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Sergio Peris-Mencheta recibe la Orden del Mérito Civil en una íntima ceremonia en Los Ángeles

“Es un reconocimiento a la supervivencia y a no perder mi contacto con mi ser creativo”, asegura el actor y director teatral, superviviente de un cáncer tras someterse a un trasplante de médula

El actor Sergio Peris-Mencheta recibe de manos del cónsul Gerardo Fueyo la condecoración del Gobierno español, en Los Ángeles, California, el 23 de agosto.
Luis Pablo Beauregard

Sergio Peris-Mencheta (Madrid, 50 años) recibió la noche de este sábado en Los Ángeles la Orden del Mérito Civil, una distinción entregada por el Ministerio de Exteriores de España. El actor y director de teatro recibió la condecoración de manos del cónsul Gerardo Fueyo en una íntima ceremonia frente a familiares, amigos y un puñado de periodistas. “Es un reconocimiento a la supervivencia y a no perder mi contacto con mi ser creativo a pesar del suero, la quimio y el trasplante”, aseguró durante la velada el actor, quien se repone de un cáncer que lo obligó a cambiar temporalmente el curso de una trayectoria que saltó a la fama gracias a la serie Al salir de clase.

El diplomático destacó la trayectoria de Peris-Mencheta en Estados Unidos. Esta comenzó hace algo más de 15 años con el rodaje de Love Ranch (2010), una película con la que compartió créditos con Helen Mirren y Joe Pesci. Según Fueyo, su trabajo ha ayudado a mantener viva la exitosa presencia española en Hollywood.

La distinción no solo se entrega por motivos profesionales, sino también personales. “Sergio ha dado un ejemplo que nos ha impresionado y nos deja admirados. La suya es una lección de humanidad de cómo se puede afrontar dignamente la adversidad”, señaló el cónsul. Su llegada a la ciudad californiana coincidió con los últimos trámites de Peris-Mencheta y su mujer, Marta Solaz, quienes preparaban la mudanza de vuelta a España.

“Esta medalla la deberías estar usando tú”, dijo Peris-Mencheta a su esposa. “Yo prefiero una tiara”, bromeó Solaz, siempre al lado del actor y director desde que anunciara en enero de 2024 su diagnóstico de cáncer. Meses después llegó el trasplante de médula ósea, donada por el hermano del histrión, Yonyon. La adaptación de su cuerpo al procedimiento y el desgaste de los tratamientos de la quimio quedaron a la vista de todos. El intérprete bajó 26 kilos de peso, perdió pelo, se debilitó físicamente y su pigmentación se oscureció.

El trasplante se realizó en California, no sin algo de controversia, y el actor describió poco después el estado en el que se encontraba: “Mudo perdido, diarreico, con una llaga por boca, dolor de huesos, de cabeza, seis días con alimentación por vía, fabricando saliva como para una empresa de siliconas y ojos secos”. Peris-Mencheta ahonda en esta experiencia en el libro 730 días (Planeta, 2025).

A 14 meses de aquello, Peris-Mencheta reaparece en Los Ángeles, una escala forzada para recibir el amor y el cariño de los amigos que dejó en la ciudad. Apenas unas horas antes estaba en Albuquerque, Nuevo México, finalizando el rodaje de El Tigre, una comedia para adultos de humor irreverente e incómodo protagonizada por Tom Segura, un exitoso comediante estadounidense con raíces peruanas. Segura lanzó este año su serie Bad Thoughts (Netflix).

“De alguna forma siento que estoy cerrando un ciclo”, señala Peris-Mencheta, quien recuerda que su primer trabajo cinematográfico en Estados Unidos, Love Ranch, también fue filmado en Nuevo México. El Estado se ha catapultado como uno de los que más filmaciones acoge gracias a los beneficios fiscales que ofrece.

El rodaje de El Tigre, sin embargo, le ayudó a afianzar esa ética de trabajo que le celebran. Su involucración con el proyecto fue algo accidentada pues, como él mismo ha contado, entró al rodaje de imprevisto después de que el puertorriqueño Esai Morales se viera obligado a cancelar su participación. “Me preocupaba mucho que el guion me exigiera una condición física, que por supuesto en ese entonces no tenía”, explica. Después de revisar el guion con ayuda de la inteligencia artificial supo que estaría a la altura.

“El primer día del rodaje llegué y vi que tenía que subir 18 peldaños, los tengo grabados en la cabeza porque supe que al menos los iba a subir 30 veces entre ensayos, pruebas de cámara y repeticiones de las tomas”, cuenta. Pudo hacerlo. “Llevaba dos años y medio sin pisar un set. Ponerme frente a la cámara nuevamente me dio una alegría difícil de explicar”, admite.

El actor asegura que todos los integrantes del equipo de la producción estaban al tanto de su enfermedad y su tratamiento. Durante el rodaje no solo tenía una silla, sino que le acondicionaron una cama completa en el plató para descansar mejor. El trabajo fue un bálsamo anímico. “Cuando Marta me vio me dijo que en tres días me había recuperado más que en los últimos tres meses”, se ríe.

Durante su discurso, en casa de sus amigos Susana Ballesteros y Gerardo Prat, Peris-Mencheta hizo referencia a cómo su compromiso con el arte, y sobre todo con el teatro, fue clave para su recuperación. Lo había dejado claro dirigiendo 14.4 desde el hospital con ayuda de su amigo y cercano colaborador Juan Diego Botto. Después lo hizo con Blaubeeren, una obra que retrata los horrores de los verdugos de Auschwitz.

“He sacrificado muchos proyectos aquí en Estados Unidos porque tenía un compromiso teatral en España, con gente que me estaba esperando”, aseguró. En sus palabras agradeció a su compañía, Barco pirata, que le ha servido de conducto para su creación escénica montando una obra al año. Esas negativas a Hollywood casi le cuestan Snowfall, sobre la epidemia del crack en Los Ángeles en los años ochenta. Al final, los productores se adaptaron a los tiempos del español. La serie es una de las obras audiovisuales preferidas de su trayectoria.

“El teatro es mi vida creadora y creativa. Y esta medalla tiene que ver mucho con mi teatro. Sobre todo y principalmente con mi teatro”, aseguró emocionado un hombre que siempre ve hacia el futuro.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.
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