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Muere Hulk Hogan, leyenda de la lucha libre, a los 71 años

El famoso y polémico luchador, 12 veces ganador del título mundial, ha muerto en su casa de Florida

Hulk Hogan, en noviembre de 2024 en Fayetteville, Arkansas. Foto: Wesley Hitt (Getty Images) | Vídeo: Getty Images
María Porcel

Hulk Hogan, conocida figura de la lucha libre, personaje televisivo y popular, ha fallecido este jueves en su casa de Clearwater, Florida. Así lo ha adelantado el tabloide TMZ, siempre bien conectado con la policía. US Weekly lo ha confirmado poco después citando a fuentes de su familia, y su manager también, a la cadena NBC. Tenía 71 años.

Hogan, 12 veces campeón mundial, de casi dos metros y 130 kilos de peso, había pasado por varias cirugías recientemente, tanto que su actual esposa, Sky Daily, tuvo que negar hace apenas unas semanas ante la prensa que el exluchador estuviera en coma, afirmando que se estaba recuperando y que su corazón estaba “fuerte”. El presidente Trump ha lamentado su muerte. “Hoy hemos perdido a un gran amigo”, ha afirmado.

La figura de Hogan —cuyo nombre real era Terrence Gene Bollea— ha estado rodeada de polémica. En el año 2005 entró en el Hall de la Fama de los luchadores de wrestling, del que fue retirado una década después por comentarios racistas durante un encuentro sexual, como se supo por un vídeo filtrado por un medio, al que demandó y contra el que ganó. Después, volvió a entrar en ese Hall de la Fama en 2020. Estaba retirado desde el año 2012.

Aunque de pequeño, en su Georgia natal, soñaba con ser una estrella del béisbol, un brazo roto frustró sus sueños y le dio un nuevo comienzo. “De niño quería ser jugador de béisbol”, contaba en una entrevista con Los Angeles Times. “Ese fue mi primer amor, pero romperme el brazo fue lo mejor que me ha pasado porque me pasé a la lucha libre”. Avergonzado de su tamaño y su peso en la escuela (recordaba que le daba vergüenza incluso quedarse en bañador en la playa), fue al llegar al instituto cuando descubrió su pasión por la lucha libre. Tras estudiar Negocios en una universidad pública local, y ya trabajando como cajero de banco y estibador, a finales de los años setenta fue en su gimnasio cuando empezó a crecer, gracias a competiciones locales, que finalmente le dieron fama nacional y mundial.

Además de en el deporte, Hogan y su pelo rubio oxigenado fueron figuras presentes en el cine y la televisión desde los años noventa, con apariciones en alrededor de 15 películas. La primera de ellas fue Rocky III (1982), de la mano de su amigo Sylvester Stallone, que aseguraba en una entrevista que Hogan “daba unos puñetazos increíbles”, como recoge People. “Como iba a puño limpio, podía sentir completamente su puñetazo en contacto con mi piel, pero sabía cuándo retirarse”. Su contacto con la cultura popular fue tal que, en los premios Grammy de 1985, llegó a aparecer del brazo de la cantante Cyndi Lauper, como si fuera su guardaespaldas.

Sylvester Stallone y Hulk Hogan, en una entrega de premios en 2005.

Precursor de los formatos de la telerrealidad, protagonizó junto a su familia el programa Hogan Knows Best, en la cadena musical VH1. Pero la vida idílica y desenfadada de lo que se veía en televisión contrastaba con el mundo real. Un mes después de que terminara la serie, su primera esposa, la más conocida y también protagonista del reality, Linda Hogan, le pidió el divorcio. Entre los motivos, citaba sus numerosas infidelidades, entre ellas con la mejor amiga adolescente de su hija.

Hulk y Linda estuvieron casados entre 1983 y 2009, y juntos tuvieron dos hijos, Brooke y Nick. Después, el luchador se casó en 2010 con Jennifer McDaniel, de quien se divorció en 2021. En septiembre de 2023 contrajo matrimonio con la tercera de sus esposas, Sky, una profesora de yoga 25 años menor que él.

Tras el divorcio de Linda, la imagen pública de Hogan cambió. Empezaron a conocerse facetas ocultas de su vida, como dichas infidelidades o el abuso de esteroides. Y también vio la luz esa famosa cinta sexual, donde usaba un lenguaje racista, que hizo que su carrera acabara abruptamente y que la WWE rompiera su contrato con él en 2015. Más allá del contenido sexual, el verdadero problema eran los comentarios. Por ejemplo, se mostraba molesto de que su hija estuviese saliendo con un hombre negro: “No tengo doble rasero, quiero decir, soy racista hasta cierto punto, putos negros. Pero si tuviera que acostarse con un negro, preferiría que se casase con un negro de dos metros y medio que tenga cien millones de dólares, como un jugador de baloncesto”.

Los luchadores Hulk Hogan y André The Giant junto a Donald Trump en 1990, en un acto celebrado en uno de los hoteles del actual presidente de Estados Unidos.

Tres años después, realizó una gira para pedir disculpas, pasó horas haciendo trabajos sociales con niños y pidió disculpas públicas, en busca de la redención. “Hace ocho años utilicé un lenguaje ofensivo durante una conversación”, contó en People. “Era inaceptable que utilizara ese lenguaje ofensivo. No hay excusa para ello, y pido disculpas por haberlo hecho”.

Durante los últimos años, estuvo relacionado con el movimiento trumpista MAGA (Make America Great Again, Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo), y de hecho en 2024 apareció en la convención republicana, entre grandes vítores. Ahí, se rasgó la camisa para dejar ver una camiseta roja con los nombres de Donald Trump y J. D. Vance.

Al lamentar la pérdida de su “gran amigo”, el presidente ha escrito en Truth: “Hulk Hogan siempre fue MAGA. Fuerte, duro, inteligente, pero con el corazón más grande. Dio un discurso absolutamente eléctrico en la Convención Nacional Republicana, en uno de los momentos más destacados de toda la semana. Entretuvo a fans de todo el mundo, y el impacto cultural que tuvo fue enorme. A su mujer, Sky, y a su familia, les damos nuestros mejores deseos y nuestro cariño. Echaremos mucho de menos a Hulk Hogan”. “Fue un gran icono estadounidense”, ha lamentado el vicepresidente tras conocer el fallecimiento de Hogan, a quien ha calificado de “ídolo americano”. “La última vez que nos vimos le prometí que nos tomaríamos unas cervezas juntos a la próxima. Pero la próxima tendrá que ser del otro lado, amigo mío. Descanse en paz”.

También su salud estaba delicada. Como contó en Rolling Stone hace ya más de 15 años, la brutalidad del ejercicio físico que practicaba le había pasado factura: “Tengo el coxis doblado de caerme de culo 400 veces al año, dos veces los sábados, dos veces los domingos. Mi espalda tiene todo tipo de problemas. Estoy lisiado. Se me duermen las piernas, se me duermen las manos, se me duermen los antebrazos. También el cuello. Tengo artritis y escoliosis. Mido un metro y noventa y cinco, cuando solía medir dos metros y cinco centímetros”.

“He descubierto que cuantas más cicatrices tienes, más se identifican contigo algunas personas”, contaba en aquella entrevista con LA Times en 2019. “Obviamente, he pasado por muchas cosas. Tengo un montón de cicatrices y la gente se siente más identificada conmigo por eso. No soy perfecto, pero se trata de dar la cara, asumirlo y seguir adelante”.

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Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.
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