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Puigdemont dice que si hace un año no se hubiera escapado de los Mossos “hoy aún estaría en la cárcel”

El expresidente catalán acusa a Pedro Sánchez de complicidad con “la actitud golpista del Supremo”

Carles Puigdemont, el 8 de agosto de 2024 en el centro de Barcelona.
Marc Rovira

El expresidente catalán Carles Puigdemont considera que si hace un año no se hubiera escapado de los Mossos d’Esquadra, tras protagonizar una aparición en el centro de Barcelona, “hoy aún estaría en la cárcel”. El líder de Junts per Catalunya ha aprovechado que se cumple un año de su súbita irrupción en el Arc de Triomf, el mismo día en que se investía a Salvador Illa presidente de la Generalitat, para justificar aquella puesta en escena, que a la postre provocó una grave crisis de credibilidad para el departamento de Interior de la Generalitat y para los Mossos d’Esquadra.

Puigdemont, en un largo escrito que ha colgado en las redes sociales, también ataca a Pedro Sánchez y le acusa de no emplearse a fondo para que se despliegue con total eficacia la ley de amnistía. El líder independentista catalán acusa al presidente del Gobierno de ser cómplice de “la actitud golpista del Supremo”.

El expresidente catalán vaticina que, si no hubiera huido, permanecería entre rejas. “Hoy aún estaría en la cárcel, y probablemente a punto de ser juzgado y condenado, porque en España hay cosas y personas que están por encima de la ley y de la propia Constitución. Ya me entendéis: el que pueda hacer, que haga”, indica.

Los errores que propiciaron la huida de PuigdemontVídeo: A. NIETO

El 8 de agosto del año pasado, a primera hora de la mañana, el expresident irrumpió en la previa del pleno de investidura de Salvador Illa y desplegó un plan preconcebido para acaparar el protagonismo de la jornada. No fue por el contenido de su discurso, breve y sabido, sino por su repentina desaparición en medio de un acto en el centro de Barcelona donde la Guardia Urbana contabilizó a más de 3.000 personas. Junts afirmó que fueron 10.500. En la misma calle donde está la sede del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), la más alta instancia judicial de Cataluña, Puigdemont se subió a un escenario, habló a sus fieles, recogió una ovación y se esfumó montándose en un coche blanco.

En el escrito que ha publicado este viernes, Puigdemont reivindica que, tras siete años de no poner los pies en Cataluña, cumplió con el compromiso que había asumido durante la campaña electoral catalana de regresar el día en que se constituyera el Parlament. “Lo hice en el lugar y la hora anunciados”, subraya.

Insiste en que su intención siempre fue volver para asistir al debate de investidura en el Parlament. Puigdemont se había presentado a las elecciones catalanas liderando la lista de Junts per Catalunya pero su candidatura sucumbió ante la del PSC y Salvador Illa. Lo que pasó después de dar un breve mitin dice que “ya lo sabe todo el mundo”, y justifica su huida como una manera de responder a la “maquinaria represora del Estado español”. Un año después de aquello dice que la represión “no se ha frenado”.

El presidente de Junts reitera que aquel día quería acceder a su escaño, “al margen de lo que luego hubiera podido pasar”. Desde su entorno siempre se ha manifestado que existía el convencimiento de que acabaría detenido, pero que ese era un precio que el expresident supuestamente estaba dispuesto a pagar si antes tenía la oportunidad de acceder al interior del Parlament. “Era consciente del enorme riesgo y la elevada probabilidad de que yo acabara detenido y enviado a Madrid para ser encarcelado de manera provisional”, explica.

Indica que el férreo dispositivo policial que había aquel 8 de agosto en las inmediaciones del Parc de la Ciutadella le dio pistas para intuir que el acceso a la cámara sería imposible: “hubiera sido como entregarme voluntariamente, cosa que no ha entrado nunca en mis previsiones ni intenciones durante estos casi ocho años de exilio”. Puigdemont sigue: “Si el Estado español pensó que tenía el deber de impedir mi acceso al Parlament, yo tenía el deber de evitar mi detención”. Señala que su fuga fue una suerte de denuncia pública de la “anomalía democrática grave” que son las trabas judiciales al despliegue total de la ley de amnistía. Puigdemont debería ser uno de los beneficiarios del perdón judicial pero sigue en Bélgica. Alega que, durante su aparición semiclandestina en Barcelona, buscó airear las disfunciones en la aplicación de la amnistía: “hacía falta darle un foco muy grande dada la pasividad del presidente del Gobierno a la hora de denunciar lo que es literalmente una actitud golpista del Supremo”.

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Sobre la firma

Marc Rovira
Corresponsal económico de EL PAÍS en Cataluña, encargado de seguir la información relacionada con la actualidad empresarial y política. Licenciado en Derecho, durante una etapa en la prensa local trabajó en Girona y en Tarragona. Ya en EL PAÍS, tuvo un paso por la sección de Deportes, cubriendo el Mundial de MotoGP. Colaborador en la SER y en TV3.
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