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China sanciona a 20 empresas de defensa de Estados Unidos por vender armas a Taiwán

Washington anunció hace días el mayor paquete de suministro militar a la isla, que Pekín reclama como parte de su territorio

La relación entre China y Estados Unidos vuelve a tensarse por Taiwán. El Ministerio de Exteriores chino ha impuesto este viernes medidas punitivas contra 20 empresas estadounidenses del sector de la defensa y diez de sus altos directivos, en represalia por el último paquete de venta de armas para la isla anunciado por Washington y valorado en 11.100 millones de dólares (unos 9.428 millones de euros). Esa operación, que aún debe completar su tramitación en el Congreso estadounidense, constituiría el mayor acuerdo de suministro militar a Taipéi hasta la fecha.

La Cancillería china ha explicado en un comunicado que las sanciones, que entran en vigor esta misma tarde, incluyen la congelación de activos que esas compañías e individuos puedan tener en China, la prohibición de realizar nuevas inversiones en el gigante asiático y la restricción a la cooperación de cualquier tipo con organizaciones o particulares chinos. Además, los ejecutivos afectados tendrán vetada la entrada en el país, así como en Hong Kong y Macao.

Entre las empresas castigadas figuran algunos de los principales pilares del complejo militar-industrial estadounidense, como Northrop Grumman Systems Corporation, uno de los grandes desarrolladores de sistemas de misiles, radares y plataformas aeroespaciales. En la lista también aparece L3Harris Maritime Services, especializada en sensores, sistemas de comunicación y tecnología naval avanzada (un ámbito estrechamente vinculado a la modernización de las capacidades defensivas de Taiwán frente a China) y la filial en San Luis de Boeing, uno de los mayores grupos aeronáuticos del mundo.

De acuerdo con las autoridades chinas, las medidas van dirigidas contra compañías e individuos que han participado en la entrega de armamento a Taiwán “en los últimos años”. Desde el Ministerio de Exteriores enfatizan que esas ventas suponen una “injerencia en los asuntos internos de China” y que “socavan su soberanía e integridad territorial”. También señalan que se trata de una “grave violación” de los marcos en los que se basan las relaciones diplomáticas entre Pekín y Washington.

Taiwán es el lugar en el que se exiliaron las fuerzas nacionalistas tras perder la guerra civil china en 1949. Aunque el Partido Comunista nunca ha ejercido autoridad efectiva sobre la isla, la República Popular la considera una parte inalienable de su territorio y afirma que la reunificación es “inevitable”. Y no descarta el uso de la fuerza para lograr ese objetivo.

En su comunicado de este viernes, la Cancillería china subraya que “la cuestión de Taiwán está en el centro de los intereses fundamentales de China y es la primera línea roja que no debe cruzarse”. Prosigue con contundencia: “Cualquiera que intente traspasarla y provocar se encontrará con la respuesta firme de China [...] y pagará un alto precio por su ofensa”. “Ningún país ni fuerza [externa] debe subestimar jamás la determinación, voluntad y capacidad del Gobierno y el pueblo chino para salvaguardar su soberanía e integridad territorial”, zanja.

No es la primera vez que Pekín recurre a sanciones contra empresas de defensa estadounidenses por sus ventas a Taiwán, pero sí es su ofensiva más amplia en los últimos años.

Las contramedidas llegan después de que la Administración de Donald Trump anunciara la semana pasada un paquete de venta de armamento a Taiwán valorado en más de 9.400 millones de euros, que incluye el suministro de sistemas de artillería de alta movilidad, misiles tácticos, obuses autopropulsados, drones, software militar y misiles antitanque. El Departamento de Estado lo hizo público mientras el presidente estadounidense abordaba en un discurso televisado cuestiones de política exterior, sin mencionar ni a China ni a Taiwán.

Aunque la antigua isla de Formosa funciona como un Estado de facto —tiene un Gobierno elegido democráticamente desde 1996, una Constitución y un Ejército—, la mayoría de la comunidad internacional (incluido Estados Unidos) no reconoce a Taiwán como un país soberano. Actualmente, solamente 12 países tienen vínculos diplomáticos con la isla.

No obstante, Washington mantiene desde 1979 (año en el que reconoció al Gobierno en Pekín como el representante de China) una estrecha relación de seguridad con Taipéi basada en el Acta de Relaciones con Taiwán, que le obliga a suministrar armas y asistencia defensiva para fortalecer su capacidad de autoprotección.

La Casa Blanca alega que las nuevas ventas contribuirán a salvaguardar “los intereses nacionales, económicos y de seguridad de Estados Unidos” porque respaldan “los esfuerzos del destinatario por modernizar sus fuerzas armadas y mejorar su capacidad defensiva”. Además, considera que ayudarán a “mantener la estabilidad política, el equilibrio militar y el progreso económico en la región”.

El Gobierno taiwanés se ha comprometido a elevar el gasto en Defensa hasta el 3,3% del PIB en 2026 y hasta el 5% en 2030, después de que el Pentágono reclamaran a Taipéi una mayor inversión, en línea con las exigencias de Trump tras su regreso al Despacho Oval.

Estados Unidos y Taiwán llevan intentando acelerar la aprobación de suministros militares desde que en agosto de 2022 China llevó a cabo unas intensas maniobras con fuego real alrededor de la isla, en respuesta a la visita a Taipéi de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, la demócrata Nancy Pelosi, un acto que desató la furia de Pekín. Desde entonces, el Ejército chino ha aumentado los juegos de guerra en los que simula bloqueos del territorio taiwanés por mar y aire.

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Sobre la firma

Inma Bonet
Es la colaboradora de EL PAÍS en Asia desde 2021. Reside en China desde 2015, primero como estudiante de chino y de un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín (BFSU), y luego como periodista. Antes de unirse a este diario trabajó en televisión y radio.
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