Una isla emerge del mar a causa del terremoto en Pakistán
El islote de barro y roca de unos cuatro kilómetros cuadrados emerge a 250 metros de la costa a causa del terremoto
Una isla de barro y roca de unos cuatro kilómetros cuadrados y 16 metros de altura ha emergido a unos 250 metros de la costa de Gwadar, en la provincia de Baluchistán, el extremo sudoeste de Pakistán tras el terremoto que ayer sacudió esa región del país.
Según Tufail Baloch, vicedirector administrativo de Gwadar, la isla ha sido visitada este miércoles por un centenar de personas en una primera misión de exploración, a la espera de la llegada de un equipo de expertos de Islamabad. "La hemos recorrido y parece estable", ha precisado Baloch.
El funcionario ha explicado, asimismo, que los lugareños dicen que una isla semejante emergió tras un terremoto registrado en la región en 1935. "Aquella isla desapareció diez años después de repente y de manera misteriosa, por lo que ahora puede pasar igual", ha apuntado.
La isla está siendo evaluada por un grupo de expertos del Instituto Nacional de Oceanografía para comprobar su estabilidad. Tras las primeras observaciones, los biólogos han explicado que está arrojando gas metano por varias zonas. "El equipo ha encontrado burbujas que suben a la superficie y que prendieron fuego al encenderse una cerilla", ha apuntado el biólogo Mohamed Danes.
Gary Gibson, sismólogo de la Universidad de Melbourne, en Australia, opina que la nueva isla es, posiblemente, un "volcán de lodo", creado por el gas metano. "Ha pasado antes en esa zona, pero sin duda es un fenómeno poco común, muy raro", ha añadido. La isla no es una estructura estable, sino un cuerpo de barro que se descompone por la actividad de las olas y acabará deshaciéndose con el tiempo, según el científico.
El último recuento de víctimas por el terremoto que este martes sacudió el suroeste paquistaní ascendía hoy a 328 muertos pero las autoridades advierten de que el número de fallecidos y afectados puede aumentar conforme avancen las labores de rescate.
Ese recuento provisional de víctimas convierte al seísmo, de 7,7 grados en la escala Richter, en uno de los más mortíferos de la década en Pakistán, un país donde se registran con frecuencia movimientos telúricos, con frecuencia devastadores.
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