Una enfermería pujante a pesar de las carencias
La especialidad goza de popularidad en España a pesar de las mejorables condiciones laborales y una regulación profesional anticuada


Cada curso se repite la misma historia. En este último se ha calculado que tres de cada cuatro jóvenes que quisieron optar al grado de Enfermería (cuatro años extensibles a ocho, si se hace doctorado) se quedaron fuera por falta de oferta. Y ello a pesar de que la nota de corte ronda el 11, aunque hay facultades que la reducen hasta el 7,5, caso de algunas en Asturias. Se trata de un déficit paradójico, dada la necesidad que tiene el sistema sanitario español de estos profesionales, de los que un 84% son mujeres.
Para llegar a la media de la UE (8,3 auxiliares por cada 1.000 habitantes) se estima que nuestro país debería contar con unas 100.000 personas más ejerciendo, lo que supone duplicar el acceso universitario. Este desajuste repercute, lógicamente, en la calidad del trabajo —muy variable según cada comunidad autónoma—, lo que explica el puñado de reivindicaciones que también viene de lejos. Porque se da otra paradoja: los salarios no resultan acordes a tal sobrecarga ni, por tanto, les blindan, de ahí la rotación.
La encuesta publicada por el Ministerio de Sanidad al inicio de 2025 sobre la situación de la Enfermería en España cifra en un 39,5% los trabajadores que quieren abandonarla en la próxima década, lo que ha encendido las alarmas ante la alta previsión de jubilaciones que hay a la vista. Casi 50.000 en todo el Estado, indican desde el Instituto Español de Investigación Enfermera (IE) del Consejo General de Enfermería (CGE), un dato que la OCDE eleva hasta las 64.000. En cuanto a la cantera, la última promoción universitaria aportó 10.200 titulados desde centros públicos, frente a unos 4.500 de los privados.
“Para que la primera crezca hay que hacer más esfuerzo, pues la enseñanza privada va a más. Confiamos en el compromiso ya para el próximo curso, igual que el año pasado se ampliaron las plazas para los médicos. Es importante aprovechar la vocación y el buen nivel formativo que hay. Es una carrera muay atractiva porque el abanico para su aplicación es enorme: ámbito hospitalario, atención primaria, empresa privada, industria farmacéutica, docencia, gestión, investigación, etcétera. Con un desempleo residual del 1%”, comenta Diego Ayuso, secretario del CGE, quien también reconoce la otra cara de la moneda: “Casi todos los desempeños se siguen realizando como hace 40 años, sin el desarrollo competencial deseable. De ahí que muchos se vayan al extranjero y no solo por el dinero, que también”, añade. Un recién egresado, apunta, cobra en torno a 1.700 euros en la sanidad pública y unos 1.400 euros en la de pago. “Eso, sin considerar turnos especiales y extras”, matiza, siendo las variaciones de horarios otra constante.
“No hay paro, pero la temporalidad es tremenda, incluso se hacen contratos por días y semanas. Se puede y debe trabajar mejor, sobre todo porque somos referente en nivel de estudios. No nos podemos permitir que 8.000 profesionales trabajen fuera”, coincide Cristina Nieto, portavoz del Sindicato de Enfermería (SATSE). Eso sí, insiste mucho en que las mejoras y aumento de ratios deben ser graduales, para “mantener nuestra excelencia educativa”. No en vano, la tasa de rendimiento en estos estudios —relación porcentual entre los créditos superados y los matriculados, 60 de asignaturas de formación básica, 168 de obligatorias y 12 de optativas— es del 92,9%, por encima del 79% promedio. La Universidad de Barcelona sigue encabezando el ranking CYD de estos estudios, y las propuestas académicas de países de habla inglesa son las mejor valoradas. Sin embargo, la especialización no acompasa las buenas estadísticas por más que los másteres y posgrados para ello proliferen.
La vía TCAE
Las conclusiones del informe ministerial mencionado, hecho con una muestra de 55.000 profesionales, traslucen que, a pesar de la alta cualificación, apenas un 9,5% reportó que trabaja en algo acorde a su formación como especialista, y entre los generalistas solo un 66,23% tenía contrato fijo. Como añadido, tal y como viene reclamando Lucía de Luis, presidenta de la Asociación Española de Estudiantes de Enfermería (AEEE), siguen faltando especialidades como Críticos y Urgencias. La encuesta también arroja información sobre aquellas áreas con mayores carencias: geriatría, familiar y comunitaria y salud mental, con una demanda que va a más y que reclama manos.
Entre quienes más saben de rotaturnos y precariedad figuran los Técnicos Auxiliares de Enfermería (TCAE), que en dos años alcanzan el grado medio —es el único ciclo de 1.400 horas, ya que el resto sube a 2.000 o más— con acceso desde la ESO y FP Básica. Como testimonio el de Nuria L. Miguel, que a sus 55 años acaba de conseguir un contrato fijo en el Hospital General de Segovia, tras encadenar temporales desde 2005 plasmados en sus 30 hojas de vida laboral. “He hecho suplencias de todo tipo y duración, algunas de 24 horas. Ahora de noche, mañana de día, por supuesto findes…, recorriendo muchas áreas hospitalarias; así hasta que Europa sancionó por incumplimientos y logré que, tras la covid, que dejó patente la trascendencia de nuestro trabajo, me dieran una interinidad. Pero he mejorado por méritos acumulados, cursos que a veces abonamos de nuestro propio bolsillo, puesto que dan puntos para la bolsa de empleo”, comenta.
Desde AETESYS, la asociación que los representa, su presidenta, Elvira González, subraya “la conveniencia de adaptar una formación que no ha revisado funciones desde el año 73, así como de regular la aparición de tanta academia, incluso online, cuando la presencialidad es fundamental para las prácticas”. La mayoría suponen un mínimo de 3.000 euros por título.
En el caso de los estudiantes de grado, para asegurar plaza y empleo público hay que opositar como Enfermero Interno Residente (EIR), cuya preparación suele sumar otros dos años de hincar codos. Todo por una profesión con más de 200 años ya de andadura oficial.
Cambios a la vista
Estamos en un momento de cambio y apertura tanto para la enfermería como para los técnicos auxiliares. Estos últimos están expectantes, “pues ahora ya incluidos en el Comité de Cuidados creado por el Ministerio ya aspiramos a mejoras competenciales”, asegura Elvira González, presidenta de AETESYS. Lo cierto es que el nuevo “Marco de los cuidados”, así como la negociación del estatuto que regulará a todos los profesionales públicos ha aumentado el optimismo sobre mejoras pendientes.
Tras la encuesta que hizo el Gobierno sobre el panorama de Enfermería, se ha culminado otra sobre TCAE que arrojará también luz en unos meses. Y, se espera, que también zanje debates entre colectivos profesionales, como el actual sobre la prescripción de medicamentos por unos y otros (médicos y enfermeros). “Tampoco hay tanto conflicto como se cree. Trabajamos en equipo, tan solo hay que definir bien las competencias”, cree Diego Ayuso, del Consejo General de Enfermería.
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