Coños y chorradas
De la misma manera que un varón se queda en bragas, una mujer puede decir que está hasta los cojones


Pablo Casado pronunció el miércoles en el Congreso las palabras “coño” y “chorradas”, en una nueva degradación del estilo parlamentario. Su mayor muestra de equilibrio consistió en elegir una evocación del sexo femenino y otra del masculino.
En este segundo caso la relación se establece con la palabra “chorra” (pene), pero no con el origen del término: del antiguo “chorrar”: chorrear. En la fraseología, a veces los vocablos sexuales no son lo que fueron, porque con el tiempo rebasan la definición primigenia para consolidar un sentido que incluso pueden asumir los hablantes del sexo opuesto (la fraseología es binaria).
Por ejemplo, parece evidente que la expresión “lo crie a mis pechos” remite en origen a una mujer, pues los varones carecen de la producción necesaria para ese propósito. Sin embargo, a nadie extrañará que un jefe que haya ejercido como mentor de un exitoso compañero pueda proferir con orgullo: “A Manuel lo crie yo a mis pechos, y mira qué bueno ha salido”.
De igual modo, “se quedó en bragas” remite en origen a una mujer que expresa su desamparo ante una situación incómoda. Pero hoy en día los varones también se quedan “en bragas”, de modo que la locución pierde su sexismo de origen: “Joder, estaba despreocupado cuando mi jefe me pidió un informe y me pilló en bragas”. Es decir, que un varón puede expresar de tal modo su embarazo, paradójicamente.
A su vez, la expresión “cogérsela con papel de fumar” se refiere a un hombre muy escrupuloso. Pero el 28 de agosto de 2019 anoté esta declaración de la actriz Anabel Alonso en EL PAÍS: “Ahora hay que cogérsela con papel de fumar (…). Ahora todos pueden sentirse ofendidos por cualquier cosa”. Se refería a quienes actúan ante el público, lo que incluye a las actrices.
Y ya que estamos con el anatómico apéndice masculino, podemos considerar el dicho “hacerse la picha un lío”, que el 5 de mayo de 2019 utilizaba en este periódico la escritora Elvira Lindo con un indudable genérico inclusivo (mal llamado “masculino genérico”): “Tres marcas para un solo futuro Gobierno, así se vendía hasta anteayer, de ahí que los votantes, imagino, se hicieran la picha un lío”. De tal modo, los votantes, ellos y ellas, pueden hacerse un lío con la picha. El sentido, pues, va de nuevo más allá del significado.
“Bajarse los pantalones” forma parte también del amplio catálogo de expresiones sexistas en origen, porque antiguamente remitía a una prenda solo masculina. Pero bien podría decir alguien ahora, varón o mujer: “Mi jefa se bajó los pantalones”. (Conjugamos el ejemplo en tercera persona porque la primera abunda menos: casi nadie dice eso de sí mismo).
A veces el sentido relacionado con rasgos sexuales se toma como negativo; y en otras no. Se puede ser un chorras y decir pijadas, tal vez también soplapolleces. Pero estas expresiones peyorativas hallan su envés en otras como “pasarlo teta” o “tener chorra”, que evocan sucesos felices.
Así de azarosas se muestran hoy estas cuestiones tan entretenidas, porque de la misma manera que un varón se queda en bragas, una mujer puede decir que está hasta los cojones de no ver un pijo.
Coñazos y chorradas, bragas y pantalones, pichas liadas o con papel de fumar. También las lindes entre el lenguaje del varón y el de la mujer se difuminan.
Dejaremos hoy a un lado la locución “es la polla” (que ya pasó por aquí, y que se refiere a las antiguas apuestas en los naipes). Y también los insultos sexuales (estamos en el capítulo de la fraseología); pero no descartamos que cualquier día Pablo Casado nos obligue a entrar en este tema, con la línea que lleva.
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