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Estudia primero y paga después, cuando trabajes

La educación superior en España adopta la financiación ISA o de Acuerdo de Ingresos Compartidos, que prima el talento frente a la liquidez

EXTRA ESCUELAS DE NEGOCIOS 27/04/2025
Mamen Lucio Maderuelo

Las escuelas de negocios son los centros de enseñanza que más se están animando a implantar en Europa este mecanismo financiero alternativo en pro de la accesibilidad educativa. Una modalidad generalizada en Estados Unidos años atrás, consistente en un préstamo al estudiante para su formación, quien lo devolverá una vez se haya incorporado al mercado laboral mediante un porcentaje fijo de sus ingresos futuros. Un crédito que se solicita, específicamente, para estudiar bootcamps y másteres, es decir, especializaciones rápidas de no más de un año o dos. Y que tampoco aplica, de momento, para cualquier disciplina, pues su éxito va ligado a la tasa de empleo; las de las ramas de Ciencias y, sobre todo, las tecnológicas se llevan, por tanto, el gato al agua.

Pero no solo; “todo el talento tech es una apuesta segura; sin embargo, también otros perfiles muy demandados como psicología con recursos humanos (RR HH), Formación Profesional (FP) en soldaduras, fontanería, electricidad, instalación de placas solares o también FP en temas de salud y farmacia”, comenta Javier Ausín, cofundador de Bcas, start-up que se dedica desde hace tres años —prácticamente en exclusiva— a este negocio en España, tras la reconversión del modelo de StudentFinance, con quien compartían mercado.

Los tres socios que la dirigen tuvieron la idea de emprender durante su fin de grado en Derecho y ADE al detectar “la dificultad para mantenerse en el sistema educativo tras la carrera, si las rentas domésticas están en la horquilla media-baja. Y las becas ni cubren todo ni se dan de antemano”, explica Ausín, algo encima aderezado con el índice de paro estructural existente. La fórmula es clara: “Si eliges estudios con alta demanda, aunque tu capacidad financiera sea cero, Bcas te adelanta el pago. Cuando cobres un sueldo superior a los 17.000 euros anuales, un salario que queremos subir, vas saldando en porcentaje no superior al 13,2% de las ganancias, hasta cubrir el importe prefijado”, explica Ausín. Es decir, quien más gana, antes liquida su deuda, que ni crece ni es perpetua, y la cuota mensual si se puede es variable. “Bonificamos la amortización anticipada, al revés que los bancos, sin cobrar intereses si se paga el 100% al año. Y si el plazo vence y no se ha encontrado trabajo, planteamos la condonación”, añade.

Vías de financiación

Ni magia ni altruismo, esto es posible gracias a la tarifa que cobran a los partners con quienes trabajan; ahora mismo 80 centros como, entre otros, UNIR, EIP, Nebrija, ISDI, Tomorrow University, European Business School y también de formación no reglada. “Sería inasumible trasladar toda la presión económica a los alumnos, por lo que es la escuela la que abona nuestro servicio y nos pone en contacto con ellos. Luego, nos encargamos del seguimiento”, detalla Ausín. Aparte, se han hecho con el respaldo de inversores de talla como, entre otros, MyInvestor, Telefónica (Wayra), Actyus o Riberas (presidente de Gestamp), así como con el apoyo del Fondo Europeo de Inversiones (FEI).

Esto no significa que no sufran inquietudes y pérdidas por tratarse de un producto arriesgado. Tal vez por ello, en paralelo, hay instituciones educativas que prefieren apostar por la operativa denominada servicing a la hora de democratizar el acceso a su enseñanza, poniendo directamente el dinero, sin intermediarios.

Es el caso de Esade Business School, que se estrena este curso ofreciendo los ISA, es decir, acuerdos de ingresos compartidos (income shared agreement, según sus siglas en inglés) para sus grados, dobles grados y másteres, igualmente mediante el FEI, enmarcado en el InvestEU Skills and Education y con participación de Quotanda, plataforma de préstamo estudiantil. “Llevamos varios años explorando esta vía para promover la igualdad de oportunidades. Durante la pandemia, lanzamos ya un piloto y vimos el potencial de este mecanismo flexible, alineado con nuestro compromiso de contribuir al acceso equitativo a la educación superior de calidad”, comenta Joan Rodón, decano de Esade. Consciente del reto que supone ser pioneros y del esfuerzo de tesorería requerido, subraya “la necesidad de soluciones financieras, adicionales a las becas, adaptadas una comunidad de estudiantes cada vez más diversa y global”.

Kirill Bulanov y Aliyah Marsden son dos de sus alumnos. Ambos, gracias a los ISA. El primero en el Grado de Liderazgo Transformador e Impacto Social, y ella en el Global Governance, Economic and Legal Order. Coinciden al reseñar lo sencillo del proceso a diferencia de otras opciones tradicionales y en que, sin esta solución, no hubieran podido seguir en esta escuela de negocios por sus situaciones familiares. Marsden recomienda “no fijarse solo en las cifras, pues también hay que estar dispuesto a afrontarlo emocional y mentalmente en el largo plazo. Una responsabilidad que puede ser abrumadora a esta edad y que, a la vez, construye una resiliencia y madurez difícilmente igualable”. Para Bulanov, las tasas de empleabilidad y los salarios de quien sale de Esade ayudan a relativizar tal peso.

Convertidos ahora en referente, su experiencia podría animar a otros centros de enseñanza. En ESIC miran con buenos ojos “todo lo que sea ampliar la accesibilidad. Hasta que se conozca más el ISA, seguiremos tratando de facilitar pagos con nuestra financiación propia y determinadas herramientas y plataformas que ya tienen más recorrido. Pero nada es descartable”, comenta Héctor Baragaño, secretario general de ESIC University.

“Sin duda, la mala prensa del ejemplo de EE UU la sufrimos. Siendo productos opuestos, los llamamos igual”, confiesa Javier Ausín, desde Bcas. Sin embargo, también les sirve de guía para evitar errores de libro: ni se puede financiar a todo el que llame a la puerta, sin medir la empleabilidad de los estudios que se quieren financiar, ni se pueden cobrar disparates. “Siempre pagarás más si recurres a ISA, claro, sin llegar al doble o triple como allí sucedía”, avisa.

“Aunque persigamos la rentabilidad, no podemos perder de vista el impacto social de este recurso. Ojalá acabemos teniéndonos que dedicar a otra cosa porque no sea ya necesario sustituir a las becas, o bien porque la Administración se haga cargo, como en el Reino Unido, donde financia el Gobierno”, concluye. Ya implantados en España y Alemania, pronto abrirán en Italia y Francia.

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Sobre la firma

Mamen Lucio Maderuelo
Desde la licenciatura (Ciencias de la Información, rama Periodismo, UCM) colaborando en los suplementos y extras del Grupo Prisa. Primero, solo en Cinco Días y más recientemente también en EL PAÍS. Muchos años escribiendo sobre capital riesgo, sanidad, construcción, distribución, educación, energía, medio ambiente y lo que se tercie; soy inquieta.
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