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Muere en combate el líder de la milicia palestina que Israel impulsaba en Gaza para contrarrestar a Hamás

El gobierno israelí facilitaba el arraigo del grupo de Yasser Abu Shabab en el sur de la Franja para habilitar un territorio libre de Hamás y de hambre, mientras el resto del enclave avanzaba hacia la hambruna

El líder de la milicia que Israel ha impulsado en Gaza en un esfuerzo para contrarrestar a Hamás ha muerto este jueves en un hospital israelí, según informan varios diarios israelíes citando fuentes reservadas. Yasser Abu Shabab, líder de la milicia Abu Shabab, habría muerto a causa de una pelea entre clanes en Gaza, según indican las mismas fuentes, que evitan adjudicar el incidente a la organización palestina Hamás.

Durante los meses anteriores al alto el fuego iniciado en octubre, las autoridades israelíes habían facilitado o supervisado el arraigo de los hombres de Abu Shabab en la periferia de Rafah, una zona del sur del enclave controlada por el Ejército de Israel. Desde allí, la organización —acusada de tener inspiración yihadista— ofrecía a las familias gazatíes un campamento ubicado en un territorio “libre de Hamás” donde no les faltaría comida ni agua. Todo, mientras el resto del enclave avanzaba hacia la hambruna, declarada de manera oficial en agosto. El impulso de la banda, que en octubre contaba con más de 500 combatientes, pretendía en última instancia disputar a Hamás el control del enclave, algo que habría sometido a la Franja al conflicto civil.

La emisora publica israelí Kan se ha hecho eco de imágenes que muestran supuestos combates entre varios miembros de la milicia Abu Shabab, que se hacen llamar Fuerzas Populares, y un grupo que hacia cánticos en favor de Hamás. Desde el inicio de la tregua, el pasado 13 de octubre, Hamás ha perseguido, detenido o ejecutado a miembros de otros clanes armados que percibe como rivales. Luego, Yasser Abu Shabab, un señor de la guerra beduino y natural de Rafah, habría sido trasladado herido a un hospital del sur de Israel, donde habría fallecido. El Centro Médico Soroka, en Beersheba, ha negado las informaciones que lo relacionan con la atención hospitalaria prestada a Abu Shabab en el interior de Israel.

Beersheba, como otros municipios en el sur de Israel, está a menos de una hora en coche de Kerem Shalom, uno de los pasos hacia Gaza más utilizados por las tropas israelíes y por los convoyes humanitarios. Precisamente, el territorio de 50 hectáreas en una zona bajo férreo control israelí donde la milicia de Abu Shabab se ha hecho fuerte durante los últimos meses se encuentra a apenas cinco kilómetros de ese paso fronterizo, por donde circula buena parte de la escasa ayuda humanitaria que accede al enclave.

Un informe interno de Naciones Unidas fechado en noviembre de 2024 y accedido por el medio británico Sky News, identifica a la organización de Yasser Abu Shabab como “el mayor actor detrás de los saqueos masivos y sistemáticos” contra los convoyes humanitarios en Gaza. Israel, sin embargo, siempre acusó de ello a Hamás, utilizando ese argumento no demostrado como fundamento para bloquear el sistema humanitario liderado por la ONU, con más de 400 puntos de reparto, y establecer la controvertida Fundación Humanitaria de Gaza, con cuatro o cinco puntos de distribución según el momento. Los mercenarios estadounidenses y los soldados israelíes que custodiaban esas instalaciones —ya desmanteladas— abrían fuego a diario contra poblaciones hambrientas, y mataron en pocos meses de actividad a más de 800 personas, según la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los derechos humanos (OHCHR).

Las autoridades israelíes han evitado este jueves hacer declaraciones al respecto de la muerte de su aliado en Gaza. El pasado 5 de junio, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no negó que estuviera reforzando las actividades de esa milicia en el enclave: “Israel está trabajando para vencer a Hamás mediante múltiples medios, tal y como recomiendan todos los jefes de las autoridades de seguridad”.

Ese comunicado de emergencia de Netanyahu respondía al exministro de Defensa, Avigdor Lieberman, que acudió a la radio pública israelí para acusar al Gobierno de armar “a familias criminales en Gaza” que “se identifican con el Estado Islámico”. “Nadie puede asegurar que esas armas no se volverán contra nosotros en algún momento”, concluía Lieberman, un veterano político israelí.

Un criminal contra Hamás

El auge de Abu Shabab, alguien considerado en Gaza como un criminal implicado en actividades de saqueo, tráfico y extorsión, se vio reflejado en sus crecientes capacidades para llegar a un público cada vez mayor. Primero, el grupo se dio a conocer en Facebook, donde a mediados de 2025 anunció el establecimiento de una zona en Rafah donde los gazatíes podían acceder a ayuda y a seguridad. “Las Fuerzas Populares han regresado al este de Rafah bajo el amparo de la legitimidad palestina”, decían mientras criticaban a Hamás y a la Autoridad Palestina, que gobierna partes de Cisjordania. Los vídeos mostraban a hombres armados con rifles de asalto y equipamiento militar en estado impecable, y enseñaban cómo entregaban cajas de comida a familias palestinas mientras las muertes por inanición se sucedían en el resto de la Franja. También publicaban números de teléfono para que familias desplazadas pudieran dirigirse a la zona, rodeada de tropas israelíes.

Poco más tarde, Abu Shabab publicaba artículos en el diario estadounidense The Washington Post. “Nuestro barrio se ha convertido en la primera área de Gaza no gobernada por Hamás desde 2007”, reivindicaba el miliciano en una pieza escrita en julio. “Nuestras patrullas mantienen a Hamás alejado. Como resultado, la vida aquí no se parece a la vida en Gaza. Aquí hay acceso a comida, refugio, agua y suministros médicos”. Allí, concluía, “la guerra ha terminado”.

Un dirigente de las Fuerzas Populares declaró a Sky News en octubre que el territorio que controlan alojaba a unas 1.500 personas, de las cuales entre 500 y 700 eran combatientes. La llegada de la tregua durante ese mes dejó el futuro de la milicia y su relación con Israel en una incógnita, pero mantuvo a los milicianos y a sus familias protegidos por Israel al este de la Línea Amarilla, que determina la mitad de la Franja que las tropas israelíes controlan en virtud de la primera fase de la frágil tregua.

“Israel ha elegido [como aliado] a uno de los pocos actores en Gaza que es menos popular que Hamas”, explicaba Rob Geist Pinfold, profesor en Seguridad Internacional y doctor en Estudios de Guerra en la Kings College de Londres, durante una entrevista con EL PAÍS en julio. “Pero creo que [apoyar a Abu Shabab] sirve a los objetivos a largo plazo de Israel, que no son encontrar una alternativa a Hamas, sino crear el caos y convertir Gaza en un territorio ingobernable e inhabitable”.

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