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Se busca contratista de EE UU para operación humanitaria en Gaza. Abstenerse la ONU

Empresas de seguridad privadas y fundaciones lideradas por veteranos de guerra estadounidenses apuntalan el mecanismo israelí para repartir ayuda en la Franja palestina

Un grupo de palestinos trasladaba este martes cajas de ayuda con el logo de la fundación Gaza Humanitarian Foundation, en Rafah, en el sur de Gaza.
Óscar Gutiérrez

El candidato al puesto debe ser capaz de levantar hasta 22,6 kilos de peso (50 libras) sin ayuda; tiene que ser estadounidense; estar familiarizado con entornos de conflicto o emergencia; hablar diferentes lenguas, con preferencia del árabe, y haber cosechado experiencia en organizaciones de ayuda humanitaria o agencias de Naciones Unidas. Localización: Oriente Próximo.

Estos son algunos de los requisitos de una de las últimas ofertas de trabajo de la empresa Safe Reach Solutions (SRS), registrada el pasado noviembre en Wyoming (Estados Unidos) por el exmilitar y exagente de la CIA Philip Reilly. SRS es una de las firmas que trabaja ya, bajo el paraguas de la organización Gaza Humanitarian Foundation (GHF), en el reparto de ayuda en Gaza al margen de las vías de distribución de la ONU. El plan es israelí; la ejecución, estadounidense, a través de un entramado de contratistas con dilatada experiencia en Irak y Afganistán.

Este lunes, tres semanas después de que el gabinete de seguridad israelí diera luz verde al nuevo mecanismo de asistencia a la Franja, GHF inició el procedimiento para suministrar comida y material higiénico. Así consta al menos en un comunicado de esta fundación inscrita en Ginebra (Suiza) el pasado febrero, aunque la entrega efectiva comenzó este martes —con las firmas del financiero armenio David Papazian y el abogado estadounidense Loik Henderson, miembro de la junta directiva—.

El objetivo israelí es controlar la entrega de comida para evitar, según su versión, que caiga en manos de la milicia palestina Hamás. El cómo, a través de cuatro puntos de distribución fijos, es lo que denuncia Naciones Unidas por el riesgo que conlleva. Es en estas localizaciones donde SRS, especializada en la planificación y ejecución de operaciones en zonas de alto riesgo, desarrolla su trabajo con el apoyo de la empresa de seguridad privada norteamericana UG Solutions, dirigida por el ex boina verde Jameson Govoni.

De nuevo, como ya hiciera en otras contiendas pasadas, incluida en la propia Gaza, EE UU despliega su potente maquinaria de seguridad privada. En el recuerdo aún están las muertes en la Franja palestina por un explosivo improvisado de tres miembros de la empresa DynCorp, que protegían un convoy diplomático estadounidense en octubre de 2003.

El nuevo mecanismo israelí, no obstante, ha nacido con un gran tropiezo. El mismo día en el que echaba a andar, el hombre al frente de GHF, el exmarine Jake Wood, especializado en crisis humanitarias, tras sus días de francotirador condecorado, dimitía por la falta de neutralidad e imparcialidad de la misión. Le sustituye ya John Acree, con una larga experiencia, de Costa Rica a Afganistán, en proyectos de USAID, la agencia de cooperación estadounidense que el presidente Donald Trump quiere desmantelar.

Acree aparecía ya hace unas semanas en un documento de 14 páginas filtrado a la prensa bajo el encabezado “GHF: ayuda segura y transparente para Gaza”. En ese papel, una suerte de presentación del proyecto en la Franja, Acree aparecía como jefe de misión. Muestra del camino errático y opaco, sobre todo en la financiación, de este mecanismo de asistencia contratada acuñado por Israel, al frente de la fundación se situaba el estadounidense Nate Mook, ex responsable ejecutivo de World Central Kitchen, ONG que lidera el cocinero español José Andrés. Contactado por EL PAÍS, Mook afirma que no forma parte del proyecto y que aquel documento sería más bien un borrador en el que alguien escribió su nombre.

“La seguridad in situ y perimetral”, rezaba el papel de GHF, “estará a cargo de profesionales experimentados, incluyendo personal que anteriormente aseguró el corredor de Netzarim durante el reciente alto el fuego”. Esos contratistas son los que emplean SRS y UG Solutions, desplegados en efecto durante la tregua firmada por Israel y Hamás y que duró de enero a marzo de este año. Su cometido fue la vigilancia de ese paso estratégico que atraviesa la ruta de Saladino. No hubo mayores incidentes más allá de la incautación de algunas armas en el cruce.

En una publicación en su página de Linkedin, SRS destacó hace un mes la “rápida movilización” para apoyar esa fase del alto el fuego, roto finalmente por el ejército israelí. En la nota, la empresa dirigida por Philip Reilly agradecía la donación de agua y naranjas hecha por Sentinel Foundation, organización creada también por Govoni.

Reilly es un gran conocedor de la guerra. Tiene un papel fundamental en la misión de GHF. Tras servir en las fuerzas especiales, pasó 29 años en puestos de la CIA. Fue uno de los primeros agentes que pisaron Afganistán tras los atentados del 11-S, con la misión de iniciar la busca y captura de Osama Bin Laden. Poco después dirigiría la oficina de la agencia en Kabul. Según una información del periódico The New York Times, Reilly, en colaboración con militares israelíes, comenzó a trabajar a finales de 2024, a través de la firma de inteligencia Orbis Operations, en el diseño de nuevos modelos de ayuda a través de empresas privadas y fundaciones. Exactamente lo que ahora está en aparente funcionamiento en el interior de Gaza.

GHF tiene como objetivo en una primera fase distribuir comida y material de higiene a 1,2 millones de palestinos en cuatro puntos fijos de la Franja. SRS pone la logística, mientras UG Solutions, en marcha desde hace un par de años bajo la dirección de Govoni, pone la seguridad. Es escasa la información pública sobre esta última empresa. En su web, minimalista y con pocos datos, como tantas otras dedicadas a la seguridad privada, aparece un apartado bajo el título “Programas actuales” y una descripción: “Entrega de ayuda humanitaria en entornos de alto riesgo”. La última oferta de empleo está destinada a “profesionales con experiencia en combate” para proteger trabajos humanitarios.

Tras su paso por las fuerzas especiales, Govoni, con experiencia en las contiendas de Irak y Afganistán, ha acumulado varios proyectos con y sin ánimo de lucro. Entre los últimos está Sentinel Foundation que, antes de colaborar con la misión en el corredor de Netzarim, cooperó en una misión en Haití, en el peor momento de la batalla entre grupos criminales, para trasladar, junto a otras organizaciones, a un grupo de 59 niños con necesidades especiales. Según las estadísticas mostradas por el portal Linkedin, el número de trabajadores de UG Solutions ha crecido un 300% en los últimos seis meses.

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Sobre la firma

Óscar Gutiérrez
Periodista de la sección Internacional desde 2011. Está especializado en temas relacionados con terrorismo yihadista y conflicto. Coordina la información sobre el continente africano y tiene siempre un ojo en Oriente Próximo. Es licenciado en Periodismo y máster en Relaciones Internacionales
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