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La UE y Estados Unidos se acercan a un acuerdo comercial con un arancel del 15% para las exportaciones europeas

El posible pacto consolida la situación actual, pero empeora las condiciones previas a que Trump declarara la su guerra comercial

Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en 2020 en el Foro Económico de Davos.

El pesimismo de las últimas semanas se ha tornado este miércoles en optimismo en Bruselas: el pacto en materia comercial entre Estados Unidos y la UE parece más próximo que nunca. Los negociadores están cerca de cerrar un acuerdo con unos aranceles generales para las exportaciones europeas del 15%, lo que supondría rebajar a la mitad la amenaza del 30% que pesaba sobre Bruselas, tras el envío de una carta de Donald Trump, si no se lograba una salida antes del 1 de agosto. Así lo apuntan fuentes diplomáticas consultadas por EL PAÍS tras las informaciones adelantadas por el diario británico Financial Times.

La Comisión Europea ha comunicado este primer esbozo a los representantes de los Estados miembros este miércoles. Si prospera ese marco de negociación, el resultado no supondría una gran variación con respecto a la situación actual de los aranceles estadounidenses a Europa, aunque empeora las condiciones previas al inicio de la guerra comercial que Trump ha declarado al mundo tras su vuelta a la Casa Blanca.

El pacto que asoma por el horizonte se parece mucho al alcanzado por Washington con Japón este martes. Antes de que llegue su confirmación, falta el visto bueno de Trump; nada en Washington escapa a su supervisión en esta materia. “Todo depende de él”, explican fuentes diplomáticas europeas, que asumen que la última palabra la tendrá el inquilino de la Casa Blanca.

El acuerdo que se está armando consiste en un arancel general cercano al 15% para las exportaciones de la UE a Estados Unidos. Ese porcentaje, en realidad, ratifica la situación actual, en vigor desde comienzos de abril, cuando Washington suspendió los falsamente llamados “aranceles recíprocos” y los dejó en una tasa adicional del 10% que se sumaba al 4,8% que ya aplicaba antes. Así que el nuevo acuerdo solo supone una leve subida sobre lo previo. El incremento es, con todo, considerable con respecto a las condiciones que imperaban antes de la explosión de la guerra comercial.

Faltan por conocerse los detalles sobre qué sucederá con sectores de gran relevancia desde el prisma europeo, como los automóviles y los componentes de la automoción. Ahora estas exportaciones, capitales para Alemania y otros países, como Eslovaquia o Hungría, pagan un 27,5% de aranceles por entrar en Estados Unidos: los 2,5 puntos previos al regreso de Trump al poder y los 25 puntos adicionales que él impuso.

Movimiento de contenedores en el puerto alemán de Duisburg.

También es clave conocer qué va a pasar con las investigaciones abiertas sobre sectores como el farmacéutico −al que el presidente estadounidense amenazó con imponer un arancel del 200%− y los semiconductores. No obstante, y dado el optimismo de este miércoles en Bruselas, es probable que esos obstáculos, presentes hasta el pasado viernes, hayan desaparecido.

Posibles respuestas

Ante la posibilidad de que no cristalice el acuerdo con Estados Unidos, la UE sigue preparando también las represalias que podría imponer. Fuentes diplomáticas apuntan que esa posibilidad se ha abordado en la reunión de embajadores de los Estados ante la UE y que Francia ha mostrado la postura más dura de todos los países.

Este miércoles había arrancado en Bruselas con la noticia de que la Unión Europea estaba lista para aplicar sus aranceles a los productos estadounidenses si sus negociadores no firmaban un acuerdo, y que estos empezarían a aplicarse a partir del 7 de agosto. En total, serían gravámenes por valor de 93.000 millones de euros (unos 110.000 millones de dólares con el cambio actual), según el portavoz de Comercio de la UE. La amenaza fue recibida con escepticismo por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, que dijo que interpretaba las noticias sobre posibles represalias llegadas de Bruselas como meras tácticas para influir en la negociación.

Este miércoles se ha producido una llamada entre el comisario de Comercio de la UE, Maros Sefcovic, que ha llevado las riendas de la negociación, y el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick. Después de esa conversación, el comisario europeo ha informado a los Estados miembros.

En una entrevista con la televisión de Bloomberg, Bessent dijo por la mañana de Washington que las conversaciones con la UE iban “mejor que antes”. “Creo que estamos avanzando en la dirección correcta. Pero como ya he dicho, la UE tiene un problema: hay que pactar colectivamente, son 27 países”. Bruselas y Washington llevan semanas hablando para fijar un marco a partir de las amenazas de Trump, que el 2 de abril comunicó que impondría unos aranceles a las importaciones europeas del 20%, y hace un par de sábados envió una carta a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, con la cifra del 30%; entrará en vigor el 1 de agosto si no hay un pacto antes y si el presidente estadounidense no vuelve a echarse atrás y concede otro nuevo aplazamiento.

Sobre las posibles consecuencias de las réplicas con las que amenaza Europa, Bessent advirtió: “Nosotros somos la nación deficitaria [en la relación comercial]. Ellos son los del superávit. Así que cualquier escalada en los problemas comerciales siempre les afectará más”. La relación entre ambos socios es la más intensa del mundo, y en 2024 se saldó con un déficit de 235.600 millones de dólares para Washington, un 12,9% más que en 2023, según la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos.

El acuerdo alcanzado con Japón incluye, según dijo Trump el lunes en su red social, Truth, “la inversión de 550.000 millones de dólares en Estados Unidos, que recibirá el 90% de las ganancias” y la creación de una “empresa conjunta” para la exportación de gas natural licuado en Alaska. Esos puntos del pacto los definió Bessent como “añadidos creativos” de Tokio. Habrá que ver si el acuerdo con Bruselas incorpora mecanismos de ese estilo para apaciguar la política agresiva y volátil de Trump.

En abril, el presidente estadounidense impuso aranceles, mal llamados “recíprocos”, a decenas de sus socios. Una semana después, decretó una tregua hasta el 9 de julio, y su Administración presumió de que sería capaz de alcanzar “90 acuerdos en 90 días”. De momento, Washington ha cerrado cinco pactos, con el Reino Unido, Vietnam, con Indonesia, Filipinas y con Japón, además de una tregua con China, que Bessent, que viaja los próximos lunes y martes a Estocolmo para verse con los negociadores de Pekín, confía en consolidar.

De algunos acuerdos, como sucede con los del Reino Unido y Japón, se conocen más detalles que de otros. Por el de Filipinas, por ejemplo, Trump pasó de puntillas durante una visita de su presidente, Ferdinand Marcos hijo, este martes a la Casa Blanca. Aunque el caso más llamativo es el de Vietnam.

Hace tres semanas que Trump lo anunció −como acostumbra, y como con toda seguridad hará con la UE− en su red social. Desde entonces no han trascendido por ninguna de las dos partes detalles sobre los puntos en común, mucho menos, documentos que acrediten la naturaleza y el alcance del acuerdo, más allá de lo que dijo Trump: que Hanói pagará un arancel del 20% para los bienes que quiera exportar a Estados Unidos (un 40% si estos provienen de Pekín y hacen “transbordo” en Vietnam), a cambio de “abrir totalmente” su mercado a Washington.

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