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Youmna El Sayed, reportera palestina: “Mi familia me dijo que tenía que elegir ser periodista o madre”

La corresponsal de Al Jazeera en inglés salió de Gaza con sus hijos tras ser amenazada. Ahora sigue contando la guerra como refugiada y pide que no se olvide

Youmna El Sayed
Elena G. Sevillano

Youmna El Sayed vivía en Ciudad de Gaza con su marido y sus cuatro hijos cuando empezó la guerra en octubre de 2023. Como corresponsal de la cadena en inglés de Al Jazeera se dedicó a informar de los ataques de Hamás, primero, y de la posterior respuesta de Israel, que, más de dos años después, ha dejado casi 70.000 muertos palestinos. Sin periodistas extranjeros por el veto de Israel, su trabajo y el de otros reporteros locales permitió al mundo conocer lo que se vivía en Gaza. Cuando a finales de 2023 tuvo la posibilidad de salir, dudó. “Fue una decisión muy difícil para mí”, reflexionaba el 18 de noviembre en Barcelona, a donde acudió para participar en un acto en el Colegio de Periodistas para exigir que la prensa internacional pueda entrar en Gaza.

“Hubo un momento clave, cuando mi madre me dijo: ‘Tienes que elegir entre ser periodista o ser madre, porque ahora no puedes ser ambas cosas”, relata en una entrevista con EL PAÍS. El Sayed (El Cairo, 35 años) eligió poner a resguardo a sus hijos. Hoy vive refugiada en su ciudad natal, desde donde viaja por el mundo para explicar lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en Gaza pese al alto el fuego: “El genocidio de un pueblo frente a los ojos del mundo”, asegura.

La culpa del superviviente todavía atenaza a El Sayed. “Estoy contenta porque ahora mis hijos están a salvo, pero mis compañeros siguen allí y el genocidio continúa”, lamenta. En el tiempo que cubrió el conflicto, sufrió con sus hijos (de entre 5 y 12 años entonces) las mismas calamidades que el resto de la población: bombardeos, desplazamientos forzados, hambre. “En tres meses tuvimos que huir seis veces”, relata. Mientras buscaba cómo dar de comer a su familia, se conectaba en directo para informar de la marcha del conflicto. En 2021, una de esas conexiones se había hecho viral porque en pleno directo Israel lanzó un ataque contra el edificio de al lado. Al trabajar para Al Jazeera, y además en inglés, El Sayed era muy conocida. Y eso la convertía en objetivo. “El ejército israelí me amenazó dos veces y eso me hizo sentir que yo era la mayor amenaza y el mayor peligro para la vida de mis hijos”.

La periodista gazatí es muy crítica con los medios internacionales, a los que acusa de haber comprado la narrativa israelí, de deshumanizar a las víctimas palestinas y de no hacer lo suficiente para comprobar de forma independiente las informaciones del ejército de Israel. Los periodistas internacionales han tenido vetado el acceso a Gaza. Solo muy recientemente ha permitido el Gobierno de Benjamín Netanyahu la entrada a una zona concreta bajo acompañamiento de las fuerzas de defensa. “Israel ha estado mintiendo constantemente, desde el asesinato de Shireen Abu Akleh [periodista palestina tiroteada en mayo de 2022 cuando cubría unos enfrentamientos en Yenín, en Cisjordania], en los ataques a los hospitales, en la masacre de la harina [en febrero de 2024 murieron tiroteados 112 civiles palestinos que intentaban conseguir alimentos de un convoy humanitario; Israel dijo que fue una estampida], en la muerte de [la niña] Hind Rajab en un coche con 350 agujeros de bala…”.

Los medios internacionales han perdido credibilidad, asegura El Sayed, y han empujado a la gente a informarse en las redes sociales, con el riesgo de desinformación que eso entraña: “¿Por qué, cuando se dan datos de fallecidos o heridos, se habla del Ministerio de Salud de Hamás? Es una forma de manipular, de indicar que deben sospechar. Es el Ministerio de Salud palestino”.

La reportera, que no puede trabajar para Al Jazzera porque la cadena está vetada en Egipto desde 2011, es muy pesimista con respecto al plan del presidente estadounidense, Donald Trump, para la Franja. “Es una continuación del plan inicial, que es apoderarse de Gaza y convertirla en una Riviera. Ahora es un lugar destruido, inhabitable, pero cuando se apoderen de él se llevarán sus recursos. Todos quieren un pedazo del pastel”. El plan, en su opinión, no beneficia a los ciudadanos de Gaza. “Si hubieran querido hacer algo por los palestinos, al menos habrían empezado por aplicar el acuerdo de alto el fuego”. No está sucediendo, denuncia. “Se acordó la entrada de 600 camiones humanitarios al día, con combustible, gas para cocinar, medicamentos, y están ingresando entre 100 y 160. No han entrado ni combustible ni medicamentos y la comida que llega son dulces, chocolate, refrescos, fideos precocinados. No entra comida de verdad, proteína, verduras, la que necesita una población que sufre malnutrición desde hace dos años. Es una estrategia para hacerles enfermar aún más”.

Pese a las críticas, El Sayed cree que la prensa internacional todavía tiene que desempeñar un papel importante en la cobertura de la guerra, el de investigar y documentar las violaciones de derechos humanos. Cuenta que en los 12 años que ejerció como periodista en Gaza sufrió la continua represión de Israel. “A nadie le importaba porque solo nos afectaba a nosotros. Ahora que ha afectado a los periodistas internacionales, se han sorprendido. No se esperaban que les prohibieran hacer su trabajo. Pues eso es Israel. Para nosotros, es la realidad que hemos vivido siempre”.

La reportera, formada en idiomas y traducción en la Universidad de El Cairo, todavía tiene a toda su familia extensa en Gaza. A veces le muestran imágenes de dónde vivía y trabajaba. “No reconozco nada porque todo es un desierto lleno de escombros”. Su salida a Egipto le costó a su padre mucho dinero. Hoy la frontera egipcia está cerrada. En las últimas semanas, se han detectado, explica, salidas de Gaza con destino a Sudáfrica a cambio de entre 2.500 y 5.000 dólares [de unos 2.150 a 4.300 euros]. “Israel está facilitando los viajes de familias de Gaza porque sigue adelante con su plan. Los quiere fuera, continúa con la limpieza étnica de los palestinos”, asegura.

Terminada la entrevista, El Sayed se detiene frente a la muestra que homenajea a los casi 250 periodistas muertos durante la guerra de Gaza. Una foto le llama la atención. La acaricia con el dedo y se emociona por primera vez: “Mi compañero, mi amigo”. Samer Abu Daqqa, de 45 años, era operador de cámara de Al Jazeera. Murió por un ataque con drones mientras cubría las consecuencias de los ataques israelíes contra una escuela de la ONU que albergaba a refugiados en Jan Yunis el 15 de diciembre de 2023.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es redactora de la sección de Internacional. Fue la corresponsal de EL PAÍS en Alemania de 2021 a 2024 y antes pasó por las secciones de Economía, Nacional, Sociedad e Investigación. Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y cursó el máster de Periodismo UAM/ELPAÍS.
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