión, lo etéreo y lo inalcanzable, porque así te mantienen “conectado” con su discurso mientras te cuestionas si eres un buen padre o una buena madre. Porque claro, si no hubiese malos padres y malas madres que no “están presentes”, que “no conectan” ni “sintonizan” con sus hijos e hijas, habría que inventarlos. Si no, de qué iban a vivir.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
