Contra el miedo a volar, vídeos de TikTok: la era de los ‘influencers’ que ayudan a subirse a un avión
La aerofobia es uno de los miedos más extendidos: se cree que casi un tercio de la población teme volar. Un nicho de mercado muy tentador para los pilotos creadores de contenido, cuya labor didáctica se multiplica en verano


Megan Fox tiene un antídoto personal contra el miedo a volar. A la actriz de Tennessee le aterran los despegues, le resultan angustiosos los aterrizajes y se le hace mortificante la idea de estar atrapada en el interior de una gran caja de titanio y fibra de carbono a miles de kilómetros de altura. Su recurso, tal y como explicó hace cuatro años en The Kelly Clarkson Show, es escuchar viejos álbumes de Britney Spears, la banda sonora de su adolescencia: “Sé que no moriré mientras escucho a Britney, está escrito”. Así que, en cuanto el avión inicia la maniobra de despegue, Megan cierra los ojos y se pone en los auriculares Oops!… I Did It Again, su placebo para combatir la aerofobia.
Fox no es la única celebridad que padece esta variante particular del mal de altura. A mediados de los años ochenta, Aretha Franklin renunció a sus lucrativas giras europeas tras sufrir turbulencias en un vuelo entre Atlanta y Los Ángeles a bordo de lo que le pareció “un avión de juguete” a punto de desplomarse en cualquier momento. Robert Smith, cantante de The Cure, recurre a las pastillas para dormir y la hipnosis cada vez que se eleva sobre el suelo. Jennifer Aniston repasa mentalmente los informes y estadísticas sobre lo comparativamente seguro que es el transporte aéreo. Madonna padece un pánico asociado, la astrafobia o brontofobia, un miedo irracional a ser alcanzada por un rayo, y solo acepta volar cuando las condiciones meteorológicas son óptimas.
El miedo es libre
La lista de fóbicos de postín también incluye a escritores como Carlos Fuentes o Gabriel García Márquez; actores y actrices como Ben Affleck, Jennifer Lawrence, Sylvester Stallone, Kirsten Dunst, Sandra Bullock o Penélope Cruz; princesas como la noruega Mette-Marit (que canturrea salmos en voz baja para darse valor); cantantes y músicos como Miley Cyrus, Doris Day, Alaska o Lenny Kravitz; arquitectos como Oscar Niemeyer o deportistas como el aerofóbico por antonomasia, Dennis Bergkamp.
El futbolista neerlandés, hoy ya retirado, es la prueba palpable de lo extrema e incapacitante que puede resultar esta fobia. Dejó de volar en verano de 1994, tras asistir al fallo de un motor durante un vuelo regional mientras disputaba la Copa del Mundo en Estados Unidos. Años antes, varios compañeros de su escuela de fútbol habían fallecido en un accidente de aviación. En consecuencia, Dennis optó por desplazarse siempre por carretera o en barco, incluso en vísperas de partidos decisivos como el que enfrentó a su club, el Arsenal, contra el Dinamo de Kiev en la Champions League de 1998. En aquella ocasión, llegó exhausto tras recorrer en coche los cerca de 2.500 kilómetros que separan Londres de la ciudad ucraniana y cuajó un partido calamitoso.
La aerofobia es una cosa seria. Afecta de manera más o menos intensa a casi un tercio de la población mundial y supone un miedo insuperable para una de cada diez personas. De poco sirve constatar que es el más seguro de los medios de transporte. En un año particularmente malo para la aviación mundial, 2021, se realizaron más de 40 millones de vuelos y hubo 65 accidentes que se cobraron 268 víctimas mortales. Ese mismo año, solo en España (uno de los países de la Unión Europea con tasas de mortalidad en carretera más bajas), 1.533 personas fallecieron en accidentes de automóvil.
Volar bajo la influencia
Pese a tan abrumadora evidencia estadística, un aerofóbico solo tendrá en cuenta una de las cifras del párrafo anterior: 65 accidentes de aviación en un año. Y le parecerán muchos. Más que suficientes para reforzar su pánico. Se considera que una persona sufre aerofobia aguda cuando, según la psicóloga María Palau, “el simple hecho de pensar en volar genera síntomas físicos de ansiedad, como sudoración, tensión muscular o respiración acelerada”, y ese miedo persiste “más de seis meses”. A bordo de un avión, el aerofóbico común puede sufrir ataques de pánico extremo, con síntomas tan alarmantes como palpitaciones, crisis respiratorias, sensación de entumecimiento, mareos, nauseas o pérdida parcial de visión.
Para superar la aerofobia, los atribulados pasajeros llevan décadas recurriendo a terapia psicológica (sobre todo, cognitivo-conceptual), hipnosis, acupuntura, consumo de ansiolíticos y sedantes como el clonazepam o incluso soluciones caseras de eficacia más que dudosa como la ingesta de alcohol. Las compañías aéreas ofrecen también una serie de consejos de eficacia probada en casos de aerofobia moderada o leve, todo un catálogo de soluciones de sentido común como avisar al personal de cabina para que te presten una especial atención, respirar hondo sin hiperventilar, desterrar los pensamientos negativos o empaparte de información sobre cuáles son los protocolos que se aplican a bordo y lo muy segura que es en general la aviación.
Desde hace unos años, la tribu aerofóbica puede contar además con la inestimable ayuda de los influencers, esos semiprofesionales del conocimiento digital multiusos que por fin se han decidido a acudir al rescate. Surfeando la red, uno tropieza en primer lugar con la gran precursora en estas lides, Anna Paul, cuyos consejos prácticos acumulan ya decenas de millones de reproducciones en TikTok. La australiana Paul ha patentado la teoría de la gelatina, inspirada, al parecer, por el novio de una amiga, que es piloto.
@anna..paull Fear of flying tip ✈️❤️
♬ original sound - Anna Paul
Se trata de una curiosa analogía visual para ayudarnos a perder el miedo a las turbulencias. La influencer pone una bola de papel sobre una gelatina envasada (de fresa, claro) y nos pide que nos imaginemos que la bolita es nuestro avión y la gelatina, la masa de aire que lo sujeta. A continuación, presiona la base de la gelatina con los dedos para demostrarnos que, por mucho que las turbulencias sacudan nuestro avión, la masa de aire lo seguirá manteniendo en suspensión y no permitirá que caiga.
Paul ofrece consejos similares en su canal, que cuenta con 5,9 millones de seguidores. La pauta de su receta universal para combatir la aerofobia leve consiste en comprender, racionalizar y relativizar, en la línea de lo que afirman divulgadores digitales como Alvaro845 (Desayuno Royale), que considera que el miedo a volar se debe sobre todo a que la mayoría de las personas no están verdaderamente familiarizadas con los principios básicos de la aerodinámica (como la ecuación de Bernoulli) y, en consecuencia, no entienden por qué vuelan los aviones. Para Alvaro845, el reto consiste en transmitir ese conocimiento práctico de una manera sencilla e intuitiva.
Aterriza como puedas
A eso se dedica también Alfonso de Bertodano, un psicólogo y comandante de aeronaves Boeing 787 de Air Europa que lleva 15 años impartiendo cursos para superar el miedo a volar y, además, tiene un perfil de Instagram con 193.000 seguidores. El método Bertodano, al que el atribuye una eficacia del 98%, consiste en identificar primero las raíces psicológicas de la fobia (haber sufrido una experiencia traumática, ser proclive a la ansiedad o el “exceso de apego”) y se basa en adquirir conocimientos sobre aviación, participar en una serie de simulaciones y realizar una tabla de ejercicios de respiración y relajación. Aquí no hay gelatinas ni fórmulas mágicas, solo el trabajo sistemático en varios frentes de todo un equipo coordinado por un profesional que acumula más de 18.000 horas de vuelo.
Muy similar es el método de Sílvia Carré, coach profesional que se describe una “exfóbica” que ha conseguido superar sus miedos hasta el punto de convertirse en piloto acrobática. Carré ha contado su experiencia en el manual de autoayuda Vuelo: Pilota tu propia vida, de cuyo contenido se nutre su canal de Instagram. Otra piloto (en su caso, de Airbus A330), Savina Paul, acumula millones de visualizaciones en su canal de TikTok, en el que recuerda a los sufridos aerofóbicos que “para que un avión vuele, todo está pensado: en la aviación siempre hay un plan B y, si un sistema falla, otro le sustituye”.
Además, aparte de acumular conocimientos técnicos, los pilotos y tripulantes de una aerolínea comercial también se forman en “factores humanos” que incluyen capacidad de respuesta en la adversidad y atención al detalle. Más aún, volar es el medio de transporte más seguro que existe gracias al muy sólido fundamento técnico de la aviación, pero también a los continuos controles que pasan todos los aparatos y al óptimo nivel de competencia de todos los pilotos, algo que no ocurre con las alternativas terrestres.
También en Instagram tiene su pequeño feudo Flyman Simon, un piloto de A350 que lleva un cuarto de siglo surcando los cielos casi a diario. Su canal es muy sistemático. Ofrece recetas para conservar el equilibrio emocional y la compostura en turbulencias, despegues, aterrizajes e inteligencias imprevistas. Sobre todo, sugiere a los pasajeros reticentes que adopten rutinas de vuelo “saludables”: dormir bien antes de un viaje, informarse de manera adecuada, conversar con la tripulación, respirar de manera adecuada. Algo similar sugiere el viajero habitual e influencer Johnny Jet, un hombre que pasa entre 50 y 100 días anuales a bordo de un avión y ha constatado una verdad elemental: cuanto mejor es lo que está ocurriendo a tu alrededor durante un vuelo, menos pavoroso te resulta.
@tomateloconvino.podcast Tip de una piloto para perder el miedo a volar ✈️ #luciapombo #pombo #avion #viajar
♬ original sound - TÓMATELO CON VINO
Al margen de los profesionales más avezados, también acumulan seguidores los influencers que han superado sus propias crisis de aerofobia y han encontrado una manera sugerente de compartir su experiencia. Es el caso de Julia Didrikson o de Veronika Mark. Mark consiguió superar sus miedos en 2023, año en que voló en 14 ocasiones y visitó ocho países. Su arma secreta fue un vídeo de 14 minutos de la influencer Mel Robbins que propone cinco sencillos pasos para dejar las emociones negativas asociadas a perder el contacto con el suelo. La alumna supera a la profesora en capacidad de síntesis: una vez más, la clave del éxito consiste en “comprender cómo funcionan los aviones”, dotándose así de herramientas intelectuales que te ayuden a controlar la experiencia.
@melrobbins If you’re afraid of flying, I have an amazing trick for you. And let me know if you want to learn more about the science behind this trick! #melrobbins #beatfear #flying #advice
♬ Meadow - Adrián Berenguer
El conocimiento es poder. Aunque, si nada de eso sirve, siempre queda la opción desesperada de aplicar el antídoto de Megan Fox y ponerse en manos de Britney.
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