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El ministro de Exteriores de Lituania: “Putin no tiene ningún interés en negociar la paz; solo quiere continuar la guerra”

Kestutis Budrys sostiene que los aliados de la OTAN deben elevar cuanto antes el gasto militar por encima del 5% del PIB

Kestutis Budrys
Carlos Torralba

Kestutis Budrys (Vilnius, 44 años) no alberga la más mínima esperanza de que las negociaciones entre Rusia y Ucrania concluyan con la firma de un acuerdo de paz. El ministro de Exteriores de Lituania considera que la actitud del Kremlin en torno a las conversaciones de Estambul es puro teatro, e insta a los aliados europeos a elevar vertiginosamente el gasto militar y a imponer aún más sanciones a Moscú.

“[Vladímir] Putin es la única persona que puede poner fin a esta guerra. Y puede hacerlo ahora mismo, no hay nada que negociar”, sostuvo el viernes durante una entrevista en la Embajada de Lituania en Madrid. El ministro, un político independiente que ostenta el cargo desde hace seis meses, y que durante más de un decenio asesoró a distintos presidentes lituanos en materia de seguridad, considera, sin embargo, que aún no ha llegado el momento de imponer sanciones a Israel por su ofensiva en la franja de Gaza.

Pregunta. Ucrania y Rusia iniciaron a mediados de mayo su primera ronda negociadora en más de tres años. ¿Tiene alguna esperanza de que las conversaciones en Turquía puedan derivar en un alto el fuego?

Respuesta. No. He sido muy escéptico desde el instante en que se anunció el primer encuentro en Estambul. Parecía más una estrategia rusa de engaño militar que la muestra de un interés genuino en debatir con franqueza sobre cómo poner fin a esta brutal guerra. No hemos de olvidar que Putin es un exagente del KGB que fue bien entrenado para mentir e interrumpir y dilatar cualquier proceso negociador. Pensar que, por primera vez, tendrá intención de detener la agresión, es naíf. No tiene ningún interés en alcanzar la paz; solo quiere continuar la guerra, porque cree que está logrando resultados.

P. ¿Cuánto le preocupa que Donald Trump llegue a desentenderse por completo de la guerra en Ucrania?

R. Tenemos que valorar sus esfuerzos y los del personal diplomático estadounidense que se ha involucrado activamente en el proceso. Creo sinceramente que el presidente Trump quiere lograr la paz, cumplir con su promesa. Vemos claramente dónde está el problema, cuáles son los obstáculos y quién es el principal impedimento: Putin. Sabemos que un gran paquete de sanciones está preparado en el Senado de Estados Unidos. Cuenta con el respaldo de una gran mayoría de senadores, y la UE y EE UU impondrán nuevas sanciones si Putin no acepta un alto el fuego incondicional.

P. Lituania es uno de los países que más ayuda ha donado a Ucrania en relación con el tamaño de su economía. ¿Se puede hacer todavía más?

R. Nos hemos comprometido a aportar al menos el 0,25% del PIB durante los próximos 10 años. Y me alegra que algunos de nuestros vecinos bálticos y nórdicos estén contribuyendo aún más. Llamamos a toda Europa a comprometerse también con al menos el 0,25%. No es una cifra tan alta como para alterar nuestras políticas fiscales. Y ese compromiso supondría más de 40.000 millones al año, una cantidad bastante grande que podría tener un impacto significativo.

P. Alemania inició la semana pasada el despliegue permanente de una brigada en Lituania. ¿Está satisfecho con el número de tropas aliadas destinadas en los países bálticos?

R. Necesitamos aumentar la presencia en la zona avanzada de defensa, en el frente oriental de la OTAN. Aún somos vulnerables ante hipotéticos ataques relámpago. Si las fuerzas rusas cruzaran la frontera repentinamente, no tendríamos suficiente capacidad de fuego ni de maniobra para frenarlas. Y vemos claramente que Rusia se está preparando para incrementar sus tropas en la zona cuando termine la guerra en Ucrania. Agradecemos la contribución de España, no solo en los países bálticos, sino también en Eslovaquia y Rumania. Y por supuesto valoramos muy positivamente el despliegue de una brigada blindada alemana. Vemos que con el cambio de Gobierno en Alemania, los compromisos que se hicieron anteriormente se están cumpliendo y con una energía renovada.

El ministro de Exteriores de Lituania, Kestutis Budrys, el pasado viernes en la Embajada de Lituania en Madrid.

P. Lituania planea alcanzar el 5% del PIB en gasto militar el año que viene. ¿Cree que se elevará el objetivo mínimo de gasto entre los aliados —actualmente fijado en el 2%— en la cumbre de la OTAN que se celebrará en junio en La Haya?

R. Es necesario para poder cumplir con los objetivos que nos hemos fijado en torno a las capacidades de la Alianza. Los planificadores militares han redactado miles de páginas sobre cómo no solo defendernos, sino derrotar al enemigo si fuera necesario. Para alcanzar esas capacidades, tenemos que aumentar el gasto. De lo contrario, no contaremos con ellas hasta después de 2040. Debemos transformar el debate: pasar de hablar de cifras a hacerlo sobre capacidades. Y en términos de capacidades, lo que estamos haciendo ahora mismo es claramente insuficiente. Un 3,5% o 3,7% debería ser el mínimo absoluto. Y con los gastos adicionales para infraestructura, movilidad militar, ciberdefensa y resiliencia social, eso nos lleva a alrededor del 5%. Y creemos que no solo hay que prometerlo; hay que comprometerse y cumplirlo cuanto antes.

P. Lituania se querelló la semana pasada contra Bielorrusia en el Tribunal Internacional de Justicia por “organizar y facilitar el tráfico de migrantes a gran escala”. ¿Por qué ahora? ¿Cuál es la situación actual en la frontera?

R. Hace cuatro años, Bielorrusia comenzó a usar la migración como un arma contra nosotros. A ejercer presión utilizando a personas inocentes, llevándolas a la frontera y forzándolas a intentar cruzar. Todavía tenemos incidentes, aún vemos de vez en cuando a migrantes, acompañados de guardias fronterizos o miembros de servicios secretos bielorrusos que los ayudan a buscar puntos débiles en la frontera. Queremos que Bielorrusia rinda cuentas. E instamos a otros países a sumarse al caso y a respaldarnos en el Tribunal Internacional de Justicia; es muy importante para evitar que en el futuro otros países instrumentalicen la migración. Por nuestra parte, hemos construido un muro fronterizo y hemos invertido en medidas de seguridad muy sofisticadas. Y vamos a reforzar la frontera aún más.

P. Diecisiete socios comunitarios respaldan una revisión del acuerdo entre Israel y la UE, aunque no es el caso de Lituania. ¿Por qué apoyan todas las sanciones a Rusia, pero están en contra de imponer un castigo similar a Israel?

R. Cuando debatimos sobre sanciones —y Lituania nunca es el principal obstáculo para lograr resultados— también discutimos sobre casos concretos, como el de los colonos [israelíes en Cisjordania] o las personas involucradas en la bestial represión de las protestas políticas en Georgia. Ese es otro país al que deberíamos prestar más atención.

En cuanto a la situación en Gaza y nuestra posición, lo primero que hay que decir es que Israel es un país democrático con el que tenemos una relación y una asociación de muchos años. No hace falta que explique el derecho de Israel a defenderse de los terroristas y de las milicias aliadas de Irán. Apoyamos plenamente sus esfuerzos por destruir a todos esos grupos que incluso cuestionan el derecho a la existencia del Estado de Israel. Al mismo tiempo, vemos que la situación en Gaza es trágica y no cumple con ningún estándar humanitario básico. La solución pasa por permitir que la ayuda humanitaria llegue cuanto antes a todos los que sufren y la necesitan. Debemos mantener los canales diplomáticos a través de los cuales podamos influir en las decisiones de Israel respecto a la población gazatí. Estoy en contacto con mi homólogo israelí y trato de convencerlo de que actué. Mientras veamos algunos avances, e intentos de permitir que parte de la ayuda llegue a Gaza, hemos de aprovechar al máximo esas oportunidades. Si no hay avances, si seguimos viendo sufrimiento, entonces sí deberíamos considerar otras opciones.

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Sobre la firma

Carlos Torralba
Es redactor de la sección de Internacional desde 2016. Se ocupa de la cobertura de los países nórdicos y bálticos y también escribe sobre asuntos de defensa. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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