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Lactancia materna
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Por una lactancia materna como un asunto universal

Promover dar el pecho desde una óptica integral, inclusiva y feminista, supone ir más allá de datos científicos y protocolos sanitarios: significa tejer una red de apoyos que involucre a toda la sociedad

El 'lactivismo' defiende que la responsabilidad no debe recaer solo en las madres. Familiares, parejas, empleadores y Administraciones Públicas deben convertirse en “entornos lactantes corresponsables”.

La tasa de lactancia materna en el mundo no alcanza ni el 50% en bebés menores de seis meses, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Amamantar se promociona a nivel institucional, pero, ¿se hace de un modo realmente efectivo, además de respetuoso con los derechos a todos los efectos, inclusivo y feminista? Desde 2018, la primera semana de agosto, se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, según refrendó la Asamblea Mundial de la Salud de la OMS. La campaña, con un lema diferente cada año, tiene como objetivo promover los entornos propicios que ayudan a las mujeres a amamantar, así como el intercambio de información sobre los beneficios de la lactancia materna y sus estrategias.

Durante décadas, la lactancia se ha impulsado por sus evidentes beneficios para la salud de madres y bebés. Sin embargo, la forma en que se ha estudiado y difundido suele quedarse en el mero relato de sus ventajas biológicas, sin atender a factores culturales, sociales o de género. Cuando el debate se cruza con las teorías feministas, surgen dos corrientes enfrentadas: una denuncia que la promoción de la lactancia refuerza roles tradicionales, colocando sobre la mujer una carga adicional; otra defiende que la lactancia, en cambio, no es la fuente de la desigualdad y que, bien al contrario, puede convertirse en una herramienta de empoderamiento y justicia social.

Desde la primera perspectiva crítica se ha acusado a la promoción convencional de “naturalizar” el cuerpo de la mujer y de idealizar a la madre, atribuyéndole un mandato casi ineludible. Se denuncia que, al enfatizar solamente el aspecto médico, se puede obstruir la autonomía de la madre, medicalizando en exceso un acto íntimo y generando culpa en quienes no pueden o no desean amamantar. Frente a ello, el llamado lactivismo propone replantear la promoción lactante desde una mirada holística y transformadora profunda. Reconoce la dimensión corporal de la lactancia, pero también su arraigo cultural: una culturaleza en la que conviven lo natural/biológico y el patrón cultural. Aboga por orientar con información significativa y el apoyo mutuo entre pares y grupos de crianza, en lugar de imponer recomendaciones sanitarias que puedan resultar, a menudo, autoritarias y paternalistas. El objetivo es siempre empoderar, nunca culpabilizar.

Además, el lactivismo defiende que la responsabilidad no debe recaer solo en las madres. Familiares, parejas, empleadores y Administraciones Públicas deben convertirse en “entornos lactantes corresponsables” preparados para facilitar la práctica: permisos laborales adecuados, espacios públicos habilitados y redes de apoyo comunitario. Solo así se evitará que la lactancia siga siendo considerada como un asunto exclusivamente privado o, peor aún, un privilegio al alcance de unas pocas.

Promover la lactancia desde una óptica integral, inclusiva y feminista, supone ir más allá de datos científicos.

Por último, el cambio de paradigma exige subvertir, también, la antigua división entre lo público y lo privado. Reclamar la visibilidad y el prestigio del cuidado implica invitar a los hombres a compartir de manera activa y corresponsable las tareas de crianza: solo cuando todas las personas en sociedad participen por igual en el cuidado reproductivo, podremos hablar de una promoción lactante realmente igualitaria y feminista.

En definitiva, promover la lactancia desde una óptica integral, inclusiva y feminista supone ir más allá de datos científicos y protocolos sanitarios: significa tejer una red de apoyos que involucre a toda la sociedad, reconociendo que la libertad de decisión solo es genuina si la lactancia no supone un menoscabo de derechos, como sucede hoy. La promoción no debe, ni puede, estar exclusivamente centrada en las madres, aunque contenga todos sus beneficios en sus supuestos teóricos, aunque se trate de empoderarlas en su decisión de amamantar, aunque se reciba un apoyo entre iguales: si no integramos todos los entornos que afectan la lactancia, comenzando por el paterno (por su peso cultural y estadístico) y hacia una dimensión universal, no se puede considerar realmente una promoción feminista de la lactancia.

Proponemos así un modelo promocional innovador de lactancia humana integral, una alternativa que reconoce la implicación subordinada y auxiliar de los entornos lactantes (especialmente el paterno) como apoyo esencial para las madres, transitando desde la lactancia materno-filial a la lactancia humana. Este modelo busca ampliar el concepto de socialización lactante, alineándose con los objetivos de UNICEF hacia una estrategia global breastfeeding friendly, hacia un auténtico planeta amigo de la lactancia. Una estrategia integral, en resumen, que aboga por una sociedad lactante, basada en el compromiso colectivo, sistémico, económico y político, para que amamantar sea un ejercicio pleno de derechos y soberanía.

Para saber más

Martínez Casares, J. Ángel, Massó Guijarro, E., Cid Expósito, M. G. (2025) Análisis cualitativo de la publicidad institucional en la promoción de lactancia materna: sesgos de género y entornos lactantes corresponsables. Por un Modelo de Lactancia Humana Integral. Rev Esp Salud Pública. 99: 19 de junio e202506034

Martínez Casares, J. Ángel, Massó Guijarro, E., & Cid Expósito, M. G. (2025). Promoción de lactancia materna: perspectivas críticas, diálogos feministas y ampliación del modelo teórico. Revista De Lactancia Materna. 3, e32567.

Podcast La teta contra Goliat.

 

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