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Dimite el presidente del principal partido de la oposición brasileña

Azeredo, acusado de irregularidades, proclama su inocencia

El senador Eduardo Azeredo, presidente del opositor Partido Socialista Democrático de Brasil (PSDB), formación del ex presidente Henrique Cardoso, renunció en la tarde del martes a su cargo ante el pleno del Parlamento, tras haber sido acusado de haber recibido, en las elecciones para gobernador de Minas Gerais en 1998, dinero no declarado del empresario Marcos Valerio, considerado hoy como el gran mecenas del Partido de los Trabajadores (PT) del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

La renuncia del presidente del PSDB, el partido destinado en las próximas elecciones a disputar a Lula la presidencia de la República, agrava fuertemente la crisis política que vive el país, coinvirtiéndola en un verdadero duelo entre el Gobierno y la oposición. Ayer mismo Tasso Jereissati, que estaba llamado a suceder el próximo mes a Azaredo en la presidencia del partido, avisó de que si Azeredo renunciaba, "debería hacerlo también Lula". Azeredo es el cuarto presidente de un partido, que se ve obligado a dimitir desde que se abrió la crisis política que golpea al Gobierno y al partido de Lula, el PT, cuyo presidente José Genoino tambien tuvo que dimitir.

Azeredo, que en un principio negó saber que el empresario Valerio había contribuido ilegalmente para su campaña en 1998, tuvo que dimitir tras haber publicado la revista Istoé una copia de un cheque de 700.000 reales ( unos 300.000 euros) que le había pagado Valerio. El ex tesorero del PSDB, Claudio Mourão, confirmó ante la comisión de investigación del Parlamento que en aquella campaña para gobernador —en la que Azeredo no fue elegido— se gastaron 20 millones de reales de los que sólo ocho habían sido declarados.

Azeredo anunció su dimisión con un discurso duro y apasionado ante el pleno del Parlamento, en el que se declaró "víctima de la guerra política" y de una maniobra del Gobierno para intentar arrastrar a la crisis al mayor partido de la oposición. Según Azaredo, él nunca entró en ningún escandalo de corrupción y señaló que se había tratado de una deuda contraida por sus organizadores, que él desconocía y que acabó pagándola con intereses gracias a la ayuda de sus amigos, al no tener él patrimonio para hacerlo.

Azeredo, considerado como una de las figuras de mayor prestigio del Parlamento y que siempre había sido visto como un paradigma de ética, fue varias veces interrumpido en su discurso para recibir muestras de solidaridad, no sólo por parte de los miembros de su partido sino de figuras importantes de los partidos aliados del Gobierno y hasta del líder del Ejecutivo en la Cámara, Aloisio Mercandante, del PT.

El senador Eduardo Azeredo durante su comparecencia ante el Parlamento el martes.

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