Volar a una altura de paro cero
Desde diseñar aviones y drones hasta dirigir un aeropuerto, tras el esfuerzo y el difícil acceso a la formación aeronáutica hay ocupación asegurada


Hasta abril de este año, los aeropuertos gestionados por Aena transportaron a 90.891.745 pasajeros. Un 5,2% más que el curso pasado; una cifra colosal. Hay tres grandes aeródromos en España: Adolfo Suárez Madrid-Barajas —que está ampliando el estudio Carlos Lamela y la ingeniería Ayesa— y su torre de marfil, la T4, por la que durante 2024 pasaron 66,19 millones de personas; Josep Tarradellas Barcelona-El Prat —sin consenso para la ampliación—, que sumó 55,03 millones de almas al total, y el aeropuerto de Palma de Mallorca, que añadió —cuando se acerca el estío— 33,29 millones de viajeros.
Este es un país que vuela y sus profesionales, ya sean ingenieros o gestores, tienen más demanda que nunca ya que ahora, además, tocan el firmamento con la ingeniería aeroespacial. Ad astra, hasta las estrellas. “Tienen un currículo diversificado, más que algunas ingenierías concretas como la informática; poseen la adaptabilidad al universo de la consultoría y una elevada capacidad de resolver problemas”, explican desde la consultora McKinsey. Y añaden: “Suelen ser carreras con una nota elevada de acceso, por lo tanto los currículos son muy buenos”.
El curso pasado la puntuación de corte en Gestión Aeroespacial en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), uno de los centros de referencia, fue de 10,86 sobre 14. Al año concluyen unos 55 egresados y, al menos en la capital, han logrado la paridad entre hombres y mujeres. La empleabilidad, apunta Pablo Torrejón, profesor asociado de la UAM en la asignatura de Dirección de Aeropuertos, es del 90%. El grado en Gestión Aeronáutica es oficial desde el curso 2011-2012. Acorde con su web, dura cuatro cursos, 240 ETCS (créditos) y cuesta unos 1.166 euros al año, la primera matrícula. Esta derivada de la ingeniería forma parte del campus de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. ¿Paro? El máster de Formación Permanente en Gestión de Servicios de Navegación Aérea (60 créditos y 10.000 euros en la opción presencial) ignora el desempleo y encaja dentro de la Universidad Politécnica de Madrid.
Enfoque híbrido
El grado en Gestión Aeronáutica de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) tiene un enfoque híbrido pero forma parte de la Escuela de Ingeniería. Mezcla asignaturas propias de la Ingeniería Aeronáutica tradicional con Derecho Aeronáutico o Psicología. Desde 2009 lleva siendo público y este año el 53% son chicos y el resto chicas. “Todos comparten una característica: son unos apasionados de la aviación”, narra Xavier Verge, coordinador del grado. Las salidas profesionales —cita Verge— son un viento de cola. Drones, planificación, control de la tripulación, investigación e incluso operadores logísticos. Nota de corte, 8,12; unos 65 egresados anuales, 240 créditos y cuatro cursos. El precio ronda los 4.500 euros.
De la UAB a la Politécnica de Cataluña, en cuyos encerados Miquel Sureda es profesor de la Escuela Superior de Ingenierías Industrial, Aeroespacial y Audiovisual de Terrassa. “El perfil parte de ser muy buenos estudiantes”. La nota de corte vuela: 12,85. Tienen dos grados: Tecnologías Aeroespaciales (60 plazas y 240 créditos) y Vehículos Aeroespaciales (mismos requisitos). Y una de las maestrías más interesantes (dos años y 120 créditos) es Ingeniería Aeronáutica. El docente desgrana las salidas con facilidad: dirección y construcción de infraestructuras aeroportuarias, sistemas de navegación, diseño de aeronaves, ingeniero de propulsión (motores) y la “especialidad estrella”, destaca: el mundo aeroespacial. Mujeres (20%) hay pocas. “Hacemos bastante esfuerzo por incorporarlas, insistiendo en el lado humano, pero sí no lo ven, hay que aceptarlo”, admite Sureda.
La Universidad de León (ULE) imparte el grado de Ingeniería Aeroespacial (cuatro cursos, 240 créditos) con la media de corte (12,7) más alta entre las ingenierías de Castilla y León. En el estirón ha contribuido que el primer astronauta español, Pablo Álvarez, embarcado en la Agencia Espacial Europea, proceda de estas aulas. “Son estudiantes con muy buenas notas en bachillerato y les mueve todo lo que gira en torno a la aviación y el mundo aeroespacial”, resume Diego Domínguez, coordinador del grado. De sus 60 plazas solo un 25% lo ocupan mujeres. Escasean en unos estudios con salidas claras en lo privado: desde el diseño de aeronaves hasta gestión, lanzamiento de satélites o mantenimiento de instalaciones aéreas. En la Administración hay lugar en el Ejército del Aire. El precio (en primera matrícula) ronda los 1.000 euros por curso. En paralelo vuela el máster en Ingeniería Aeronáutica: año y medio, 90 créditos. ¿Trabajo? En Aena o Enaire. “Casi todos los directores de aeropuertos son ingenieros del sector”, recuerda Domínguez. Desempleo es una palabra desaparecida del diccionario. Otras opciones. La Universidad de Vigo también cuenta con su máster en Ingeniería Aeronáutica (30 plazas, dos cursos, 120 créditos) en su campus de Ourense.
De vuelta a Madrid, la Universidad Europea imparte un grado en Ingeniería Aeroespacial en Aeronaves. Fuselaje idéntico: 240 créditos, cuatro cursos. El precio no lo avanzan. Definen un perfil de alumno con curiosidad por saber “cómo se hace”, además de “riguroso, responsable, creativo”. Conviven 31 nacionalidades; el 75% son hombres y la tasa de empleabilidad es del 89,5%. Se aprende a diseñar y dirigir proyectos de fabricación de aeronaves, calcular órbitas, utilizar hardware y software de aviónica, seguridad aérea, misiones de satélites y sistemas de control. Como en casi todas estas formaciones (salvo Cataluña), el idioma básico es el inglés.
Estreno del grado en Satélites
Casi es un telegrama. La Escuela de Telecomunicaciones y Aeroespacial de Castelldefels (EETAC), en la Universidad Politécnica de Cataluña, ofrece un grado en Ingeniería de Sistemas Aeroespaciales con dos menciones al final de los cuatro años: Ingeniería de Aeronavegación e Ingeniería Aeroportuaria. La nota de corte es 11,2. También añaden un doble grado de Ingeniería Aeroespacial e Ingeniería de Telecomunicaciones. Son cinco años. A cambio de dos títulos y una nota de entrada de 11,4. El paro ni se nombra. Una novedad. “Hemos lanzado este año el primer grado en Satélites de Europa”, observa Fernando Mellibovsky, profesor de la escuela.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
