Polémica en Francia por la cancelación de ‘Barbie’ en un cine de verano por “denigrar a la mujer”
El alcalde comunista de Noisy-Le-Sec suspende la función tras las amenazas de unos vecinos que alegaban también que el filme “promueve la homosexualidad”. La derecha le acusa de ceder ante el islamismo

Lo que iba a ser una agradable velada al aire libre viendo Barbie ha acabado en una polémica política en Francia. Empezó el viernes 8 de agosto en Noisy-le-Sec, un municipio a unos ocho kilómetros al noroeste de París, en el departamento de Seine Saint Denis. La película de Greta Gerwig iba a proyectarse dentro de la programación “Cine bajo las estrellas”, destinada a ofrecer actividades estivales a los vecinos del barrio. Los técnicos municipales estaban instalando la pantalla gigante cuando un grupo de jóvenes les amenazó con impedir la proyección y destrozar el material, bajo el argumento de que la película “denigra la integridad de la mujer y promueve la homosexualidad” y de que no es apta para los menores.
El alcalde, Olivier Sarrabeyrouse, del Partido Comunista, decidió cancelar la sesión “por las amenazas insistentes, y para no poner en peligro la seguridad de los agentes y del público”. El jueves de la semana pasada presentó una denuncia por amenazas e intimidación y se ha abierto una investigación para identificar a los autores y esclarecer un asunto que ha provocado airadas reacciones en toda la clase política, al reabrir el debate sobre la laicidad, un pilar del Estado francés, que busca preservar el espacio público de cualquier manifestación religiosa.
La derecha y la extrema derecha acusan al alcalde de haber cedido ante las presiones y de “someterse a la ideología islamista”, dijo Yoann Gillet, diputado de Reagrupamiento Nacional, el partido de Marine Le Pen. El ministro del Interior, Bruno Retailleau, criticó a “la minoría que intenta islamizar los espacios públicos”. “Estamos en Francia y en Francia no hay vigilantes de la moral”, afirmó. “No vamos a ceder a las reivindicaciones sectarias”, agregó. La ministra de Cultura, Rachida Dati, denunció “este ataque a la programación, privando a familias y niños de una actividad cultural” y aseguró que este tipo de ataques “se han convertido en una nueva forma de delincuencia”.
La película, que se estrenó en 2023, es una sátira feminista que habla de la misoginia y fue un éxito de taquilla. Iba a proyectarse en el barrio de Londeau, en Noisy, “un lugar complicado, no es muy aconsejable ir”, según advierte Cindy, una joven de 25 años, de origen magrebí, que prefiere no dar su nombre real. “No tenían que haber suspendido la película, creo que el alcalde ha sido demasiado prudente. Al hacerlo, ha dado una muestra de debilidad. Un pequeño grupo de gente no puede tener más poder”, señala.
Noisy-Le-Sec tiene unos 44.000 habitantes y la presencia de la población musulmana es palpable. Pasan muchos hombres con qamis, la túnica propia de países árabes. El municipio está vertebrado por una carretera de varios kilómetros llena de obras que “llevan paradas desde 2019”, lamenta Didier Menuier, un jubilado de 79 años que toma el fresco con su carro de la compra en la plaza Juana de Arco.
El hombre vive en Noisy desde 1959, el año en que fue creada la muñeca Barbie. “La película reivindica la diferencia. Es inadmisible que ocurra esto en una república laica. La religión no debe entrar en el espacio público”, defiende Menuier. El vecino señala que en los últimos años “ha podido haber cierta radicalización en algunos barrios y entre algunos grupos”, aunque matiza que “no es verdad que Seine Saint Denis sea peligroso”. “Hay muchos franceses, todos convivimos, somos una población diversa”, concluye.
Sofiane, con actitud más desafiante, cree que “el problema es que la película iba a proyectarse delante de los niños y no es apta para ellos”. “Estamos en un momento en el que ya no hay respeto y, en la educación de los niños a veces entramos en el exceso, pero no hay término medio”, comenta y asegura que este debate en torno a la proyección de la película “no tiene nada que ver con las mujeres”.
El alcalde del municipio ha explicado que la elección del filme se hizo por votación entre los propios habitantes del barrio y se ha defendido de las críticas al asegurar que no cedió a las presiones, sino que tomó la decisión para proteger a los funcionarios y al público, y para evitar incidentes. “Lamento que un pequeño grupo haya movilizado sus fuerzas para presionar e impedir la proyección de esta película, clasificada como apta para todos los públicos en Francia”, ha defendido Sarrabeyrous.
El alcalde ha señalado que ya se busca una fecha para programar la proyección y ha recordado que las amenazas que recibieron los trabajadores que instalaban la pantalla “se basaban en argumentos falsos por parte de una minoría de matones, que reflejan oscurantismo y fundamentalismo”. También ha lamentado que, en apenas 24 horas, su decisión, “que pretendía proteger, no ceder”, haya sido objeto de instrumentalización política y “haya provocado un odio racista e islamófobo”.
En la plaza Juana de Arco, Marie zanja el asunto: “Creo que cancelar la película ha sido un error, si alguien considera que no es apropiada, entonces que no vaya a verla ni lleve a sus hijos. En eso consiste aceptar la diferencia y convivir con ella, como tratamos de hacer en Noisy”.
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