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Abbas suspende las primarias de su partido tras múltiples altercados y fraudes

Siempre abierto el frente israelí, al presidente palestino, Mahmud Abbas, se le acumulan los problemas ante los comicios del 25 de enero. Por primera vez tendrá que luchar en unas elecciones generales con el movimiento fundamentalista Hamás, pero antes deberá poner coto al desmadre en su propio partido, Al Fatah. Ayer suspendió las primarias en Cisjordania tras innumerables denuncias de fraude, un día después de que se anularan en varias ciudades de la franja de Gaza, donde se desataron altercados violentos en varios colegios electorales.

El lunes, hombres armados irrumpieron en algunos de los 145 locales de la franja de Gaza donde se celebraban las primarias del partido oficial, en las que 360 aspirantes competían por 49 puestos de las listas. Los altercados comenzaron inmediatamente después de la apertura de los colegios en Jan Yunis, Deir el Balah y Beit Hanun. Los saboteadores dispararon a los techos, quemaron urnas y forzaron a los apoderados a abandonar los recintos. Los vándalos se quejaron de que sus nombres habían sido eliminados de los censos.

Los dirigentes locales de Al Fatah, reunidos por la noche en la ciudad de Gaza, decidieron suspender el proceso. El presidente Abbas refrendó ayer esta decisión y declaró también nulas las elecciones internas ya realizadas en Tulkarem y Nablus, dos de las principales ciudades cisjordanas. Además, aplazó sin fecha las de Jerusalén Este por la prohibición impuesta por el Gobierno israelí, que ocupa la parte oriental de la ciudad. Ahmed al Dik, portavoz de Abbas, aseguró a Reuters que la decisión se tomó debido a que ciertos individuos y candidatos, con apoyo en ocasiones de las fuerzas de seguridad, han cometido un "amplio fraude".

La crisis de Al Fatah -partido en el que se congregan cristianos y musulmanes, marxistas y liberales, exiliados y refugiados de los territorios palestinos- es muy profunda, y perjudica notablemente a Abbas, quien, desde la retirada israelí de Gaza en septiembre, se propone demostrar su capacidad para mantener el orden en los territorios ocupados.

Los más veteranos dirigentes -los que acompañaron a Yasir Arafat al destierro de Túnez tras su expulsión de Líbano a comienzos de los años 80— se resisten a perder sus privilegios ante una camada de jóvenes tecnócratas y de activistas bregados en las dos Intifadas palestinas. Es el caso de Maruan Barguthi, condenado a cinco cadenas perpetuas en una cárcel israelí, que venció abrumadoramente el pasado viernes en las primarias de Ramala. La pugna de los candidatos por ganarse un puesto en las listas se resuelve estos días a balazos. En 1996, año de los únicos comicios legislativos celebrados hasta la fecha, Yasir Arafat designó a todos los candidatos.

Del descontrol interno del partido del presidente una organización puede resultar especialmente beneficiada: Hamás. Mientras el movimiento fundamentalista cumple su compromiso con el alto el fuego pactado con Abbas en febrero, es Al Fatah la que muestra una notoria incapacidad para poner orden en sus filas. Los fundamentalistas disponen de unas estructuras magníficamente engrasadas y no hay quien cuestione la honestidad de sus dirigentes. Mahmud Abbas se ha embarcado en una guerra contra la corrupción, y así se lo reconocen sus adversarios, pero el nepotismo y despilfarro de los primeros años de gobierno de la Autoridad Nacional Palestina todavía pesan. "Las primarias de Hamás han sido un ejemplo y dispondrán de unas listas muy bien elaboradas. Las decisiones adoptadas por los dirigentes tendrán total apoyo de sus afiliados y simpatizantes", destaca Ashraf al Ajrami, alto funcionario del Ministerio de Información y muy crítico con la ideología de los fundamentalistas.

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