Pedro Pascal o la encarnación espectacular de la política de los cuidados
El actor chileno tiene esa elegancia que da el llamar la atención sin buscarlo y el elegir siempre el bando correcto. Es el galán de un mundo mejor

En esa efigie de cowboy de alto diseño, vestido por Anthony Vaccarello, que nos contemplaba desde el cartel de Extraña forma de vida de Pedro Almodóvar está cifrado el consolador mensaje que Pedro Pascal está lanzando, sin aspavientos, al mundo: no hay que tener miedo al Apocalipsis, porque, quizás, en lugar de al final de todas las cosas, tan solo estemos asistiendo a un simple (y a menudo gratificante) cambio de paradigma.
Como en ese cartel, este actor, cuyos padres fueron considerados enemigos de estado por la dictadura chilena, es la eficaz suma de una apostura clásica con líneas de fuga que hablan de irresistible modernidad. De una nueva forma de entender la masculinidad, en definitiva. Al mitómano rancio que considera que las estrellas ya no son lo que eran, Pascal contrapone la evidencia de que uno puede ser carne de meme sin por ello perder ni solvencia, ni autoridad: ya sea pasando de la risa al llanto durante un ensayo teatral, comiendo pan con palta ante las cámaras o lanzándole un contraplano sonriente al crispado Nicolas Cage de El insoportable peso de un talento descomunal, el intérprete parece estar demostrando que la viralidad puede ser la mejor aliada de un icono que nunca se toma en serio a sí mismo y que tiene bien interiorizada la flexibilidad molecular de uno de sus últimos personajes, el Reed Richards de Los Cuatro Fantásticos: Primeros pasos.
Por otro lado, el azar ha querido que Pascal se convierta en algo así como la encarnación espectacular de la política de los cuidados, asumiendo el rol de figura protectora tanto en series galácticas con Baby Yodas en su reparto como en adaptaciones de videojuegos que le han colocado al lado de injustas dianas de la cultura del odio internáutico como Bella Ramsey. Defensor infatigable de causas nobles, Pascal ha ejercido de afectuosa columna de apoyo para su hermana Lux en su debut como estrella transgénero, mientras sus incondicionales esperan disfrutar en la inminente Eddington de su potencial para la sátira de la América de la polarización.
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