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La UE exige a Israel que frene el plan para extender aún más los asentamientos de colonos en Cisjordania

“Las demoliciones, traslados forzosos, desalojos y confiscaciones de viviendas deben parar”, reclama la jefa de la diplomacia europea

El ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Gideon Saar, y la alta representante para la Política Exterior, Kaja Kallas, en el centro, durante una visita de esta última a Jerusalén el pasado 24 de marzo.
Manuel V. Gómez

La alta representante para la Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, ha reclamado a Israel que frene su plan para construir un nuevo asentamiento de colonos judíos en Cisjordania. “La política de asentamientos de Israel —que incluye demoliciones, traslados forzados, desalojos y confiscaciones de viviendas— debe parar. Junto a la violencia continua de los colonos y las operaciones militares, estas decisiones unilaterales agravan una situación ya de por sí tensa sobre el terreno y erosionando aún más cualquier posibilidad de paz", ha señalado Kallas en un comunicado emitido la noche del jueves. No ha sido la única voz europea que se ha alzado contra los planes del Gobierno de Benjamín Netanyahu. También España, Alemania y Francia han reclamado lo mismo.

El ministro israelí de Finanzas, el ultraderechista Bezalel Smotrich, presentó este jueves un proyecto que el Gobierno tiene previsto aprobar la semana que viene para construir 3.000 casas en un nuevo asentamiento en Cisjordania. No es un plan nuevo. Israel lo tiene en el cajón desde hace años, pero la presión internacional, también de Estados Unidos, lo ha frenado por ahora.

Smotrich no esconde el objetivo real: imposibilitar la creación del Estado palestino. “Es una realidad que entierra la idea de un Estado palestino, porque no hay nada que reconocer ni nadie que lo reconozca”, declaró al anunciar sus planes.

Y ha sido ahí a donde ha apuntado Kallas, que ha instado a Israel “a que desista de llevar adelante esta decisión”, señalando sus trascendentales implicaciones y “la necesidad de considerar medidas para proteger la viabilidad de la solución de dos Estados”. Esta es la posición oficial de la UE, la mayoría de sus miembros no reconocen a Palestina.

Sí que la reconoce España, que lo hizo el año pasado, y este viernes ha recordado al Gobierno israelí que “todo asentamiento es ilegal conforme al derecho internacional”. El Ministerio de Asuntos Exteriores español, también a través de un comunicado, ha subrayado que este plan “atenta gravemente contra la viabilidad de la solución de los dos Estados, la única viable para lograr una paz justa y duradera”.

Alemania y Francia también han unido su voz a la de Kallas. El Ministerio de Exteriores alemán, a través de un portavoz, ha señalado que su país rechaza “firmemente” el anuncio del Gobierno israelí sobre la aprobación de miles de nuevas viviendas en un asentamiento en Cisjordania. París, por su parte, ha condenado la demolición de una escuela en el norte de este territorio para construir otro asentamiento, no el anunciado el jueves.

No obstante, el comunicado francés también se opone a ”la continuación de la política de colonización", que, según sus palabras, “constituye una grave violación del derecho internacional y pone en peligro la perspectiva de la solución de dos Estados”.

Todo esto, por ahora, no pasa de las palabras, porque la UE no logra ponerse de acuerdo para imponer ningún tipo de sanción a Israel por el drama humanitario que ha provocado en la franja de Gaza, tras casi dos años de bombardeos y un bloqueo que ha causado una hambruna. Ni siquiera el anuncio de que Netanyahu va a ordenar una ocupación mayor en la Franja, pese a las sospechas del ejército israelí de que esto puede agravar la situación, ha servido hasta el momento para que haya un consenso en la Unión sobre el asunto.

Fuente diplomáticas observan que en las últimas semanas se va abriendo paso la posición de suspender parcialmente una parte del Acuerdo de Asociación con Israel que atañe al desarrollo de unos programas científicos, como puso sobre la mesa Kallas a finales de julio. Entonces no fue posible porque un grupo de países, liderados por Alemania, creyeron que no era el momento. Sin embargo, los últimos pasos de Netanyahu estarían llevando a Berlín a virar su postura para permitir esa sanción simbólica, según estas fuentes.

La postura alemana es clave por dos motivos. El primero es meramente legal: este paso requiere de una mayoría cualificada de los Estados miembros a favor (un 55% de países de la UE que representen al menos el 65% de la población). El segundo cae del lado de la política. Alemania —condenada por el trauma histórico del holocausto judío— siempre es muy reticente a adoptar cualquier posición contra Israel. Pero los últimos acontecimientos están llevando al canciller, Friedrich Merz, a matizar la postura tradicional. Y eso es clave en el juego de equilibrios de la UE. Detrás de la posición de Berlín, hay otras capitales que no son tan elocuentes en su posición, como Roma. Así que varias fuentes diplomáticas europeas sospechan que si Alemania abre la puerta a este castigo simbólico, arrastraría consigo a otros Gobiernos de la UE.

Si ese paso llega pronto, se unirá al que probablemente se vea en septiembre en Naciones Unidas. Allí el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha anunciado que reconocerá el Estado palestino. El paso dado por París ha llevado a otros socios de la UE, como, Malta, Portugal y Finlandia, a caminar en la misma dirección que España, Irlanda, Noruega y Eslovenia anduvieron hace un año. A ellos se unirán Canadá y Austria, e, incluso, se ha mostrado dispuesto a hacerlo el Reino Unido si Israel no modifica su actitud. Y el anuncio de este jueves demuestra que no lo quiere hacer.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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