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Veinte buenos productos de supermercado para cuando no apetece cocinar en verano

Conservas, cremas o salsas, estos son algunos de los favoritos del equipo comidista para preparar comidas veraniegas rápidas y exquisitas

Veinte buenos productos de supermercado para cuando no apetece cocinar en verano
Claudia Polo

Se acercan las tres de la tarde, el momento más temido del día. Llevas trabajando toda la mañana, sintiendo cómo la temperatura iba ascenciendo exponencialmente conforme pasan las horas y te toca hacerte la comida. Nunca nada tan sencillo se sintió semejante cruzada como cocinar cuando el termómetro marca más de 32ºC. Te entendemos. Incluso para nosotros, que siempre abordamos esta actividad con una sonrisa (mentira), pensar qué preparar y ponernos a ello se hace un poco cuesta arriba. Por no mencionar cuando se te antojan para comer unos pimientos asados, una lasaña o un pollo al horno. Ahí hay alguna conexión neuronal fallando.

Pero que no cunda el pánico. Como siempre, venimos con refuerzos. Si hay algo que puede hacer más llevadero lo de cocinar con calor, es comer algo que ya esté cocinado. Tranquilo, no somos Juan Roig, vamos a seguir defendiendo a capa y espada la cocina casera, el puchero a fuego lento y las cosas hechas con mimo. Esto, y tirar de vez en cuando de productos elaborados de calidad para salir del paso, no es incompatible. Y todavía menos cuando dichos productos provienen de proyectos que cuidan la calidad por encima de todo.

He preguntado a mis compañeros y compañeras cuáles son sus productos preparados favoritos para componer comidas veraniegas para que no tengáis que hacerlo vosotros. El resultado es un listado de referencias estupendas de conservas de verduras, escabeches, legumbres, cremas frías y demás elaborados, además de infinidad de ideas para utilizarlos en casa y montarse comidas de 10 con el mínimo esfuerzo. Allá vamos.

Gazpacho y salmorejo

No hay producto más veraniego que el gazpacho. Igual puede igualarle el salmorejo. Abrir la nevera y encontrarte con un bote de estos bien frío es bastante parecido a tocar el cielo. Eso sí, cuando son realmente ricos. Òscar Broc tiene una marca fetiche. García Millán, “una empresa sevillana que se ha especializado en estos fríos. Llevan AOVE, ingredientes frescos de calidad, y se vanaglorian de que su producto es casero. La verdad es que tanto el gazpacho como el salmorejo son de los mejores que he probado. El salmorejo, especialmente, me parece una maravilla: espeso, sabroso”.

Uno de mis favoritos es el gazpacho de remolacha de Jordi Vilà que encuentro en la tienda de Petra Mora. No es económico, pero merece la pena. En este mismo género, Mikel López Iturriaga recomienda el de Ametller Origen: “Lleva la cantidad justa de remolacha y de tomate para no resultar demasiado dulzón, y tuneado con una pizca de sal, un chorretón de aceite y unos picatostes, te apaña una cena en una noche de vagancia veraniega”.

Mònica Escudero también tiene un favorito: el gazpacho fresco de Día%. “Lo descubrí haciendo este ranking de gazpachos envasados y se ha convertido en un clásico en casa cuando no me da la vida para prepararlo yo (sí, también me pasa a veces). Sabe mucho a tomate bueno, no tiene el sabor aplanado y metálico que deja la pasteurización y para mí tiene el punto justo de ajo y vinagre”.

Además de rellenar un vaso y bebértelo de trago, hay varias cosas que puedes hacer con un buen salmorejo o gazpacho de bote. Yo el salmorejo lo pongo en tostadas, como si desayunase en la mismísima provincia de Cádiz y el gazpacho me gusta utilizarlo como aliño para ensaladas. Tiene todo lo que debe tener un aliño: aceite, vinagre y sal, además de aportar cremosidad y sabor a la propia ensalada.

El color es muy bonito también

Otras cremas frías

En el mismo cajón se encuentran las cremas frías. Me ha costado mucho encontrar una que me encaje –es algo que preparo con mucha facilidad y suelen gustarme más las mías que las de bote–, pero por fin he dado con una marca que las hace tan ricas que me hace dudar de si la compré o la hice yo. Se trata de las cremas que preparan en Supernormal, una tienda de productos frescos y elaborados que se encuentra en Madrid –aunque también realiza envíos– y que elabora en su propio obrador distintas conservas y productos con las verduras de su huerto.

Las cremas están riquísimas y algunas de ellas quedan realmente bien frías. Mis favoritas son la de remolacha y naranja y la de chirivía y vainilla. Me gusta mucho utilizarlas como base para poner otras cosas encima: un crudo de lubina o de caballa, con ralladura de cítricos y cebollino, una ensalada hecha con calabacín y zanahoria laminados, cilantro y perejil o un lomo de pescado a la plancha. La crema aporta jugosidad y humedad al plato, además de aportar sabor y frescor. Escudero apuesta por la de zanahora y naranja o pepino y manzana de Santa Teresa Gourmet, y la vichysoisse y la tailandesa de zanahoria y coco de Ametller Origen.

Más fresca imposible

Unos buenos pimientos asados

Miriam García tiene claro cómo llevar la cocina veraniega sin estrés (ni fogones). Las tiras de pimiento asado son su apuesta. “Si las pones tal cual con unos tomatitos cherry, cebolla morada en juliana macerada en un cítrico y una conserva de aceitunas negras, tienes una ensalada fantástica. Si te atreves puedes confitar un ratito en algo de aceite los pimientos, que quedan aún más ricos, y si quieres añadirle proteína, les pones un buen bonito en aceite”. Suele escoger estos de El Corte Inglés, económicos y fáciles de encontrar en cualquier ciudad.

Yo tampoco puedo vivir sin un bote de pimientos asados en la despensa. Una de las cosas que preparo con más frecuencia es un paté vegetal de pimientos. Trituro el bote entero con un puñado de nueces, medio diente de ajo, un poco de comino y pimentón picante y sal. Este paté me lo pongo en tostadas, lo uso como salsa para una ensalada de pasta o me lo como untando con bastones de zanahoria. Queda estupendo.

Cuando quiero darme un homenaje, me hago con un bote de pimientos asados al fuego de leña de olivo, conservados en aceite de oliva virgen extra, de la marca Mi Huerto, de apadrinaunolivo.org (Mònica habló de ellos en este artículo). El proyecto está rescatando la huerta de los pueblos Oliete y Alacón, dando empleo a muchas familias de la zona, a través de productos tan buenos como este. Tienen un sabor ahumado maravilloso y el aceite que queda en el bote es oro con el que regar tostadas y ensaladas. Me gusta añadirles sal en escamas, una buena conserva de pescado por encima y tostar mucho pan: es el mejor aperitivo del mundo.

Pimientos asados y otras conservas al rescate

Una conserva de atún o bonito

Para salir del paso no hay nada mejor que una conserva de atún o bonito. Pero hay un mundo más allá de las ensaladas. Eva Dallo –que suele usar la que prepara su madre– la emplea en infinidad de elaboraciones. “En ensalada de arroz, hago burritos, lo combino con pimiento rojo asado, en ensalada de tomate y cebolla fresca, con unas piparras, en ensaladilla, en ensalada de pasta, en tortilla, sandwich de mayonesa, cebolla fresca y atún, lo mezclo con tomate y la carne de berenjena, y relleno las berenjenas”. Para no quedarnos con las ganas de probar el bonito de la madre de Eva, Jorge Guitián nos lanza su recomendación, la conserva de bonito del norte de La Pureza (Cariño, A Coruña). Una de mis favoritas es la que prepara Conservas Aguirreoa: su ventresca es un espectáculo, aunque para el día a día cualquiera de las conservas de bonito es un diez.

Sirve para muchos platos

Otras conservas de pescado

Hay conservas marinas más allá del bonito, y si no que se lo digan a Conservas Eutimio Gastro, una conservera asturiana (Lastres) especializada en convertir productos del mar en auténticas delicias. Son las favoritas de Jorge Guitián, que nos cuenta “con una lata y unas patatas cocidas tienes una comida rápida maravillosa”. Elaboran tacos de merluza en aceite, cocochas de merluza, anchoas, verdel en escabeche (aquí Anna Mayer escribió sobre ellos).

Con la caballa en salsa de Hacendado se prepara Daniela Santos una comida en un santiamén. “Abro la lata y la vuelco entera sobre unas rodajas de patatas frías que previamente herví, o unas alubias blancas (también de bote) o una ensalada de tomate y aguacate. Le añado bastante cebolla tierna en juliana por encima, un chorrito de aceite de oliva y una pizca de sal en escamas y listo”.

Yo en verano soy mucho de hacerme el bocadillo, cortar algo de fruta en un táper e irme con el coche a alguna poza cerca de Zaragoza, y para esto no hay nada mejor que una buena conserva marina. Suelo tirar de sardinas, melva o caballa, que siempre quedan muy jugosas; y algunas verduras asadas –pimientos, puerros o algún pisto de bote bueno–. Me gustan mucho las de La Brújula, especialmente las xoubas guisadas. Llevan tomate, cebolla, pimiento… así que solo necesito una buena barra de pan para montarme el picnic.

Hay conservas de pescado que son platos en sí mismas. Mònica nos recomienda las conservas de pescado Manná. “No sabría decirte cuál me gusta más, porque están todas increíbles. La caballa con tomillo limón, un puñado de garbanzos y un buen tomate me ha apañado varias comidas y cenas veraniegas. Las sardinas en tomate picante están increíbles en bocata o tostada, las de escabeche tres cuartos de lo mismo”.

Esta lata, un poco de pan y lo tienes

Otros preparados a tener en cuenta

Escudero tiene tres salvavidas veraniegos para esos días de cerebro fundido: las codornices en escabeche de Conservas Cabezón, que “sobre unas lentejas y con las hortalizas que tengas a mano se convierten en un plato único buenísimo”, las albóndigas veganas de My Veggie Day de Aldi que se pueden tomar perfectamente a temperatura ambiente con una salsa de yogur, ajo, limón y hierbas, y el pollo asado de supermercado. “No tengo un favorito en concreto, mira que los ingredientes sean lo más parecidos posible a los que usarías en casa –pollo, sal, especias o hierbas, vino, aceite, tampoco pasa nada si llevan almidón de patata para espesar el jugo–, y tampoco suelo usarlo para tomarlo como pollo asado, porque si consigues una piel crujiente, la pechuga quedará seca”, apunta. En cambio, una vez atemperados son perfectos para ensaladas, bocadillos, rellenos –por ejemplo, en una versión de este pastel frío– o para un salpicón.

Salvavidas en lata

¡Las legumbres!

Nunca es mal momento para comer legumbres, por mucho calor que haga. Las opciones para comerlas en frío son muchas, desde cremas frías a ensaladas, pasando por patés vegetales, rellenos de fajitas o potajes fresquitos. Una de las cosas que más me gusta hacer es un ajoblanco con alubia blanca. Trituro un bote de alubia blanca –si las compro cocidas, suelo optar por la gama Seleqtia de Eroski, que utiliza legumbre nacional– con un puñado de almendra cruda pelada, un diente de ajo, sal, vinagre de manzana y aceite de oliva virgen extra. Si queda muy espesa, agua fría hasta obtener la textura ideal. Bien frío está tremendo; con un montón de encurtidos picados por encima, adictivo a más no poder.

Otra fan de las legumbres es Andrea Núñez-Torrón. “En verano me encanta utilizarlas en conserva para preparar ensaladas fresquitas con vinagretas divertidas y todo lo que me encuentre por la nevera, desde tofu marinado a alcaparras y piparras, un buen surtido de quesos, frutos secos, aceitunas, pimientos a la brasa, champiñones o aguacate. Mi legumbre preferida para las ensaladas veraniegas son los garbanzos (si pueden ser unos buenos pedrosillanos cremosos, mejor que mejor)”. Mònica también usa mucho esta legumbre, “sobre todo los frescos de BonÀrea, nunca faltan en mi nevera”.

Personalmente, me he aficionado a tener una bolsa de edamame congelado (no he encontrado grandes diferencias entre marcas, más allá de fijarse en si vienen en vaina o pelados). Solo necesitan escaldarse y están listos para comer directamente con un poco de sal en escamas o para añadir a una ensalada. Estos días me estoy haciendo mucho una ensalada que lleva edamame, algas wakame, aguacate, mucho cilantro y perejil, pepino y arroz crujiente hecho al horno con salsa picante. Sí, he sido víctima de una receta viral.

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