Hossein Salami, jefe de la Guardia Revolucionaria: Israel acaba con su gran objetivo en Irán
El general iraní muere en su cuartel general junto a varios guardaespaldas. También es eliminado el jefe de las Fuerzas Armadas, uniéndose así al listado de líderes de Hezbolá y Hamás también asesinados en los últimos meses en operaciones israelíes

El general Hossein Salami, asesinado este viernes por Israel, era desde 2019 el máximo jefe de la Guardia de la Revolución Islámica de Irán, un cuerpo de élite con gran poder en el país y mejor dotado que el ejército. Salami se ha convertido así en el objetivo más destacado del régimen de Teherán alcanzado por el Estado judío en la presente fase del conflicto. Nacido en 1960, ha perdido la vida en su cuartel general junto a varios de sus guardaespaldas en uno de los bombardeos de este viernes, según un comunicado de la propia Guardia Revolucionaria. En él, prometen una “firme venganza” y responsabilizan de su muerte a Israel y a Estados Unidos. Poco después, el líder supremo, Ali Jameneí, ha nombrado sustituto. Se trata del general Mohamed Pakpour.
El nombre de Salami figura junto al del jefe de la fuerza aérea de la Guardia Revolucionaria, Amir Ali Hajizadeh, cuyo puesto ocupa ya el general Seyyed Abdolrahim Mousavi, y al de seis científicos responsables del programa nuclear iraní, también asesinados. Entre ellos están Mohammad-Mehdi Tehranchi, presidente de la Universidad Islámica Azad, y Fereydoun Abbasi, exjefe de la Organización de Energía Atómica de Irán. Todos han muerto, según fuentes oficiales iraníes, durante la ofensiva en diferentes regiones de Irán emprendida en la madrugada de este viernes por el ejército y los servicios secretos de Israel para, según han justificado, intentar frenar los avances del programa nuclear del régimen de Teherán.

Salami era una de las voces más críticas en sus discursos contra Israel y Estados Unidos, y una de las cabezas visibles de la represión por parte del régimen iraní de manifestaciones ciudadanas que reclamaban respeto a los derechos humanos. Las últimas declaraciones públicas del general, sancionado por Naciones Unidas y EE UU, han tenido lugar pocas horas antes de su muerte. Aseguraba que el cuerpo de la Guardia Revolucionaria estaba “totalmente preparado” y contaba con una “estrategia militar” para “contrarrestar cualquier agresión”, según palabras recogidas el jueves por la agencia oficial Irna. El general advertía de que, en caso de que su país fuera atacado, Israel no tendría enfrente a los “palestinos asediados e indefensos de Gaza”, dando a entender que la respuesta iraní sería mucho más poderosa.
Salami, nacido en Golpayegan (provincia de Isfahán), se unió pronto a las filas de los popularmente conocidos como pasdarán (Guardia Revolucionaria), un cuerpo creado por el ayatolá Jomeini en 1979 para afianzar la Revolución Islámica que derrocó ese año a la monarquía y que está considerado grupo terrorista por Estados Unidos. Depende directamente del líder supremo, Ali Jameneí.
Los tentáculos de la Guardia Revolucionaria se extienden más allá de la seguridad y la defensa y se adentran en la economía, la educación o el espionaje. Dispone de sus propios medios de comunicación y propaganda y sus hombres acaban integrados en empresas de sectores estratégicos como el energético, el transporte o la construcción.

Integran la Guardia Revolucionaria más de 150.000 efectivos que operan por tierra, mar y aire, que cuentan con sus propios servicios secretos y que han acabado convertidos en el principal pilar militar del régimen dentro y fuera del país. En este sentido, son esenciales sus vínculos con otras fuerzas aliadas de la región como Hezbolá en Líbano, Hamás en Palestina o la guerrilla hutí de Yemen.
Además de Salami, el ataque israelí ha acabado con otro objetivo iraní de máxima importancia: el general de división Mohamed Bagheri, jefe de las Fuerzas Armadas, según informa la televisión local.
El nombre de Salami se une a la nutrida lista de enemigos de alto rango a los que Israel ha asesinado de manera selectiva o en bombardeos indiscriminados en la región desde que Hamás llevara a cabo su matanza del 7 de octubre de 2023, cuando mató a más de 1.200 personas. De hecho, desde entonces han caído dos máximos líderes de Hamás y varios de segundo nivel.

Primero fue el turno de Ismail Haniya, jefe político de Hamás, que murió asesinado —sin que Israel se haya atrkibuido esa muerte oficialmente— el pasado 31 de julio en Teherán mientras asistía a los actos de toma de posesión del presidente Masud Pezeshkian. Tomó el relevo de Haniya, aunque por poco tiempo, el que era cabeza de Hamás dentro de Gaza, Yahia Sinwar, que perdió la vida en el sur de Gaza haciendo frente a las tropas de ocupación israelíes el 16 de octubre. A ellos se les unen otros mandos de la milicia islámica asesinados dentro de la Franja, como Mohamed Deif, Marwan Issa y Mohamed Sinwar (hermano de Yahia), o Saleh Aruri en Líbano.
En esa lista de archienemigos de Israel estaba también el líder durante más de tres décadas del partido-milicia chií libanés Hezbolá, el clérigo Hasan Nasralá, que murió en un bombardeo sobre Beirut el pasado 28 de septiembre. Pocos días después perdió la vida Hashem Safieddine, primo de Nasralá y quien previsiblemente iba a sucederle. El Estado judío también ha conseguido acabar en los últimos meses con otros cargos de la milicia como Ibrahim Qubaisi, Ibrahim Aqil, Ahmed Wabi, Fuad Shukr, Muhamad Nasser, Abdalá Taleb, Wissam al Tawil o Suhail Hussein Husseini. Algunos de los asesinados durante la actual contienda llevaban largos años perseguidos en medio de constantes intentos de acabar con ellos por parte de los servicios secretos y el ejército de Israel.

Además de llevar a cabo bombardeos desde el aire o el mar sobre Irán o Yemen, las fuerzas israelíes siguen estos días desplegadas y activas no solo en territorio palestino, sino también en otros Estados vecinos como Líbano o Siria. El jueves ejecutaron una operación contra lo que consideran integrantes de Hamás en el pueblo de Beit Jinn, al suroeste de Damasco y cerca de la frontera libanesa. Aparentemente, ninguno ocupaba cargos de importancia. No todos los enemigos son del rango de Hossein Salami.
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