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Un juicio rápido para destripar las finanzas de un pastor evangélico

Un religioso de Madrid costeó su vida, se compró una casa, un chalet para su hijo y una furgoneta presuntamente con fondos de fieles, entre los que estaba el jugador del Atleti Jackson Martínez

El juicio contra el pastor evangélico Tomás Gómez, de 74 años y originario de México, por apropiarse supuestamente de cerca de medio millón de euros provenientes de donaciones de fieles ha quedado visto para sentencia este martes en la Audiencia Provincial de Madrid. En cuestión de cinco horas, entre declaraciones de denunciantes, testigos y la del propio acusado, han quedado al descubierto las irregulares finanzas de una congregación cristiana que ha proliferado exponencialmente en los últimos años en la región y que solo en la Comunidad de Madrid cuenta con cerca de 1.200 sedes, 450 de las cuales han surgido en los últimos cinco años. El principal donante de esta iglesia, la Iglesia Evangélica Bautista de Sierra Oeste (IEBSO), era el exjugador del Atlético de Madrid Jackson Martínez. Pero según sus declaraciones, su funcionamiento financiero es extrapolable a otras sedes de Madrid y de España.

Cuando Gómez llegó a España en 2001 compró una casa, “como ya había hecho en otros países”. Estaba en el municipio de Sevilla La Nueva, al suroeste de Madrid, ha relatado este martes. Era un dúplex con semisótano que pagó con las donaciones “de miembros de la iglesia de Estados Unidos y México” y que hizo su residencia, según ha contado el mismo. “Mi vivienda se convertía en el edificio de la iglesia cada domingo”, ha justificado el pastor a las preguntas de su abogada. Según él, en el semisótano se celebraban las reuniones para la difusión del evangelio y de la biblia, y en el salón y las habitaciones de la parte de arriba se daban clases a los jóvenes.

“Nuestra iglesia está basada en la confianza en la persona, en este caso en el pastor, nuestra iglesia es la gente, no los edificios ni las casas”, apostillaba su hijo, Eliseo Gómez, también pastor de jóvenes en la misma congregación. Él, Eliseo, adquirió otro chalet en Boadilla del Monte en diciembre de 2019 —valorado en más de 600.000 euros—. Unos 260.000 euros para pagar esa vivienda salieron también de las donaciones de los fieles, que previamente le transfirió su padre desde su cuenta.

“Era el proyecto de otra sede, para hacer crecer a nuestra congregación”, ha justificado Eliseo, que ha reconocido que vive allí desde entonces porque es su residencia particular. En ella, según ha relatado, también se celebraban reuniones y se ha acogido a miembros de la iglesia y a misioneros venidos de otros países.

Para la Fiscalía ha quedado acreditado por los extractos contables que el pastor Tomás Gómez transfería directamente a su cuenta personal los ingresos que iban a parar a la cuenta de la iglesia. Lo hizo en pequeñas cantidades (múltiples compras en comercios y restaurantes); y en grandes cantidades (con transferencias de más de 50.000 y de 90.000 euros) a partir de 2016, cuando el jugador de fútbol Jackson Martínez, fichado por el Atleti, se convirtió en el donante capitalista de esta congregación de apenas unos 50 miembros.

Aunque la iglesia tenía titularidad jurídica, tanto el pastor Tomás Gómez como su hijo Eliseo pusieron ambos inmuebles a sus respectivos nombres y así han seguido hasta el día de hoy. Ni uno ni otro han sabido justificar por qué ambas viviendas eran legalmente de su propiedad si pertenecían teóricamente de la iglesia. De hecho, para hacer frente a un embargo de Hacienda, el pastor Tomás Gómez vendió la suya recientemente.

“Siempre se ha hecho así, se busca una sede que suele ser una casa, y se adquiere, en este caso le preguntamos a la asesora jurídica de la FEREDE [Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España] y nos dijo que era mejor y más sencillo ponerla a nuestro nombre”, han asegurado padre e hijo, que además apostillaban que todas las transacciones se hacían con el conocimiento y la firma del tesorero de la iglesia, ya que la firma era mancomunada.

De igual modo, compraron una furgoneta de 35.000 euros y la pusieron a nombre del pastor, “pero era para uso comunitario, la usaba todo el que la necesitaba, también alguno de los hoy denunciantes”, han señalado padre e hijo en sus sucesivas declaraciones.

El ahogo de la pandemia

La armonía en la Iglesia Evangélica Bautista de Sierra Oeste (IEBSO) se acabó en 2020, con la pandemia por la Covid. Las tensiones económicas hicieron mella en más de uno de los miembros de la congregación y en sus negocios. Algunos acudieron al pastor para pedirle préstamos de dinero ante el ahogo financiero que padecían. Sin embargo, éste les negó la ayuda. Las desavenencias económicas terminaron en una denuncia colectiva contra el pastor por presunta apropiación indebida por la vía penal. Desde entonces, y tras una supuesta votación telemática, el pastor ya no es pastor de la iglesia y no ha habido acuerdo económico posible entre las partes.

“Todos sabían en que se empleaba el dinero porque se contaba en las reuniones de los domingos en la iglesia, incluso a veces se elaboraban informes que mostraban los ingresos y los gastos”, insistió el pastor, cuya defensa se ha basado en tratar de mostrar que todo se hacía de manera “transparente” y a la vista de todos. “También Jackson estaba al corriente porque yo se lo contaba todo por teléfono”, ha añadido.

Jackson Martínez ha declarado también este martes que, aunque él le dio libertad y confianza al pastor Tomás Gómez para usar sus donaciones (un total de 416.000 euros) como considerase oportuno —incluso lo dejó firmado por escrito—, siempre pensó que todo el dinero que él aportaba a la congregación era empleado en actividades de la iglesia y así le pidió que fuera cuando se enteró de las denuncias de los otros miembros. No obstante, Jackson nunca ha solicitado la devolución del dinero.

El juicio, que la presidenta del tribunal ha dirigido a alta velocidad, invitando a que se prescindiera de testigos e incluso con un receso en el que se han celebrado otras dos vistas rápidas, ha quedado visto para sentencia.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".
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