La doble traición tras una infidelidad de tu pareja con tu mejor amiga: “Es un cortocircuito emocional”
El comportamiento de la denominada ‘ami-enemiga’ (aunque no es exclusivo de las mujeres) suele estar motivado por carencias emocionales profundas y una necesidad de validación a través de la conquista. La persona afectada no solo pierde a su compañero sentimental, también siente que ha sido despojada de su espacio de apoyo

Marta R., de 53 años y divorciada desde hace dos por una infidelidad de su ahora exmarido, se lio con el chico con el que estaba su mejor amiga, Patricia S. ¿Por qué lo hizo y, sobre todo, por qué su amiga ha sentido una devastadora sensación de traición que le cuesta superar? “Enterarme me produjo un sentimiento muy extraño de culpa y de no entender nada, durante semanas me sentí paralizada y bloqueada, sin poder entender por qué estaba así. Lo que más me llamaba la atención es que mi ira no era hacia él, sino hacia ella. Sentí que la traición era mucho más grave y no entendía por qué”, explica Patricia.
Este tipo de traición tiene una carga emocional doblemente devastadora: se pierde a la pareja y a la amiga. “El dolor más profundo no proviene de él, sino de ella, de esa figura en la que una depositó confidencias, secretos, apoyo y lealtad”, explica Lara Ferreiro, autora de los libros Adicta a un gilipollas y Ni un capullo más y experta en terapia de pareja.
¿Qué lleva a una amiga a traicionar así? Desde el punto de vista psicológico, según explica Ferreiro, “el comportamiento de una ami-enemiga suele estar motivado por carencias emocionales profundas”: “No hablamos de una simple atracción pasajera, sino de una necesidad de validación a través de la conquista”. Seducir a la pareja de una persona cercana “confirma que son más deseables, más atractivas o más poderosas; no lo hacen por amor, lo hacen por inseguridad. Se sienten inferiores a su amiga y le intenta arrebatar lo que más quiere, a su pareja, para ganar la guerra silenciosa”, añade. Este tipo de conducta “revela una estructura emocional frágil, traumatizada de la amiga traidora, donde el valor personal está en manos de la comparación y la competencia. La ami-enemiga no desea realmente al hombre, sino el poder de quitarlo”, sostiene la autora.
La también psicóloga explica que en consulta ha trabajado con mujeres que han estado en los dos bandos de este tipo de traición. “Necesitan validarse constantemente a través de la atención masculina, y más aún si esa atención estaba previamente dirigida a otra mujer que consideran un espejo o una rival”, asegura. Hay un elemento narcisista: “Si yo consigo que él se fije en mí y no en ti, yo gano. Y hay también, en ocasiones, un trasfondo de venganza silenciosa: envidia acumulada, resentimientos nunca verbalizados o viejas heridas no resueltas entre amigas”, asegura.

El dolor de la mujer traicionada: duelo doble
Cuando una mujer descubre que su amiga se ha liado con su pareja o alguien con el que ha estado ella previamente, experimenta una forma intensificada de traición. “No solo pierde a su compañero sentimental, también siente que ha sido despojada de su espacio de apoyo, la amiga solía ser su refugio emocional… y ahora es parte del problema”, explica Luis Miguel Real, psicólogo experto en adicciones. La víctima, sostiene el experto, considera que lo más desconcertante de una traición no es el acto en sí, sino la persona que lo comete porque “cuando alguien que tú considerabas de los tuyos cruza la línea, el dolor no solo se clava: descoloca”.
En psicología esto se trata como un gran duelo, ya que, explica Real, “es como si te cambiaran las reglas del juego a mitad de partido, sin avisarte. Duele, pero no como cuando te rompen el corazón por amor, esto va más allá: es un cortocircuito emocional”. No es solo, el psicólogo aclara que “activa un tipo de dolor muy particular: el que viene cuando lo que se rompe es la sensación de seguridad interpersonal”.
“Si durante años alguien ha estado a tu lado, escuchando tus historias, acompañándote en los momentos malos, riéndose contigo de cualquier tontería... lo natural es que tu mente la etiquete como zona segura. Como alguien con quien puedes bajar la guardia”, explica el experto. Cuando una de esas personas hace justo lo contrario de lo que uno esperaba, el sistema colapsa. “Todo lo demás entra en duda, tu cerebro empieza a revisar todo con lupa. Se activan pensamientos automáticos, en bucle, que te arrastran a reinterpretar todo lo vivido bajo la nueva luz de la traición. Y eso genera una angustia tremenda”, asegura. Por eso, el dolor suele ir más dirigido hacia la amiga que hacia la pareja: “En esta historia, él podía haber sido un capullo más, un error, un tío más que no cumplió expectativas; pero ella, no. Ella era parte de tu estructura emocional”.
¿Y los hombres, también traicionan?
Estas conductas no son exclusivas de un género. “Se ha retratado a las mujeres como protagonistas de rivalidades afectivas, los hombres también cometen este tipo de traiciones”, explica Lucía Torres, psiquiatra y experta en consulta de pareja en Tranquilamente, aunque “las motivaciones son diversas, y no siempre conscientes; algunos sienten una atracción genuina por la pareja del amigo; otros persiguen el vértigo de lo prohibido o experimentan una satisfacción narcisista al ganar al amigo-rival, como si conquistar lo ajeno confirmara su valía. Y están quienes, simplemente, no otorgan suficiente valor a la honestidad y la lealtad”, explica.

En muchos casos, detrás de estas conductas hay dinámicas más profundas: “Personas atrapadas en la fantasía de que todo está al alcance si se desea lo suficiente, incapaces de renunciar a un deseo en favor de otros más importantes, como la amistad o la integridad”, sostiene Torres. En otros, agrega la psiquiatra, “se activan patrones inconscientes más complejos: no haber resuelto el conflicto edípico, por ejemplo, puede llevar a un hombre a repetir escenarios infantiles de rivalidad o seducción, proyectando en el amigo o la pareja una figura paterna o materna, y reeditando antiguas heridas en el presente”.
Las preguntas y el sentimiento erróneo de culpa
Para Real, es natural hacerse muchas preguntas —“Si me ha hecho esto ella, ¿qué puedo esperar de los demás?”—: “Esa voz interna que duda de tu valor no tiene razón, no eres menos por haber sido traicionada, no eres ingenua por haber confiado, no eres tonta por no haberlo visto venir”.
Cuando una persona prioriza su necesidad de validación por encima de la lealtad, “el daño que causa no tiene que ver contigo, sino con ella, con sus carencias, su falta de compromiso y su egoísmo”, puntualiza el psicólogo. “El problema no lo generaste tú, esa parte es importante entenderla, porque muchas veces, ante una traición, buscamos explicaciones autoculpabilizadoras dentro. Nadie debería tener que protegerse de una amiga”.
El sentimiento de traición, además, “no es solo de tristeza, es una combinación compleja de rabia, culpa, miedo, desconfianza, vergüenza y confusión porque no sabes cómo colocar la experiencia, no hay un manual que diga qué hacer cuando tu persona de confianza se convierte en la fuente del dolor”.
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