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Lángos, el pan plano húngaro que se fríe en sartén

Aunque en su origen se preparaba en hornos comunitarios, hoy el método de cocción habitual es la fritura. Es crujiente, recuerda al sabor de las porras y se puede servir con crema agria y queso

Miriam García

El lángos es una masa fermentada en forma de torta plana que se fríe, no se cuece en el horno, ubicuo en Hungría en ferias y puestos callejeros, pero también en otros países de Centroeuropa y Europa del Este como la República Checa, Serbia y Eslovaquia. El nombre lángos proviene de la palabra húngara láng, que significa ‘llama’; en origen este pan no se freía, sino que cuando existían los hornos comunitarios, mientras el horno aún se calentaba se aplanaba un trozo de la masa que estaba levando y se cocía cerca del fuego.

Este pan plano que quedaba crujiente por los bordes y tierno por el centro, refrigerio matutino en muchos hogares, y que comenzó su andadura como un producto secundario de la panadería, encontró una nueva vida en la calle. En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, se convertiría en un producto básico en mercados y ferias, por ser barato, fácil de preparar, saciante e infinitamente tuneable.

Sobre su historia y devenir tenéis todos los detalles en este artículo de Óscar López-Fonseca: estoy de acuerdo con él en que el sabor que les da la fritura nos remite a las porras de toda la vida… ñam. La receta que empleamos es de Ibán Yarza, de su libro Pan Casero, donde nos cuenta que el lángos se suele servir con crema agria y queso rallado por encima.

Dificultad: La de toda masa fermentada, conocer un poco el punto de amasado y fermentación

Ingredientes

Para 4 personas

  • 150 g de patata cocida
  • 380 g de harina panificable (o corriente de supermercado)
  • 70 g de agua
  • 2 huevos
  • 5 g de sal
  • 5 g de levadura de panadería liofilizada (o 15 g de levadura fresca)
  • 10 g de azúcar
  • Aceite de girasol para freír
  • Crème fraîche y queso rallado para servir

Instrucciones

1.

Cocer la patata con nuestro método preferido. Pasar por pasapurés o aplastarla con un tenedor. Dejar que se temple.

2.

Mezclar la patata templada con todos los demás ingredientes en un cuenco; usar solo 50 gramos de agua en un primer momento, la cantidad de agua depende del contenido de agua de las patatas y conviene ajustar viendo la consistencia de la masa.

3.

Amasar a mano o con robot amasador, hasta que la masa esté fina y elástica, pero algo pegajosa; recomendamos amasar en intervalos de un minuto separados entre sí por reposos de la masa tapada de 10 minutos. El reposo amasa.

4.

Es una masa blandita y algo pegajosa por la patata, pero debe ser manejable; si hiciera falta, ajustar añadiendo algo de harina.

5.

Meter la masa en un recipiente aceitado, tapar y dejar que doble el volumen. En este punto, se puede refrigerar la masa en la nevera para retardar la fermentación y poder ser más flexible con el momento de cocinarla.

6.

Cuando se quieran freír los lángos, sacar la masa y aplastarla sobre la encimera bien enharinada para quitarle el gas.

7.

Para formar los lángos se puede dividir la masa en bolitas de unos 125 gramos y extenderlas con un rodillo, o extender toda la masa sobre la encimera enharinada hasta un grosor de un centímetro y cortar pedazos irregulares de un tamaño tal que quepan en la sartén que vayas a usar.

8.

Calentar aceite de girasol abundante en la sartén a fuego medio y freír los pedazos de masa por ambas caras, con cuidado porque se tuestan con facilidad; sacar los lángos a un plato con papel absorbente cuando estén doraditos.

9.

Servir recién hechos, coronados con algo de crème fraîche y queso rallado, doblar por la mitad y a disfrutar.

Si tienes dudas o quejas sobre nuestras recetas, escríbenos a elcomidista@gmail.com. También puedes seguir a El Comidista en Youtube

Sobre la firma

Miriam García
Química y traductora de inglés de formación, gastrónoma por pasión desde el 2013. Divulgadora gastronómica y fotógrafa para marcas de alimentación o medios como El Comidista y 'Bon Viveur', profesora de cocina en la Escuela Alambique de Madrid, recetea en su blog 'El invitado de invierno' y en donde le lleve el viento, gastronómicamente hablando.
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